Capítulo dieciseis

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[Por Crowley]

No comprendía que sucedía con ambos pero el ambiente estaba extraño o yo lo percibía así porque no sabía como describirlo... solo sé que la llevé a mi casa por primera vez y se maravilló al ver la vista de toda la ciudad por el ventanal que tenía, la observé un momento y me acerqué lentamente a ella para abrazarla lentamente por la espalda hasta dejarla entre mi cuerpo y el cristal. Emma se quejó levemente, aunque podría ser más un gemido por lo que besé su cuello de forma lenta y pude sentir como los latidos de su corazón aumentaron considerablemente, sabía que estaba disfrutando el momento tal cual lo hacía yo.

Echó su cabeza hacia atrás dejando más acceso a su cuello para poderlo besar, el perfume que llevaba puesto lo pude sentir al tocar su piel con mi lengua (pues originalmente soy una serpiente y así es como sentimos los aromas)

—Hueles delicioso— fue lo único que pude decir aún con mis labios en su cuello

—Mmmm, gracias— habló corriendo su cabello y moviendo un poco más su cuello, me mordí los labios ya que nunca había llegado a estas instancias con nadie y lo único que sabía era lo poco que había visto en las películas románticas, pero de todos modos no rompí el contacto de nuestros cuerpos

—Creo que te encanta la vista desde aquí— hablé en un susurro cerca de su oído mientras  desprendía el pequeño botón del vestido en su nuca

—Es maravillosa, me encanta— respondió como si estuviera hipnotizada por aquello por lo que aproveché y bajé el cierre de la prenda en su espalda baja, detuvo el vestido para que este no cayera de inmediato al suelo

—Eres hermosa, la más hermosa de todas— dije acercándome a su mejilla, ella giró su rostro y nos besamos por primera vez... fue cálido, húmedo y sexy, algo que me provocó escalofríos por primera vez así que continuamos besándonos hasta que dejó caer su vestido quedando con sus senos al descubierto, era la primera vez que veía esa faceta de Emma y me gustaba por no decir que me excitaba. Me quité la chaqueta en  lo que la rubia se giraba para quedar frente a mi, una vez más se lanzó a besarme mientras sus manos se apresuraban a desabrochar mi cinturón; su piel parecía arder bajo mis caricias pero pronto una imagen se me vino a la mente y la detuve, ella parecía confundida mientras me observaba

—¿Hice algo mal?— cuestionó cubriendo sus pechos

—No, eres maravillosa y me encantaría continuar esto pero siento que no puedo, perdóname— respondí sinceramente y me sentí un poco mal por ella, negó unos momentos 

—Comprendo— fue lo único que dijo luego. De inmediato fui en busca de unos pantalones y una camiseta para prestarle así se vestía

—De verdad lo lamento mucho, eres la primera en años  en venir aquí y casi llegar a ese punto— dije como pude

—No te preocupes, entiendo que no quieras hacerlo— respondió tomando con una manos la ropa y con la otra cubriéndose, le enseñé el baño para que se vistiera y en lo que la esperaba me senté en la cama por lo que me llevé las manos a mi rostro para cubrirlo; no podía creer que estuviera pasando esto. Emma me gustaba al punto de mostrarme como era en realidad, al punto de querer y desearla de una manera sexual pero al mismo tiempo sentimental... solo que ahora Aziraphale había vuelto a aparecer en mi mente para arruinarme el momento, aunque no solo a mi sino a Emma también. Se suponía que lo había superado por completo pero no entiendo que hace rondando mi mente, la chica de cabellos dorados salió vestida con mi ropa que parecía quedarle mejor que a mi por lo que le dije

—Lo siento, no era lo que tenía planeado— ella sonrió con algo de tristeza

—Todo esta bien, de todos modos ya me iré a casa— respondió yendo a buscar su vestido, me acerqué para tomarle la mano y pedir

La Encrucijada Del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora