IX

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Hoy era jueves 30 de octubre, víspera de Halloween. Hoy las clases terminaron temprano y todos los estudiantes debían decorar el gimnasio para una fiesta de disfraces mañana.

El gorila en todo el tiempo que pasó, ha estado diferente. Ha estado más civilizado, en el sentido de no ser un macho alfa. Además de que seguía enojado conmigo por la estupidez de darle una oportunidad a Jeon, además de estarlo evitando por el beso de aquél día. Yaehee por otro lado ha estado odiosa, persiguiendo a Yoongi por todos lados diciéndole:

Bebé, yo te amo. Volvamos juntos.

Min por supuesto que la rechazaba por todos lados, si lo perseguía al vestidor de chicos esté la detenía frente a la entrada y la rechazaba.

Amy estaba muy contenta. Ahora es la novia de su crush: Seokjin. Ella nunca me dejaba sola y cuando lo hacía Marco estaba conmigo. Amy Lee iba a combinar disfraz con su novio, yo posiblemente no iría.

- Vamos Youngnie, que debes ir - me reprochaba Amy Lee.

- No quiero, además vas a combinar disfraz con Jin. Eso es traición - inflé los mofletes. Amy Lee los apretó.

- ¿Ay amiga qué te cuesta combinarte con Min? - Mucho en realidad.

- Muchísimo - me quejé.

- Tengo una idea ¿Qué tal si los cuatro nos combinamos los disfraces? - no era mala idea.

- ¿Qué idea tienes en mente?

- ¿Alicia en el país de las Maravillas?

- ¡Yo soy Alicia! - dije rápidamente.

- ¡Venga ya! ¡Yo quería! - protestó Amy Lee causándole risa a Seokjin.

- Oye Jin; ¿No crees que se vería mejor en una reina de corazones? - asintió este.

- Tú me vas a maquillar - dijo Amy Lee decidiendo.

- Es un trato justo - dije asintiendo.

Yo era clavada a Alicia, pero no era rubia, ni de ojos azules pero si era pequeña y tenía cara de ángel. Yoon apareció donde estábamos nosotros, nos saludó y al parecer había escuchado casi todo.

- ¿Qué vas a ser tú, hyung? - preguntó Yoongi.

- Creo que del gato Cheshire - miró a Amy Lee y esta le sonrió.

- Yo voy a hacer de el conejo blanco - decidió por su cuenta.

- Oye ni siquiera te invitamos - protesté.

- No importa tu y yo, vamos a ser pareja de disfraces y ellos también. No te fresees florecita - en serio me saca de quicio.

- Ya que...

- Vamos - me tomó del brazo.

- ¿A dónde? - dije con el tono suyo.

- A un lugar - me siguió el juego.

- No - volví a imitarlo.

- Ves. Vives amargada, no quieres ir a ningún lugar conmigo - había decepción en su voz.

- Vamos.

Él feliz y yo con cara de desgano, fuimos caminando hacia la salida del gimnasio. En el estacionamiento se nos cruzó Yae-tonta y se echó encima de Yoongi.

- Yoonie, bebé. Deja de ser tan inmaduro y vuelve conmigo - Min la separó de él.

- No.

- Ay bebé, sabes que si quieres - siguió Yaehee.

- Él ha dicho que no, Yaehee ¿No lo escuchaste? O los aretes grandes no te dejan escucharlo bien.

- ¡Ah! Casi no te conocía, cadáver - se burló - Lo he escuchado, pero yo consigo lo que quiero y tú - me señaló - no eres nadie para impedirlo.

- ¡¿Serás?! Él ha dicho que no quiere nada contigo ¿Acaso crees que con esta conversación podría cambiar de opinión? - reí - No me hagas reír. Solo eres una persona que porque piensa que es rica sólo puede obtener lo que quieres.

- ¡Claro que soy rica! Tú pobretona, con tus arapos y ropas baratas; ¿A quien pretendes engañar?

- Cariño, las personas no son lo que parecen - le dije.

- Mira esto, es una tarjeta de crédito dorada. Nunca las has visto; ¿Cierto? - me dijo y yo me burlé.

- ¿Tienes una tarjeta dorada? Mira esto - saqué mi monedero de la mochila y le enseñé mi tarjeta de crédito - ¿Ves esto? Es una tarjeta negra y aún así no voy presumiendo por ahí el dinero. No recuerdas a mí padre; ¿Verdad?

- Su padre es el empresario más exitoso del país ¿No lo recuerdas Yae-tonta? - Yoongi habló esta vez.

Yaehee hecha humos se fué de la escena lanzando maldiciones al aire. Min y yo reímos. Él se dispuso a abrir el auto y yo hice lo mismo. Salimos de los territorios de la escuela y estuvimos por casi toda la ciudad, parecía que no teníamos un rumbo fijo. Empecé a preocuparme.

- ¿Min? ¿A donde vamos? - le pregunté preocupada.

- A un lugar florecita, calla - me dijo manteniendo la vista al frente.

- ¿Es otra de tus artimañas para violar? ¡Sabía que no debía confiar en tí! ¡Sé que me vas a violar! -  chillé.

- ¡Joder! ¿Solo piensas en violaciones? No te voy a violar - gritó y me asusté.

- No tienes que gritarme, comprende que estoy asustada. No es normal que los amigos secuestren a otros - protesté.

- No te estoy secuestrando.

- ¿Ah no? Espero que no me lleves a uno de esos almacenes abandonados - finjo un escalofrío - eso sí es tétrico.

- Por enésima vez, no te voy a violar - volteé los ojos.

- Eso dices siempre y terminas encerrándome en: Armarios de conserjes, mi habitación, el auto - conté con mis dedos. Sentí que nos detuvimos y seguía discutiendo.

- ¿Podrías callarte? - me pidió.

- Pero por supuesto... - suspiró - que no. Cómo sea, creo que deberías cambiar tu estrategia. Deberías enfocarte en lo que las chicas le gustan. Cómo ser amable.

En ese momento Min me volteó la cabeza hacía la claridad del sol. Me cegó por un par de segundos, pero cuando recuperé mi visión pude ver la ciudad de Daegu y el sol volviéndose rojo con cada minuto que pasaba. Veías a las golondrinas volar sobre la ciudad. Cuando me dí cuenta donde estábamos miré a mi acompañante.

- Estamos en el mirador del Parque Aspan - le dije a Yoongi.

- Sí. Está muy bonito - suspiró mirando al frente.

Sus cabellos se mecían con el viento. Sus ojos brillaban rojizos por la puesta de sol, toda su cara brillaba. En ese momento, en serio que me asusté. Sentí mi corazón latir muy rápido al ver cada detalle de él. No me podía estar pasando esto. No sé en qué momento empecé a sentir cosas por este chico. Miré a otro lado nerviosa. A la cabeza me vino aquella vez que la que me besó en las gradas hace un mes o como los otros días sentí tanta valentía y le callé con un beso.

No sé cómo pero podía sentir la calidez de sus labios y su respiración. Me sentí muy nerviosa cuando me tomó de la mano y volteó mi cara hacia la de él. Me sentí nerviosa cuando entre abrió sus labios y se fue acercando.

- ¡Ah! ¡Mira qué hora es! ¡Hora de irme a casa! - él se rió de mi estúpida escusa.

- Vamos florecita.
















Se me fue el cliché con lo del dinero JUASJUAS

Pero no importa, ¿verdad?

Los amo bai, nos vemos!

My First Love Story × MYG |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora