@𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔𝗦𝗢𝗡𝗜𝗔 𝗔 𝗦𝗛𝗜𝗡𝗚𝗘𝗞𝗜 𝗡𝗢 𝗞𝗬𝗢𝗝𝗜𝗡 𝗙𝗔𝗡𝗙𝗜𝗖
- Tessa, ¿qué hay más allá de las murallas?
- La anhelada libertad, Erwin.
Con la fecha de la retoma a Shiganshina aproximándose, Erwin Smith precisaba de sus mejores soldado...
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Theresa Schneider abrió los ojos de un solo golpe y casi cayó de la cama. Desorientada y confusa por ese sueño, miró a su alrededor en busca de algo fuera de lo común, pero no encontró más que lo mismo de siempre. Su uniforme estaba doblado sobre una de las sillas, perfectamente lavado y planchado, junto a su ropa, permanecían sus botas.
Allí no estaba el uniforme de Erwin.
— ¡Erwin!
Saltó de la cama y corrió por los pasillos, conocía perfectamente esa casa. Su corazón no paraba de latir con fuerza, como si tuviese un mal presentimiento. El sueño se había sentido demasiado real, tanto que temía que hubiese estado viviendo en una mentira durante muchos años. Faltaba poco para alcanzar la cocina, tan solo unos pasos más para descubrir la verdad.
— ¡Buenos días, mami!
Detuvo el paso cuando atravesó el umbral, todo lucía como siempre. Libertá se inclinó sobre la mesa y le saludó con su inocente sonrisa, como siempre. Erwin se giró a mirarla, sostenía a la pequeña Victoire con el brazo derecho mientras volteaba una tortilla, curioso por el aspecto tan poco común que mantenía su esposa en ese momento.
Fue cuando ella cayó en cuenta que se hallaba bañada en sudor y el cabello estaba hecho un total desastre, todo fue producto de una pesadilla. El comandante la observó preocupado, por tercera vez consecutiva su esposa había tenido ese sueño tan incierto y espeluznante.
— La misma pesadilla, otra vez... —a ella se le quebró la voz.
— No pierdas la calma. —el rubio depositó a Victoire en su silla y caminó hacia su esposa. No tardó en envolverla entre sus brazos—. Apenas hace unos días que despediste a tus padres, tan solo es la reacción de tu cuerpo ante el sentimiento de pérdida. Estás bien, todos estamos a salvo.
Tessa volvió a la realidad luego de esas palabras, abrazando el cuerpo de su marido con fuerza. Notó que usaba su uniforme, era por eso que no lo había encontrado junto al suyo. Recordó que Erwin le comentó la noche anterior que debía asistir al cuartel lo más temprano posible por un experimento realizado por Hange, aquello se le había olvidado por completo.
— Quédate en casa por el resto de la semana; le comunicaré al alto mando el porqué de tus faltas. Necesitas alejarte un poco de todo este ambiente. Perdiste a tus padres hace unos días y lo mejor es que descanses hasta que te sientas mejor. —depositó un beso sobre su frente—. ¿De acuerdo?
No pasó como en esa pesadilla que llevaba días atormentándola; sus hijos comían alegremente y su esposo lucía tan encantador como siempre. La pesadilla era falsa, producto del fallecimiento de sus padres y nada más.
Erwin continuaba con ella, feliz por haber recibido una nueva oportunidad de vida.
Su cuerpo encontró el calor que necesitaba cuando él le besó, juntando sus lenguas en una danza erótica, a sabiendas que sus hijos no estaban interesados en lo que hacían. Todo estaba bien, nada estaba fuera de lugar. El destino les había obsequiado un nuevo amanecer careciente de peligro.
— Te amo. —y Erwin volvió a besarle, sujetando su nuca para atraerla aún más a sus labios—. Te amo con locura y jamás dejaré de hacerlo, querida Tessa.
— Después de todo, me entregaste tu corazón. —ella correspondió a su beso.
Bendito y maravilloso destino, gracias por dejar descansar nuestro odio. Ahora no hay nada que pueda salir mal.
No más titanes, no más batallas, no más odio. Tan solo paz, Erwin y Theresa lo sabían perfectamente.
