Capítulo 18

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-Quien es?-Dijo enojado Aaron.

Cada segundo que se demoraba mas la persona en responder me dolia mi parte.

-Soy Harry,estas ocupado?.

-Si y demasiado despues hablamos-Rio este.

Cuando se escucho el portazo que significaba que Harry se habia ido Aaron me miro nuevamente.

-Esto se esta poniendo caliente-Dije graciosa,sabia que esto tendria consecuencias pero no me importaban para nada.

Empiezo a desabrocharle el botón del pantalón y mis nudillos rozan su sólida erección provocándole una sacudida. Cierra los ojos con fuerza. Le bajo la cremallera lentamente, deslizo la mano por dentro de sus bóxeres y me abro paso a través de la masa de pelo rubio oscuro. Se estremece y levanta la mirada hacia el techo. Los músculos de su pecho se contraen y se relajan y no puedo evitar inclinarme hacia adelante y pasarle la lengua por el centro del esternón.

-Kate, deberías saber que una vez que te posea, serás mía.

Estoy demasiado embriagada por la lujuria como para darle importancia a ese comentario.

-Hummm... -murmuro contra su piel mientras dibujo círculos con la lengua alrededor de su pezón y saco la mano de sus calzoncillos. Agarro el elástico y los hago descender por su perfecta cadera. Su erección se libera como un resorte.

«¡Madre mía, es enorme!» La punta, hinchada y húmeda, me está señalando. La exclamación involuntaria que escapa de mi boca delata mi sorpresa. Fijo mis ojos en los suyos y descubro un atisbo de sonrisa formándose en sus labios. Eso demuestra, para mi vergüenza, que mi reacción no le ha pasado inadvertida.

Retrocede, se quita los zapatos y los calcetines y aparta los pantalones y los bóxeres de sus tobillos. Mi atención se centra en sus muslos fuertes y definidos. Empiezo a babear ante la imponente magnificencia que se yergue ante mí en todo su esplendor. No puedo evitarlo.

Haciendo acopio de lo que me queda de confianza, me inclino lentamente hacia adelante y empiezo a acariciarle la cabeza con el pulgar mientras observa cómo lo explora mi mano. Cuando le envuelvo la base con la mano, vacilante, veo que el contacto hace que se estremezca.

-Joder, Kate -resuella, y entonces me toma los labios y la boca con vehemencia mientras yo empiezo a acariciar su erección a un ritmo lento y constante, aumentando la velocidad cuando siento que su boca se aprieta cada vez más contra la mía. Su mano se oculta entre mis piernas y, con un leve roce de su pulgar sobre mi clítoris, me veo catapultada de nuevo al séptimo cielo de Aaron. Dejo escapar un gemido en su boca. Él me muerde el labio.

—¿Estás lista? —me pregunta con urgencia.

Me limito a asentir, porque mi capacidad de hablar me ha abandonado.

Despega la mano de entre mis muslos y me aparta de su palpitante excitación. Con un movimiento estudiado, me coloca las manos en el trasero, me levanta y me penetra con su ansiosa prolongación. «¡AU! ¡Joddder!» —¿Estás bien? —jadea. —Un segundo. Necesito un segundo. Lo rodeo con las piernas mientras grito de placer y de dolor. Sé que ni siquiera ha llegado a metérmela entera. Pero es enorme, joder.

Me muevo un poco y me apoyo contra la pared. El frío de las baldosas no me molesta lo más mínimo mientras intento adaptarme a la enormidad de Aaron. Él apoya su frente en la mía. Deslizo las manos por su espalda empapada de sudor mientras él permanece quieto unos instantes para darme tiempo a acostumbrarme a la intrusión.

Jadea y se retira de mi cuerpo muy despacio para volver a entrar a un ritmo pausado y constante. Esta vez se adentra más en mí y su inmenso tamaño hace que la cabeza me dé vueltas.

—¿Crees que tienes espacio para más? —pregunta con ansiosa necesidad.

¿Más? Pero ¿cuánto más queda? «Puedo hacerlo, puedo hacerlo», me repito una y otra vez mientras me adapto a su tamaño y respiro para relajarme. Cuando noto que lo tengo controlado, empiezo a besarlo lentamente, arqueo la espalda y alzo los pechos contra su tórax. Entonces empujo hacia adelante, haciendo más profunda la conexión.

-Kate, dime que estás lista -susurra sin aliento.

-Estoy lista. -Jamás había estado tan preparada para algo en mi vida.Tras mi respuesta, empieza a salir y a entrar en mí con más fuerza. Yo

suspiro y muevo las caderas hacia adelante para aceptarlo mientras él gruñe de agradecimiento y repite sus rápidas embestidas una, y otra, y otra vez.

-Ahora eres mía, Kate-suspira mientras se hunde deliciosamente en

mí. Yo inclino la cabeza hacia adelante para apoyarla contra la suya—. Toda mía.

Con un movimiento rápido, se retira y entra del todo. Yo grito. Ya no me duele y estoy disfrutando de cada segundo. Lo agarro de los hombros mientras aumenta las embestidas, se estrella contra mí y me golpea el cuello del útero. Aúllo de placer cuando reclama mis labios y me mete la lengua en la boca con avidez mientras nuestros cuerpos, empapados de sudor, colisionan y resbalan. Estoy a punto de estallar en mil pedazos. ¡Joder! ¡Nunca me corro con la penetración!

-¿Vas a correrte? —jadea en mi boca. —¡Sí! —exclamo, y le clavo los dientes en el labio inferior. Él se queja. Sé que le he hecho daño, pero estoy fuera de control. —Espérame —me ordena embistiéndome con más fuerza. Grito y me agarro a él desesperadamente en un intento de retrasar el orgasmo, pero no funciona. ¿Cuánto le falta? No puedo más. Después de tres ataques más, grita: —¡Ahora!

Y yo estallo ante su orden, echo la cabeza hacia atrás y grito su nombre mientras siento que su líquido caliente se derrama en mi interior.

Él me agarra hasta que nuestros cuerpos quedan totalmente pegados y hunde el rostro en mi garganta.

—¡Jodddderrrrr! —gruñe contra mi cuello. El largo gemido de satisfacción que escapa de mis labios expresa a la perfección cómo me siento ahora mismo. Estoy totalmente satisfecha.

Él ralentiza las arremetidas para que ambos comencemos a descender de nuestras maravillosas nubes y yo lo retengo con fuerza. Mis músculos internos se contraen a su alrededor mientras él traza círculos suaves con la cadera.

- Mírame —me ordena suavemente. Inclino la cabeza para mirarlo y suspiro de felicidad mientras él analiza mis ojos. Vuelve a mover la cadera y me planta un beso en la punta de la nariz—. Preciosa —se limita a decir mientras me coge de la nuca y me acerca hacia él para que mi mejilla descanse sobre su hombro. Me quedaría así para siempre.

Mi espalda se separa de la fría pared y Aaron me traslada hasta el lavabo, todavía dentro de mí, palpitando y dando sacudidas. Sale de mí y me coloca sobre el mármol. Me agarra la cara entre las palmas de las manos y se inclina para besarme. Sus labios permanecen pegados a los míos en una muestra de afecto absoluto.

—¿Te he hecho daño? —pregunta con la frente arrugada de preocupación.

Yo me deshago al instante. Quiero asfixiarlo entre los brazos, en serio. Lo abrazo con todo mi cuerpo, y me aferro a él como si mi vida dependiera de ello. Él entierra la cara en mi cuello y me acaricia la espalda. Es la sensación más relajante que he experimentado jamás.

-No nunca lo harias-Dije sin mas....

Daylight [2-IDH] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora