Jasón se encontraba aun observando la pantalla sin parpadear, su boca entre abierta aún sin creer lo que sus ojos habían presenciado. El silencio sepulcral y la tensión que te asfixiaba con el peso mismo. Observo como los ojos de Jasón se posaron sobre el con clara incredulidad, como si esperara que en cualquier momento Dick saliera de algún rincón de la habitación gritando caíste.
Pero esto era la cruda realidad que les tocó presenciar, la vida cruel donde este tipo de noticias que ves en la televisión día con día pensando que tú nunca serás participe de ello.
Que esa mujer violada y descuartizada en los noticieros no será tu madre, aquel joven en estado de ebriedad que se ahogó no era tu mejor amigo, el edificio que se derrumbó matando a todos en su interior no era el de tu primo y ese niño abusado... no era tu pequeño hermano.— ¿Qué?... ¿Qué mierda era eso? —La voz de Jason tembló al hablar, incluso el tono de voz fue tan bajo que le costó trabajo escuchar la pregunta.
—Jay...
— ¡QUÉ MIERDA ERA ESO! —El grito que soltó fue tan fuerte que realmente dejó sus pulmones secos, ¿Cómo podía explicar lo que acaba de pasar? Cuando ni a él mismo le habían dicho la verdad aún.
—Jason. Tranquilízate —Lo siguiente que pasó realmente no lo esperó. Las manos de Jason se cerraron fuertemente sobre su playera levantándolo hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo, y su espalda se estampó dolorosamente contra la pared.
— ¿¡CÓMO MIERDA ME PIDES QUE ME TRANQUILICE!?
—Jason, ¡Si no te tranquilizas no puedo explicarte que mierda está pasando! ¡Ahora, bájame maldita sea! —Las manos de Jason dejaron de sostenerlo provocando que cayera de culo al suelo.
—Tienes cinco minutos, antes de que salga a volarle los putos sesos al bastardo del vídeo —Observó cómo Jason sacó una cajetilla de cigarros de su bolsillo, lo que denotaba que realmente se encontraba mal, después de todo Jay solo fumaba en momentos de mucho estrés, después de todo el odiaba el olor a cigarro.
Estuvo a punto de reclamarle por ponerse a fumar en su maldita habitación, pero en lugar de eso pidió uno para él, necesitaba con urgencia la maldita nicotina en su sistema.
Le contó todo lo que sabía hasta el momento. Obviamente saltándose la parte en la que le practicó una felación al menor para después meterle los dedos en el culo.
Le contó sobre los maltratos de su formación, las marcas que tapizaban su cuerpo de arriba a abajo y lo que más le dolía... El abuso sexual que sufrió Damian a temprana edad, y de la tóxica adicción al sexo que tenía su hermano pequeño de tan solo 13 años de edad.
La cajetilla de cigarros que reposaba sobre su mueble se encontraba vacía. Sus ojos ardían, hinchados y rojos por las lágrimas que había soltado durante la narración. Le remuerde la conciencia hablar de lo descubierto, expresó todas sus preocupaciones, las dudas y los temores que llenaban su cabeza.
Porque, aunque intentará ser fuerte y fingir que tenía todo bajo control, la verdad es que tenía miedo. Miedo a perder a Damian en aquel mundo oscuro, miedo a lo que podría pasar en un futuro si no lo ayudaba ahora, miedo de que la situación lo superara y miedo a solo arruinar más las cosas.
Jason en ningún momento interrumpió el relato, solo se encargó de encender y fumar los cigarrillos de la cajetilla. Pero por el claro temblor en sus manos al llevar el cigarro a su boca sabía que estaba muy afectado por la situación.
Después de todo nadie quiera descubrir que el pequeño bastardo de Damian. El nieto de Ra's Al'ghul, tenía por madre a una de las criminales más letales del mundo y era hijo de sangre de Bruce Wayne, a quien todos los que llevaron el traje de Robín consideraban un padre. Era duro descubrir que ese engendro es víctima de abuso sexual, psicológico y violencia, desde quién sabe cuándo tiempo.
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Sucio
RandomTim empieza a notar comportamientos extraños de parte de su hermano menor Damián, nadie parece tomarle la debida atención después de todo el menor siempre a sido alguien extraño. Sin darse cuenta entra a un terreno desconocido donde intentará ayudar...