DARKNESS | Riverdale

El Club de Medianoche

Un virus mutante y letal había llegado al ecosistema de Riverdale, y se propagaba como una epidemia. Por cada manual confiscado otros dos aparecían. Y los ingeniosos estudiantes de Riverdale High lo jugaban donde fuera. ¿Por qué? Porque para todos el juego era un escape de nuestra horrible realidad, una tierra de fantasía en nuestras manos. Y para nuestros padres, era una espantosa pesadilla.

Y por supuesto que era una espantosa  pesadilla, una que ellos mismos habían vivido   en carne y hueso hace ya muchos años. El Dr. Curdle Jr. revisó expedientes olvidados entre polvo y telarañas y encontró un "suicidio" bastante familiar, muy parecido al de los dos chicos víctimas de G&G. Alice Smith hablaría.

EL CLUB DE MEDIANOCHE

Era nuestro tercer año. No había celulares, Winona tenía a Johnny y todo olía a espíritu adolescente. El mundo era muy diferente, y éramos personas muy diferentes.

Entonces, yo era Alice Smith, la chica mala del otro lado de las vías y cabello envidiable, no tenía amigos...pero sí un enorme problema.

—Por favor, no, por favor, no— repetía la rubia con escote pronunciado encerrada en uno de los baños de la escuela sin querer mirar la prueba de embarazo en su mano derecha, aunque la respuesta era clara—. ¡Demonios!

La puerta fue tocada.

—¿Estás bien, Alice?— Hermione abrió la puerta sin esperar respuesta.

—Oye, no te metas, Hermione. Mejor vete a la iglesia.— Se notaba el enojo en su voz.

—¡Ay! Diablos, chica. ¿Estás...?

La Serpiente salió del baño chocando su hombro con la castaña y se acercó al espejo.

—Tal vez sea un falso positivo. Es muy común.

—Solo el tres por ciento, de hecho.— Se metió la chica que escribía en el espejo de al lado con labial.

—Nadie te está hablando, Sierra.— Acusó Hermione.

El rostro de Alice se tiñó de preocupación y desesperación.

—¿Y ahora qué voy a hacer? Intenté hablar con él, pero me dejó por una Vixen cualquiera— una carcajada amarga salió de su garganta—. Clásico de FP Jones.

—¿FP Jones?— Preguntaron las otras dos adolescentes sorprendidas.

Y era cierto, FP Jones tenía esa fama. No podías esperar nada de él.

Antes de un comentario sarcástico saliera de los labios de la joven Smith la puerta del baño se abrió y la pelirroja de pelo recogido y lentes entró.

—Vaya, vaya, vaya. Creí escuchar un alboroto— acomodó sus lentes con su dedo índice—. Sus pases, chicas.

Hermione estregó el papel al instante, Sierra se cruzó de brazos y Alice se apoyó en el lavabo.

—En tu trasero, Penelope.— Soltó sin pelos en la lengua.

—Siempre tan fina, Alice Smith. Dime algo— Penelope fingió intriga—, ¿ya naciste con esa boca o es algo que las madres sureñas enseñan a sus bebés bastardos?— Hermione y Sierra exclamaron con sorpresa ante el comentario cargado de odio.