UNA REINA SIN CORONA
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Año 847:
Un comandante embelesado
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Erwin había decidido permanecer soltero muchísimos años atrás, cuando se unió a la Legión de Reconocimiento y dejó ir a Marie; todo porque no sabía con certeza el momento de su muerte y no quería abandonar una familia únicamente por sus hazañas como soldado. Todo eso cambió en el instante que Theresa apareció para transformar sus pensamientos, tan inocentemente que incluso desconocía los efectos que había causado en el comandante.
Informes debían ser llenados y entregados en pocos días, y recapacitar sobre Theresa no aportaría absolutamente nada más que reflexiones innecesarias. Rellenó documentos hasta entrada la noche, el trabajo estaba culminado y solo faltaba entregarlos al día siguiente; Hange, como era costumbre, se encargaría de aquella tediosa labor, ahora Erwin podía descansar tras una larga jornada. Cada extremidad se tensó al momento que se incorporó del asiento, anhelaba ducharse antes de lanzarse en la cama y dormitar lo suficiente.
Abandonó el despacho minutos después, fijando rumbo al área de aseo. Los pasillos del cuartel permanecían solitarios conforme daba certeros pasos, los reclutas dormían plácidamente antes de enfrentarse a los descomunales ejercicios obligatorios y era bastante probable que otros estuviesen paseando por los alrededores incluso durante esas horas. Llegó dando un suspiro, ansioso por abrir los grifos y sentir el agua recorrer cada extremidad adolorida.
Sin perder tiempo, despojó su cuerpo del uniforme y no demoró en adentrarse a los cubículos. Dejó escapar una satisfactoria exhalación cuando el agua caliente impactó contra su piel, arrasando con el sudor diario y llevándose consigo el estrés; también apreció sus cicatrices durante el proceso, no sabía precisar cuántas marcas adornaban cada extremidad, pero suponía que podían ser más de cien heridas originadas por expediciones suicidas. Estaba tan inmerso en sus reflexiones que no oyó cuando la puerta fue abierta.
— Erwin, no tenía idea que solías ducharte a estas horas.
Oh, definitivamente no se lo esperaba. Theresa, la dueña de sus pensamientos más íntimos, era quien había entrado a los aseos. Erwin no demoró en darse la vuelta para otorgarle privacidad, era un caballero y no quería irrespetar a la muchacha, aunque hubiese visto su cuerpo desnudo múltiples ocasiones, tampoco deseaba incomodarla. Ella clavó su mirada en el suelo, apreciando el agua correr hacia el desagüe en completa libertad.
Él, pensando que era el escenario más vergonzoso que había vivido, talló su abdomen rápidamente, intentando acortar su estancia bajo la lluvia artificial.
— Quería agradecerte por haberme salvado. —comenzó ella, rompiendo el silencio sin preámbulos—. Es decir, me comporté como estúpida queriendo manifestar absurdas habilidades. Se me subieron los humos a la cabeza y lo admito. Joder, incluso Hange me reprendió por mi insensatez.
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LIBERTAD | Erwin Smith
Fanfiction@𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔𝗦𝗢𝗡𝗜𝗔 𝗔 𝗦𝗛𝗜𝗡𝗚𝗘𝗞𝗜 𝗡𝗢 𝗞𝗬𝗢𝗝𝗜𝗡 𝗙𝗔𝗡𝗙𝗜𝗖 - Tessa, ¿qué hay más allá de las murallas? - La anhelada libertad, Erwin. Con la fecha de la retoma a Shiganshina aproximándose, Erwin Smith precisaba de sus mejores soldado...