Capítulo 3

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Adrian

Layla sigue entre mis brazos y no quiero dejarla ir pero no la puedo obligar a mantenerla aquí.

-¿Quieres comer algo?- pregunto separándome un poco.

-La verdad es que no. Quiero darme un largo baño porque los del hospital no son los mejores.

-Ve entonces.

-¿Me acompañas?- dice buscando mi mirada.

-Claro.

Me levanto y luego la ayudo hacer lo mismo. Luna ha salido de la habitación a buscar comida y nosotros nos dirigimos al baño.

Ella comienza a desnudarse, mientras yo salgo a buscar ropa para ambos. Cuando regreso ella ya esta en la regadera mojando su cuerpo y yo me apresuro a entrar con ella.

Ya la habia visto desnuda, pero no puedo dejar de observarla en estos momentos.

-¿Puedes dejar de verme asi? Me pones incomoda.

-Como sino conociera ya tu cuerpo.

Nos enjabonamos, y mientras el agua corre por nuestros cuerpos me acerco a su cuerpo por detras y beso su hombro tiernamente.

Da la vuelta para quedar de frente a mi, enrrolla sus brazos en mi cuello y me besa.

Tomo su cintura y la acerco aun mas a mi, dejo su boca y recorro su cuello. No es el momento para hacer esto, asi que regreso a sus labios y esta vez es lentamente.

-Es hora de salir.- me dice, recuperando el aliento.

-Lo se.

Nos secamos y vestimos rápidamente, no quiero que mi mamá piense que estoy pasandome de la raya con Layla.

-¿Que quieres de comer?

-¿Pollo?

-Para ti, cualquier cosa.

Layla

Después de todo lo que hice. No puedo creer que él y su mamá sean tan buenos conmigo.

Bajo a cocinar pollo para mi, mientras yo arreglo un poco mi cabello. En estos momentos estoy bien, pero no se mañana si volvere a los mismos pensamientos de antes.

Cuando me llama, bajo al comedor donde esta todo ya servido.

-No debiste, pude hacerlo yo.

-Pero quise.

Me siento y el hace lo mismo al lado. Como lentamente, mientras observo mis brazos cubiertos ahora por dos enormes cicatrices. ¿Como las ocultare?

-Son horribles.- susurro.

-No es verdad, son igual de hermosas que tu.

Después de esto, permanezco en silencio y cuando termino me levanto bruscamente, lavo mis trastes y subo a jugar con Luna, la cual esta arriba de la cama.

-¿Dije algo mal?

-No.- contesto acariciando a mi perra.

-¿Entonces por que subiste asi?

-Porque estas cosas son feas. No tengo manera de ocultarlas a menos que use manga largas

-No tienes porque ocultarlas, ahora son parte de ti.

-Formaran parte de las cosas por las que burlarse de mi.

-Se burlaran si tu te dejas. Aceptalas, aceptate a ti.

-No sera fácil.

-Lo se y por eso mismo queria pedirte que fueras con un psicologo.

-No estoy loca.

-No dije que lo estuvieras, quiero que vayas para que hables con alguien que no sea yo, alguien que sepa como ayudarte y no te preocupes por el dinero, yo lo pagare.

-Lo pensare.

Pasamos un rato jugando con Luna, esa cachorra tiene un montón de energía. Hasta que se rinde y va a un rincon a enrrollarse y descansar. Adrian decide poner una película de esas que le gustan y no tengo mas remedio que verla con el.

-¿Quieres dormir ya?- pregunta cuando la película acaba.

-Dudo poder hacerlo.

-Intentalo.- dice tapándome con la delgada sabana.

-¿Me cantas algo como de pequeña cuadno tenia pesadillas?

-No tengo la mejor voz, Layla.

-No importa, anda. Hazlo por mi.

Veo como se acuesta a mi lado y yo recargo mi cabeza en su pecho.

-Cierra los ojos.- me pide y obedezco.

-... "Dame vida y dame aliento, que yo ya perdi el conocimiento. Solo quedate un momento, hasta evaporarnos en el viento...

...No hay motivos para decirnos adios tan pronto... Sigo vivo, creemelo mi amor, no soy tan tonto...

....Si tu quisieras esta noche ir a bailar, un chachachá.... Yo te puedo enamorar..."

Esto es lo que escucho antes de quedar profundamente dormida.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora