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Hoseok llega a la clase emocionado, mirando directamente hacia el fondo del salón para poder encontrarse con la mirada de Yoongi como diariamente venía ocurriendo, pero en cambio, únicamente encuentra una silla vacía.

Le parece bastante raro, Yoongi no le había respondido los últimos mensajes que le había enviado, e incluso cuando el mayor normalmente hacia eso, le pareció raro que no le avisara que ese día no iba a ir.

Al día siguiente ya no le pareció coincidencia, y empezó a asustarse. ¿Por qué Yoongi tampoco había ido ese día a clases?

Le llamó un par de veces, pero este sonaba y sonaba, aunque nadie del otro lado atendía.

Decidido, apenas terminaron las clases, fue directamente al apartamento del mayor, quien aún no había dado señales de vida.

Cuando esta frente a la puerta, duda si tocar el timbre del apartamento o no.

¿Será demasiado atrevido de su parte? Quizás quería estar solo, y este estaba rompiendo con eso. Tampoco quería parecer loco, y menos un insoportable. No quería que Yoongi pensase así de él.

Pero estaba preocupado, ¿Y si de verdad le había pasado algo? ¿Y si había tenido un accidente y había quedado inmóvil en algún lado? ¿O incluso encerrado en alguna de las habitaciones? ¿Cuantos días podría vivir en ese estado? ¡Pudo ya haberse muerto desangrado!

Rápidamente toca el timbre, tantas veces que le termina doliendo el dedo índice.

Minutos pasan y nadie parece querer responder.

Cuando finalmente estaba decidido a romper la puerta de alguna manera, del otro lado aparece la figura del mayor, con los pelos parados y los ojos entrecerrados. Había estado durmiendo.

Antes de que pudiese decir algo, el celular de Yoongi suena en su mano.

-¿Qué mierda...?- Susurra el castaño antes de atender, volviendo su mirada a Hoseok. Su cara cambia apenas segundos después.

Hoseok se congela al ver como el rostro del mayor cambia rotundamente. Unos ojos que se encontraban brillosos por recién haberse despertado, desaparecen ante su vista por unos sin luz, sin vida.

Yoongi deja caer su celular de la mano, y sus piernas se sientes adormecidas repentinamente. Por suerte, Hoseok es más rápido y llega justo antes de caerse, tomándole fuertemente entre sus brazos. Siente que el menor estaba hablando, gritando más bien, pero él no escucha, solo un pitido infinito que no lo deja pensar, que no le deja procesar nada más que las palabras que segundos anteriores había oído escuchar por parte de su madre.

Su tía había muerto. Se había ido.

Hoseok se siente preocupado por como esta Yoongi, e intenta hacerle reaccionar de alguna forma, pero nada es posible, Yoongi se encuentra en otro lado. Aun así, encuentra sus ojos, y cuando ambos se miran, al mayor se le escapan las lágrimas. Sus ojos lloran pero nada más de su cara se mueve. Hasta segundos después, en donde parece haber caído, y no puede soportar ese golpe.

Hoseok en un estado de completa estupefacción, reacciona rápidamente llevándolo hacia el sillón del living, para ahí, hacerle sentar un poco más cómodo. Por suerte su apartamento estaba en la primera planta.

Quiere ir a buscarle agua o aunque sea unos pañuelos, pero Yoongi no le deja, porque en algún momento se aferró a su torso tan fuertemente que Hoseok de vez en cuando sentía no respirar.

El pelirrojo se queda ahí, sin saber que decir, sin saber qué hacer. Pero se da cuenta rápidamente que no tiene que hacer ni decir nada más. Porque ahora Yoongi lo necesitaba, y con tenerlo ahí cerca de él ya era suficiente.

Cerca de la puerta, yace el celular tirado en el suelo, aun con la llamada en transcurso, en donde del otro lado había una mujer sorprendida ante la respuesta de su hijo mayor por la noticia que abruptamente le había dado.

E incluso aunque los doctores hayan dicho que su hijo tendría problemas para hacer mostrar sus sentimientos, en ese momento, por primera vez, se dio cuenta que eso no era tan cierto.

¿En qué momento decidió que tenía que romperle el corazón a su hijo para sacar algo de él? ¿Para darse cuenta de que su hijo estaba vivo y que tenía sentimientos? ¿A qué extremo había llegado?

Corta la llamada, sin saber que más pensar.






Las horas pasaron y Yoongi había dormido cada una de ellas.

Cuando finalmente despertó, notó que no estaba solo en aquella cama. ¿Cómo había llegado a la cama?

Siente un movimiento en sus cabellos, incitándolo a seguir durmiendo, pero prefiere abrir los ojos y contemplar lo que fuera que estaba tranquilizándole absolutamente.

Apenas abre los ojos, ve a Hoseok que queda paralizado, dejando de mover sus dedos sobre el cabello de Yoongi, y se colora rápidamente.

-L-Lo sien- Habla rápidamente el menor entrecortado.

-Sigue, por favor- le interrumpe Yoongi, volviendo a cerrar los ojos instintivamente, acomodándose un poco más en su propia cama.

Hoseok se sonroja un poco más pero aun así asiente, y vuelve a hacerle masajes a Yoongi.

Cuando el mayor tocó la cama, automáticamente dejó de llorar y a los pocos minutos ya se había puesto a dormir. Hoseok se había sorprendido ante esa rapidez, y no pudo evitar sentarse a su lado. El verlo tan pacíficamente, como ya lo había visto contadas veces, le trajo mucha tranquilidad a su persona, y no pudo evitar acostarse a su lado e instintivamente empezar a tocar su cabello. No pensó en las consecuencias de esa acción.

Pero jamás creyó que el mayor le iba a incitar a continuar aquel toque. Creyó que le iba a decir que se retirara, o que no volviese a hacer algo así en su vida.

Pero ahora que la respuesta había sido tan diferente a como se la imaginó, piensa por qué él creyó que Yoongi respondería de tan mala forma.

El mayor jamás le había tratado mal, más allá de un par de veces al principio pero Hoseok entendía por qué lo había hecho. Tampoco lo había hecho con la intención de herirle. ¿Por qué creyó que esta vez sería diferente?

Puede ser que la imagen que circulaba en su clase del mayor no fuera la más favorable, y lo habían tachado de mala persona simplemente por no estar sonriendo todo el día.

Y se sentía muy estúpido por creer en aquellos prejuicios, cuando Yoongi era como un pequeño gatito que le gustaba que le hicieran mimos.

Se acomodó un poco mejor en la cama, aun observando los parpados del mayor, que se tensaban cada vez que sus dedos rozaban algo punto sensible en su nuca.

Cuando Yoongi volvió a abrir los ojos tiempo después, Hoseok no retiró su mano de la cabeza, ni apartó los ojos de los suyos.

El castaño no había podido concentrarse en nada más que en los ojos de Hoseok, ni siquiera se había dado cuenta que horas antes había estado llorando por la muerte de la persona quien más lo había apoyado durante toda su vida.

Cuando cayó en eso, una lágrima se le escapó, y Hoseok por un segundo dejó de tocarle.

Yoongi notó como las facciones de Hoseok se habían acomodado para hacerle sentir, de cierta forma, empatía. Sintió que incluso aunque en este momento su mente le estaba torturando, que esa tortura podía llegar a ser abatida si el pelirrojo estaba ahí, mirándole y haciéndole mimos.

-¿Podrías acompañarme al funeral?- pregunta el mayor de la nada, y Hoseok sin dudarlo asiente en respuesta. Yoongi sintió que su pecho se ablandaba- Gracias...

-No tienes nada que agradecer- susurra el menor, volviendo a mover sus dedos en sus cabellos.

Asleep [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora