Capitulo 2

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-¿!Pero que demonios¡?-Dije soltando una mordida a la mano que me sujetaba, él soltó un grito ahogado y me miro conmocionado.

-¿!Qué te pasa¡?-Dice sosteniéndose la mano a la que le brotaban pequeñas gotas de sangre.-¿¡Estas loca!?

-¡No lo estoy! ¡Pero no es normal que alguien venga y te ataque de esta forma-Digo. Mi voz sonaba áspera, estaba furiosa con él.

-Bien, cálmate ya-Dice con voz más tranquila, su mano aun sangraba, me empecé a sentir un poco mal por el. No deberías. Me dije a mi misma. Me removí un poco incomoda en mi lugar. Esquivé su mirada.

-Es bueno volverte a ver-Dice con una sonrisa débil en el rostro, parecía cansado, agotado de todo lo que ha pasado, como todos. Aun recuerdo su ligero olor particular, no su perfume, ni su desodorante, si no su aroma propio, eso con el que me bañaba cada vez que lo abrazaba.

-Creo que...lo mismo digo-Digo un poco insegura, definitivamente me sentía mal, y no por su mano, el verlo era un sentimiento ya conocido, un pozo que yo creía haber cerrado

-Siento haberte mordido-Digo con la cabeza cabizbaja.

-No te disculpes, no debí haberte tapado la boca en primer lugar, no es un buen comienzo-Dijo, se rasco la sien, algo muy típico de el.-¿Dónde haz estado, Leila?-Me estremecí al escuchar mi nombre en sus labios. Pareciera que hace milenios que no lo había escuchado decir mi nombre, se siente... raro.

-En todos lados-Fue mi única respuesta, me miro incrédulo.-Viajo mucho.

-Igual yo-Dijo, su mirada estaba llena de tristeza, de nuevo vi ese cansancio. No imagino por lo que a tenido que pasar él, no soy la única que a perdido a mis seres queridos.

-Lo lamento-Digo

-Yo también-Me responde.

No hacía falta explicar más, los dos entendíamos a lo que nos referíamos, "Lo lamento", lamento que hayas perdido a tu familia, lamento que estés solo, lamento toda la basura de mundo en el que vivimos.

A pasado tanto tiempo, cuando lo conocí yo tenía 16 y el 20, estuvimos juntos casi un año, desde el primer día hasta el último estuve enamorada de él, me entregue de todas las maneras que pudieran imaginarse, creí que eramos el uno para el otro, hubiera dado todo por él, pero creo que al final yo no fui suficiente, no le dí lo que quiso, simplemente no lo hice feliz, y eso me parte el corazón, el saber que yo fui la culpable de que él dejara de amarme. 

Me cegué, por que creí que a pesar de tantas peleas, tantas discusiones, él y yo podríamos estar juntos, ya había planeado un futuro con él, y cuando me dejo todo lo guarde en un cofre, todas esas aspiraciones a su lado, las oculte en mi mente. 

No me alegraba verlo, porque aunque aceptemos o mas bien finjamos que lo hemos superado, el dolor sigue ahí, punzando con una pequeña espina en un costado, me sentía culpable, por que sigo creyendo que yo fui la causante de todo, yo fui la que causo que quisiera irse de mi lado, lo perdí por mi estupideces. Y aunque hayan pasado ya casi cuatro años, no podía superarlo, fue la primera persona que ame incondicionalmente. Y que temo decir, sigo amando.

Lo deje quedarse en la cabaña, él en una esquina y yo en otra, tan distantes, como si nunca hubiéramos estado tan cerca... 28 de diciembre a las 11:58 de la noche, Tyler y yo estábamos en mi cuarto solos, él subió esa noche por mi ventana, algo que me revolvió el estomago del susto, él me rodeaba con su brazo derecho la cabeza y con el izquierdo me cubría, mientras tomaba mi cintura con cautela, mi mano sube y baja por su espalda, como dando un hermoso recorrido, la mirada la tiene clavada sobre mi, siento como me acaricia el pelo, quisiera cortar aun más esa inevitable distancia que separa nuestros labios, él se acerca un poco más y me besa la frente con dulzura. "Duerme" Es lo único que escucho antes de caer en un profundo sueño.

-Esta amaneciendo-Le digo pateando débilmente su pie.

-Bien, bien, 5 minutos más-Dice ignorando mi intento de despertarlo.

-Quédate entonces-Digo saliendo por la vieja puerta.

Escuche como salio corriendo de la cabaña, apresurando el paso para alcanzarme.

-Vaya que madrugas-Dice en un tono un tanto bromista, lo cual me enoja.

-No pierdo el tiempo-Digo crudamente. No le dirijo la mirada ni por un momento.

-¿Y a dónde te diriges?-Dice colocándose la mascada en el cuello.- ¿No tienes frío?

-A la ciudad más cercana-Digo sin voltear a verlo, ignoré su segunda pregunta.

-¿Estas loca?-Dice y lo fulmine con la mirada.- ¡Te mataran!

Se me fue la respiración al verlo con atención. Cabello alborotado, las únicas dos cosas que no olvide de él, fueron sus ojos color miel y su sonrisa, eran las cosas que más me gustaban de él. Contrólate Leilanie.

-Llevo 5 ciudades y no lo han hecho, así que no tengo miedo-Digo comenzando a caminar de nuevo y con más rapidez. Quería dejarlo atrás.

-Bien, te acompaño, pero debes dejarme enseñarte algunas cosas para defenderte-Dice,y en seguida continuo.- Eres débil para pelear con otros. Recuerda que si hubiera sido otro en la cabaña, te habría matado fácilmente.

- ¡No soy débil! -Grito enfadada. - ¡No sabes por lo que he pasado, sobreviví demasiado tiempo sola!

-¿Y algunas vez tuviste que defenderte de alguien o algo? -Dice con una sonrisa burlona, juro que es la sonrisa más bella que haya visto jamás.

-Pues,... No. Pero...-No sabía que más decir, mi táctica todo este tiempo fue evitar a las multitudes, esconderme como una niñita asustada....

-Ese es mi punto, no podrás seguir viva por mucho tiempo, déjame ayudarte. Además no entiendo por que sigues viajando cuando podrías haberte conseguido un lugar permanente. ¿Qué es lo que buscas?

Me quede pasmada, no podía procesar todo lo que acababa de decirme. Tiene razón, me estoy dirigiendo a una muerte asegurada. Pero tengo que encontrar a mi hermana. Debo hacerlo.

- Te hice una pregunta Leilanie. ¿Qué es lo que buscas?

No puedo más, debo decírtelo a alguien.

-¡A Melanie! ¡Busco a Melanie!

Tyler se quedo sin palabras.

- ¿Tu hermana?

-El día que nos fuimos de mi casa a buscar un mejor refugio, ibamos caminando en la carretera, junto a una multitud que buscaban lo mismo que nosotros, paz...

-Pero eso fue hace tanto tiempo...., Melanie debe estar...

-Muerta, lo se.- Siento como toma mi mano, se lo permito.- Hay algo en mi que cree todavía en que ella está viva. No se cómo podría estarlo, pero...

Fue demasiado, justo en ese momento de que quebró la voz, no pude hablar más.

Las lágrimas comenzaron a resbalarme por las mejillas, él se acerco más a mi y me abrazo. Sentí como sus brazos me presionaban contra él. Y por un momento sentí como todo el peso de mis hombros se desvanecía por al menos unos segundos. Yo no lo abracé, solo me quede quieta dejando que me apretara con un poco de fuerza, como uniendo los trozos quebrados.

-¿Me dejarás ayudarte? -Me susurro al oído.

-Si. -Conteste sin pensar, aun yo entre sus brazos.

Crónicas de una Sobreviviente: Tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora