All of the Stars (Traducción)

CAPÍTULO V

Había pasado una semana. Una semana desde el choque y Evan aún no despertaba. Mis padres aún me hacían ir a la escuela, pero tan pronto la campana sonaba corría hacia mi auto para ir al hospital.

Resultó que Evan tenía razón. Nadie se había dado cuenta de que se había ido. Nadie excepto yo, obviamente. Era un viernes cuando Kleinman vino a hablarme.

— Hey Murphy. ¿Asesinaste a Evan o algo? No lo he visto por aquí –dijo Jared mientras yo estaba arrojando mis libros en mi casillero. Esperaba salir de la escuela para ver a Evan, pero él me estaba retrasando.

— Él se ha ido desde el sábado. ¿Recién te das cuenta de que ha desaparecido? –gruñí mientras azotaba mi casillero y giraba hacia él.

Jared retrocedió un poco. –Hey, tranquilízate. Noté que no estaba aquí el lunes, pero luego dejé de preocuparme. ¿Entonces? ¿Lo asesinaste o no?

Y ahí fue cuando me quebré. Estaba harto de él preguntándome si había asesinado a Evan. La principal razón era porque yo no lo sabía. Evan aún no había despertado. ¿Y si nunca lo hacía?

¿Y si había asesinado a Evan?

Bueno... aun así. Golpeé a Jared.

— ¡No lo maté, estúpido! –grité. –¡No fue mi culpa!

— ¡¿Qué no fue tu culpa, raro?! –Jared gritó de vuelta. Su mano sosteniendo su nariz. Un par de gotas de sangre estaban resbalando de su mano.

Sentí las lágrimas surgiendo en mis ojos, así que solo lo empujé fuera del camino y salí corriendo de la escuela. Necesitaba ver a Evan. Quería que despertara. Necesitaba que despertara. Esta semana sin Evan no había sido más que una tortura.

Corrí hacia mi auto y lo encendí rápidamente antes de salir del parqueadero y conducir hasta el hospital. Tan pronto como estuve ahí salté de mi auto y caminé dentro del edificio. Asentí hacia la enfermera en el escritorio y ella me sonrió. No pude decir si era una sonrisa triste o no, así que caminé tan rápido como pude a la habitación de Evan.

Él no estaba ahí.

Revisé el número de habitación de nuevo. Estaba en la habitación correcta, pero él se había ido. Un millón de pensamientos diferentes cayeron sobre mí de una vez.

Él está muerto, el murió. Se ha ido.

Nunca lo verás de nuevo. Nunca verás su sonrisa o escucharás su risa.

Es tu culpa. Tú chocaste el auto. Él murió por tu culpa.

— ¿Connor? –alguien preguntó. Giré mi cabeza y miré a la enfermera. Ella sonrió. –No te preocupes. Lo movimos a otra habitación. Sígueme.

Exhalé aliviado. Él no se había ido. Aún estaba vivo. Y ella estaba sonriendo. Él debía estar mejor.

Ella me guió hasta la habitación en la que estaba Evan, luego sonrió y cerró la puerta después de salir. Difícilmente pude creer lo que estaba viendo.

Evan estaba sentado en su cama.

Sus ojos estaban abiertos.

Y él estaba sonriendo.

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N/T: Ahhh, se la creyeron jajaja, ya ven que no todo es tristezas. Pero tampoco todo es alegrías.