In my way |los 100| (Bellamy Blake)

Capitulo 5

Solo pasaron unos minutos desde que todos se habían levantado de sus camas, algunos chicos intercambiaban saludos adormilados e inocentes. Di un suspiro y me puse de pie mientras trataba de convencerme de que todo estaría mejor, pero todo empeoró cuando vi el miedo que emanaba en los ojos de Monty y nuestra preocupación aumento cuando vimos la cama vacía de Harper.
Un pánico invadió a algunos de los chicos en la habitación; estaban desesperados por escuchar respuestas pero sabíamos que eso desataría un caos que definitivamente no terminaría bien.
Nos llevarían uno por uno y la posibilidad de escapar era muy escasa y si no nos dábamos prisa nuestra vida terminaría aprisionada dentro de Monte Weather así que pensamos en un plan que mantuviera viva nuestra esperanza, tratar de comunicarnos con las personas del Arca para que vinieran a sacarnos.

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Maya estuvo dispuesta a ayudarnos pero nos informó que entrar al centro de control sería prácticamente imposible ya que el hijo del presidente mantiene el lugar vigilado día y noche y entonces seguimos al plan B. Gracias a la brillante mente de Monty encontramos otro lugar en el que podríamos comunicarnos, el almacén de arte era perfecto para manipular el centro de control sin ser vistos por los guardias.

Maya nos guió por el almacén de arte hasta llegar al fondo de la enorme habitación, nos colocamos aún lado de la pared que se conectaba con el centro de control y Maya regreso a la entrada para vigilar. En seguida Miller levanto un enorme martillo y golpeó la pared hasta hacer un profundo agujero y ahí se asomaba un cableado que cuidadosamente conectamos a una radio.
Una ola de alegría nos inundó al darnos cuenta de que el aparato funcionaba y no nos podíamos dar el lujo de perder ni un solo segundo
—Habla Susan Harris, necesitamos ayuda— comencé a decir por la radio mientras los latidos de mi corazón se aceleraban con cada palabra —hay 47 de nosotros atrapados dentro de Monte Weather, se llevaron a Harper y no sabemos cuanto tiempo nos queda. Por favor dense prisa—
En cuanto termine de comunicar el mensaje Maya se reunió con nosotros mientras recuperaba la respiración, nos advirtió que un guardia venía hacia acá y tan rápido como pudimos colocamos una enorme pintura para esconder el agujero y corrimos por los estantes para evitar al guardia. Cuando volteé hacia atrás me di cuenta de que Jasper y Maya no venían siguiéndonos, me detuve en seco y a lo lejos pude notar que aún seguían junto a la pintura que cubría el agujero; me escondí detrás de un estante al ver la intensa luz de la lámpara del guardia   deambulando por el lugar mientras se acercaba cada vez más a ellos, y cuando ya no les veía escapatoria pasó algo que me dejó boquiabierta, Jasper beso a Maya con delicadeza. El guardia los descubrió en el imprevisto momento y no sospecho de nada, los dejó que se fueran y yo continué mi camino por los estantes. Cuando por fin vi la salida corrí con pasos largos pero antes de pudiera escabullirme alguien por detrás rodeó su brazo en mi cuello y comenzó a apretar fuertemente, forcejeé lo más que pude pero cada intento por escapar era inútil; pude sentir que mis fuerzas decaían cuando me faltaba el aire y en tan solo unos segundos mis piernas dejaron de sostenerme mientras que mis párpados se cerraban lentamente.

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Fui despertando con un ligero dolor en la garganta, un escalofrío me recorrió al sentir los fríos metales que me rodeaban, me encontraba dentro de una pequeña jaula reforzada con un candado. Di una fuerte patada a la puerta para intentar abrirla pero parecía algo imposible, sabía que si no salía de aquí no volvería a ver a mis amigos y eso me causaba terror. Entre el ruido de mis pensamientos escuché un afligido sollozo justo arriba de mi, y en cuanto la miré me di cuenta de que era Harper
—¡Harper! ¿estas bien? ¿qué te hicieron?—
—47– susurró la débil chica —una para cada uno de nosotros—
Miré a mi al rededor mientras el miedo se apoderaba de mi. La habitación estaba repleta de jaulas que pronto serían llenadas.

Las horas que pase dentro de la jaula las desperdicie en lagrimas y lamentos, estaba cansada de fingir ser fuerte cuando en realidad me rompía por dentro.
De repente alguien entro a la oscura habitación y supe que mi vida terminaría aquí, cuando se acercaron me percaté de que era la doctora junto a unos guardias, ambas nos miramos a los ojos como si nos lanzáramos cuchillos, era evidente la furia que nos consumía
—Póngala en la mesa— la doctora le ordenó a los guardias sin siquiera parpadear
En seguida abrieron mi jaula y me sacaron a la fuerza; forcejeé hasta que me pusieron sobre una mesa
—¡No! Suéltenme— grite con impotencia.
Luego un guardia detuvo el movimiento de mis brazos mientras que el otro sujetaba mis muñecas con una correa y lo mismo hicieron con mis tobillos. Al terminar, los guardias se retiraron de la habitación y quedamos solas la doctora, Harper y yo
—Ambas sabíamos que esto pasaría— dijo la doctora mientras se colocaba unos guantes blancos —pero te aseguro que todo esto valdrá la pena... al menos para nosotros—
La enfermera levantó un taladro y cuando lo encendió el tenebroso zumbido atormentó mis oídos.
Dejó al descubierto una de mis piernas y acercó lentamente el taladro; pude sentir un inmenso dolor al momento en que atravesó mi piel, distinto a todo lo que había sentido antes. No pude evitar gritar cuando el profundo dolor aumento.
La gota de sangre que se deslizaba por mi piel era alarmante y no pude hacer nada más que rogar que se detuviera.
—¡Suelta eso! ¡Aléjate de esa chica!— la voz del presidente se alzó en cuanto cruzó la puerta y la doctora se detuvo
—¡Susan!— gritó Jasper al verme y en seguida me quito las correas y luego lo abracé con nostalgia
—¡Harper!— se apresuró Monty a ir con ella
—Libérenla— ordenó Dante
—La tierra es nuestro derecho señor presidente— gruñó la doctora —no puede negarnos eso—
—Mírame. Doctora Tsing queda arrestada— decretó Dante con una molestia que jamás había visto. Los guardias se la llevaron y Jasper me ayudó a ponerme de pie —vuelvan al dormitorio y díganle a sus amigos que empaquen sus cosas, irán a casa—

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Regresamos al dormitorio y pusimos al tanto de la situación a todos los demás chicos, todo este tiempo nos mintieron sobre todo y no estábamos a salvo aquí; en el fondo sabíamos que esto tarde o temprano iba a pasar, solo que deseábamos que no fuera cierto, pero la verdad era que a donde quiera que fuéramos la muerte nos perseguía.