¿Dónde estás?

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No recuerda cuántas veces en estos meses ha despertado sin saber dónde está, con el dolor en sus huesos y su cabeza dando vueltas, sus oídos captan el canto del electrocardiograma recordándole que aún vive. Las luces del área médica le dan de lleno en la cara, dándole la bienvenida al infierno en la tierra.

Cuando logra que todo se quede en su lugar, es cuando los recuerdos se abren paso en su conciencia, los momentos efímeros en los que el tiempo se detuvo, el pánico plasmado en aquellos jades. Y él cayendo, cayendo sin poder alcanzarlo.

Arranca como puede los cables de su cuerpo a tirones, desesperado de ese maldito pip que resuena cada vez más rápido. Hasta que logra arrancar el correcto quedando en un constante pitido aumentando la migraña.

Siente la cabeza pesada, le arden los ojos. Lleva sus manos al área con mayor dolor, y nota que una venda cubre gran parte de su cráneo, busca un poco más y rápidamente aleja las manos del área afectada por el dolor.

Nota en su mano los residuos de sangre, lo que no le resulta raro después de caer tres pisos directo al suelo. Revisa su cuerpo buscando más lesiones notando que su pie izquierdo está vendado, no duele lo suficiente para ser una fractura, tal vez solo un esguince o fisura.

Ignora el el dolor en su cuerpo , las incesantes ansias de seguir durmiendo, y se traga las lágrimas que quieren escapar.

Ya lloró lo suficiente, ya lamentó los sucesos pasados. Es tiempo de actuar.

Camina tragándose todo, listo para ponerse su traje y salir a buscar a Damian. Pero donde deberían estar sus cosas no encuentra nada. No está su cinturón, sus armas, su equipo, todo se encuentra vacío.

Golpea el locker lleno de frustración, soltando un grito de desesperación. ¡No puede perder más tiempo! Abre como puede todos los cajones, arrojando toda la mierda que contienen, buscando algo de utilidad.

—Joven Timothy. No debería estar fuera de la cama —La voz de Alfred calmada pero aun así llena de reproche retumba en sus oídos, pero ahora no es el momento adecuado.

—Alfred, ¿Dónde están mis cosas? —Intenta responder con la voz más tranquila que puede en esos momentos.

—Joven Timothy, debe seguir en reposo absoluto, sufrió una contusión cerebral y tuve que aplicar puntos en su —En aquellos momentos dejó de escuchar, las pulsaciones en su cráneo no hacen más que aumentar y la nula paciencia se termina por destrozar.

-¡DONDE MIERDA ESTÁN MIS COSAS ALFRED!- grita con la desesperación palpable en su voz.
no tiene tiempo para esto, no puede seguir perdiendo el tiempo, no puede dejar que sus ojos lloren una vez más.

Sigue buscando, sigue volcando todo y sigue sin encontrar nada. Quiere arrancarse la piel de la desesperación, su cuerpo pide a gritos cafeína y siente que todo en cualquier momento va a colapsar.

Toma lo que puede, guardándolo en los bolsillos de su pantalón. Su teléfono celular, un comunicador, uno de la multitud de gancho, algunas bombas de humo y una pistola aturdidora.
Ignorando las palabras de Alfred. Avanza al primer vehículo que se cruza en su mirada. No tendrá traje, no está armado y no tiene la mejor condición. Pero eso no le impedirá buscar a Damian.

Damian...

¿Dónde se refugiaría el chico en la sola y fría ciudad que es Gotham?

¿En qué lugar estaría escondido el niño que intentó asesinarlo por un traje de colores brillantes?

¿Dónde estaría el niño que murió a la orden de su propia madre?

¿Se encontraría a salvo el niño al que se le ha quitado todo?

SucioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora