La sangre reposaba en una pequeña poza sobre el reluciente piso...
El escenario se volvió escalofriante y perturbador. El aire olía a muerte, a sangre. No había más nadie, solo yo, y un cuerpo que ahora permanecía sin vida contra el piso.
Cocaína: No me ves que estoy aquí pendeja.
Bueno, Cocaína estaba conmigo, como siempre.
Todo se me hizo sin sentido. No entendía en absoluto el porqué, aún no lograba asimilarlo, aún no comprendía nada. ¿Y cómo comprenderlo?, nunca me lo imaginé.
El cuerpo estaba tendido en el piso, entre sus manos aún reposaba el arma, el arma que llenó un aire de muerte en la sala, el arma del suicidio.
Dí unos pasos acercándome a la perturbadora escena. La vi. Su rostro era un caos, su cuerpo se había manchado de caos. Ella se había dado un final. ¿El por qué?, no tenía idea, pero nunca lo imaginé.
Descansa en paz Jenny Derry.
La observé durante algunos segundos más, aún no podía creerlo. Mientras la observaba me percaté de un celular que también se encontraba en el piso.
Me dio intriga saber que contenía y sin pensarlo tanto lo tomé. Iba a encenderlo cuando la puerta de entrada calló a golpes, gritos y desesperación. Al parecer alguien con tanto miedo estaba tras la puerta, pero esa voz, yo la conocía.
Guardé el celular y corrí rápidamente hasta la puerta de entrada y abrí.
Era Daniel, el novio de Jenny. Su estado era un desastre. Tenía los ojos hinchados y llorosos, sus ojeras delataban que no había pegado ni un solo ojo durante toda la noche, su camisa de vestir estaba hecha un caos, la mayoría de los botones estaban sin abrochar, y no hablar de su cabello, parecía que se lo estuvo removiendo con desesperacion hasta quedar tan desordenado apuntando en todas direcciones. Y lo más notable, su olor. Su fuerte olor a alcohol.
Definitivamente algo estaba muy mal. Quizá él sabía lo que iba a pasar...
Al abrir la puerta él salió disparado hacia adentro de la sala, cuando se encontró con el cuerpo sin vida de Jenny, su rostro se llenó de completo horror. Cayó desplomado hacia el piso sin apartar su mirada de ella. Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y todo dentro y fuera de él se iluminó de destrucción.
Él se acercó a ella, y con las manos temblorosas le acarició el rostro, al tocarla él quebró en llanto, no pudo soportarlo y la tomó de la cintura mientras la abrazó fuertemente, le tomó el rostro nuevamente mientras dejaba pequeños besos sobre sus labios muertos. Él estaba destruido, su estado lo decía todo. Cada vez que miraba esa parte sensible que le había quitado la vida, él gritaba, sollozaba, y murmuraba lamentos. Cuando quiso tomarle la mano, notó el arma, al sentirla una furia se apoderó de él, se paró de golpe, tomó el arma con brusquedad, se giró a mí y me gritó:
—¡Porque lo permitiste!— me reclamó en un grito mezclado de furia y tristeza.
—Yo no tenía ni idea— defendí.
—Es cierto, solo yo pude imaginarme que esto podría pasar— dijo más para él mismo que para mí —solo yo pude haberlo evitado, y no lo hice ¡maldita sea!, ¡por mi culpa está muerta!, si hubiese venido antes, si yo—
—Tranquilo, nada es tu culpa— le interrumpí.
—Solo mírala— la señaló —ella está muerta, Megan. Y no volverá nunca. Yo lo pude haber evitado. ¡Yo la amo! y no voy a aguantar éste dolor, no podré vivir con la conciencia así, no podré dormir con alivio, me lamentaré toda mi vida, ella lo dijo, esa última llamada, me advirtió y me apuñaló con sus hirientes palabras. Sabía que era capaz, pero me rehusé a venir en el momento. Ahora vine demasiado tarde, ella ya se fue, me dejó solo, me dejó con un dolor que me desintegrará vivo, simplemente me destruyó— su voz se cortó. Tomó un largo suspiro mientras limpió una espesa lágrima que recorría su mejilla —Joder, yo amo a esa mujer, yo te amo Jenny. Perdóname, todo es mi culpa, nunca debí dejarte sola, te juré que estaría siempre para ti, te juré mi amor, te dije que serías mi esposa, yo quería una vida contigo, no miento ni exagero, eres la única mujer que quiero en mi vida, la única que conoció mis demonios, eres la única y si no eres tú, no es nadie, y si no estás tú, yo no tengo porque estar, si no está mi motivo, ¿cuál es mi sentido?, si te fuiste, yo también me voy— me dedicó una rápida mirada mientras se llevaba el arma apuntando a su cabeza.
En ese preciso momento mi cabeza estaba por explotar, aún no lograba asimilar el hecho de que Jenny se había quitado la vida, y créanme eso me había partido el alma, y verla en ese escenario en la sala de mi casa, era muy traumante, nisiquiera podía tener una reacción coherente, todo este asunto me tenía tan perpleja que no había procesado todo lo que estaba pasando.
Se me hacia difícil aceptar que esto es real, y sí que es muy real.
Estaba por presenciar otra muerte, y no, no iba a aguantar ver eso, no podía.
No sé cómo reaccioné tan rápido, pero por inercia llegué hasta Daniel, me aventé sobre él queriendo evitar a toda costa que realizara esa estupidez, nunca permitiría que Daniel hiciera eso, y con todo esto, mucho menos. No tuve tiempo de pensar el fallos o en algo, solo lo hice. Mis manos aterrizaron sobre sus brazos quitándoles el apunte, y nuestros cuerpos cayeron desplomados y...
—¡Pammmm!
El sonido de la bala hizo eco en toda la sala. En esos momentos ya estaba tan paranoica, mis manos estaban temblando, solté los brazos de Daniel que aún seguía reteniendo y aún estando encima de él lo tomé del rostro y le dí muchas cachetadas muy fuertes y con furia.
—¡Reacciona idiota!, ¡¿cómo se te ocurre, joder?!— le reclamé mientras lágrimas de desesperación empezaron a brotar de mis cansados ojos —Esto es algo que simplemente pasó, y nadie tiene la culpa. No tienes porque tomar una decisión que no ayudará a nada.
—¿Y en que ayuda que no lo haga?, sin ella muchas cosas ya no tienen sentido. Ya me da igual que pase conmigo, solo soy el idiota que no la supo valorar, y la dejó morir— me interrumpió con palabras muy crudas y directas.
Balbucee ante la respuesta, y me quedé en silencio al darme cuenta que no tenía algo coherente que decir. ¿Qué se supone que tengo que decir ante esta situación?, a veces simplemente las palabras no llegan a nuestra voz, son asuntos de los cuales no estamos preparados para vivir, y nuestra reacción es muy imprevista. En mi caso era shock total, falta de comprensión y decisiones, no estaba funcionando con todos mis sentidos.
—Gracias— la voz de Daniel captó mi atención —gracias por no dejarme, ya sabes, irme de este jodido mundo— me dedicó una pequeña sonrisa que apenas pude identificar.
—No estás solo Daniel, no tienes porque estarlo. No cargues tú sólo con tanto dolor, me tienes a mí, te prometo que estaré para ti cuando necesites algo.
—Y yo prometo que te buscaré si te necesito.
Daniel se levantó y me tomó de la cintura en un fuerte abrazo. Sentí su respiración golpear mis hombros hasta que un susurro resonó en mis oídos y en mi cabeza por mucho tiempo:
—Sabes, quizá esa puta si merecía matarse.
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JODERRRRR.....
Esperen los siguientes 🔥.
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Una Moneda Inolvidable
Teen FictionSi esa tarde en aquel cementerio nunca lo hubiese retado, probablemente nunca me hubiese dado cuenta de quién era ese chico, quizá nunca me hubiese enterado de todos los misterios, quizá nunca hubiese sabido la oscura verdad de quienes nunca sospech...