The 1975

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Maraton 7/7

Previamente:

Adiós a mis ilusiones de llevar la voz cantante.

Sabe lo que quiere y cómo lo quiere.Una vez más, él tiene el poder.

—Joder, Kate. Tienes una boca increíble. —Vuelve a embestirmemientras me sujeta con sus fuertes manos y me acaricia el pelo con calma al mismo tiempo.....

*************

He querido follártela desde la primera vez que te vi.

No estoy segura de si debería ofenderme o sentirme halagada por el comentario. Así que, en vez de pensarlo, saco los dientes y los arrastro por su piel tensa cuando se retira.

—¡Dios, Kate. Métetela toda! —grita, y empuja de nuevo con fuerza

—. Relaja la mandíbula.

Cierro los ojos y absorbo el asalto. Si no fuera tan excitante, sería bastante brutal. Es agresivo con su poder, pero tierno con las manos. Tiene el control absoluto.

Después de varios increíbles ataques más, siento que se hincha y que palpita en mi boca. Sé que está a punto. Una de sus manos se desplaza hasta la base del tronco, se retira un poco para apretársela con firmeza y se la acaricia arriba y abajo con ansia. Yo rodeo, lamo y absorbo el glande

hinchado mientras él toma bocanadas de aire cortas y rápidas.

—¡En tu boca, Kate! —me grita.

Envuelvo su erección con los labios y coloco una mano sobre la suya en el momento en que me derrama su semen caliente y cremoso en la boca.

Lo recojo. No se escapa ni una gota. Trago con él todavía dentro de mí y miro hacia arriba. Ha echado la cabeza hacia atrás y grita al vacío; es un alarido grave de satisfacción. Aminora el ritmo de las embestidas de sus caderas, que adoptan un ritmo más perezoso, las últimas oleadas de su orgasmo. Lamo y chupo los restos de tensión. He saldado mi deuda.

Tiene el pecho agitado y me mira con los ojos verdes nublados. Se inclina para levantarme y sellar mis labios con un beso de agradecimiento absoluto.

—Eres asombrosa. Voy a quedarme contigo para siempre —me informa al tiempo que me cubre la cara de besos pequeños.

—Es bueno saberlo —respondo con sarcasmo.

—No intentes hacerte la ofendida conmigo, señorita. —Su frente descansa contra la mía—En el trabajo me has dejado estupidamente celoso y con ganas —dice con calma.

Ah, me estoy disculpando por haberlo dejado con las ganas. Eso me cuadra, pero ¿me pagará ahora por todas sus transgresiones? Lo que acabo de hacer debería darme asco, pero no es así. Haría cualquier cosa por él.Es broma,me dio un poco de asco.No,fue delicioso,no lo se.

Levanto los brazos y le apoyo las palmas de las manos en el pecho para disfrutar de sus tonificados pectorales.

—Pido disculpas —susurro, y me acerco para darle un beso en un pezón.

—Llevas encaje. —Me rodea con los brazos—. Me encanta cómo te queda.

Me levanta del suelo y automáticamente le rodeo la estrecha cintura con las piernas. Recoge mis bártulos y su camiseta del suelo y me saca en brazos del ascensor.

—¿Por qué encaje? —pregunto.

—No lo sé, pero póntelo siempre. Llaves, en el bolsillo de atrás.

Paso el brazo por debajo del suyo en busca del bolsillo y saco las llaves. Después, se vuelve para que pueda abrir la puerta. Entramos y la cierra de un puntapié en un segundo. Tira mis cosas al suelo y me lleva al piso de arriba. Podría acostumbrarme a esto. Me lleva de aquí para allá como si fuera poco más que una camiseta sobre sus hombros.

Daylight [2-IDH] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora