Letter Two

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Querida ______:

La semana pasada vi que no tiraste la carta y que sonreíste cuando la leíste. Me alegra mucho que te haya gustado la sorpresa que organicé para ti.

Hoy, miércoles, el sobre viene con un regalo. Supongo que ya habrás visto las margaritas que te di, las dejé en tu casillero con una nota. Sé que son tus flores favoritas, espero te gusten y las pongas en tu habitación. Combinan con el color de tus ojos y la sombra de ojos que usas como maquillaje.

Con amor,
tu admirador secreto.

PD: Hace frío, ¿no crees? Ya casi es verano y, sin embargo, los días parecen ser cada vez más secos. Soy bastante friolento, por eso me aseguro de que te abrigues adecuadamente todas las semanas. No deberías resfriarte.

__________ abrió su casillero de nuevo, como todos los días, y se encontró con semejante presente. Abrió su boca en forma de sorpresa al tomar el ramo de flores y leyó la tarjeta negra con letras amarillas que traía al frente.

Porque son tus favoritas y hueles a ellas todos los días❞.

Sonrió, el gesto era muy tierno de su parte. Las flores olían excelente y él sabía tantas cosas de ella. Aquello sonaba raro; alguien que no conocía decía que amaba su perfume. ¿Cuántas veces se había cruzado con él y no lo sabía?

Guardó las flores de nuevo en el casillero dentro de un frasco de agua que encontró tirado por ahí y llenó con agua en el sanitario de mujeres. Se dirigió hacia clases luego de guardarlas y se encontró con Andrew en el camino. Él la abrazó por los hombros y ella correspondió tomándolo de la cintura. Y, aunque su novio le hablaba, ella no prestaba atención, sólo pensaba en lo curioso que debía ser su "amigo" como para conocer tanto de ella. Era una chica reservada, y, a pesar que hablaba con mucha gente, pocas personas sabían las cosas que le gustaban. Además, Andrew sólo hablaba de deportes y sobre algo de una fiesta en casa de sus abuelos.

En ese mismo momento, Tom charlaba alegremente con Harrison dentro del salón. No había nadie más a su alrededor y habían cerrado la puerta, por lo que podrían discutir el tema que tan loco traía a Holland.

—¿Pusiste el regalo correctamente, no? —preguntó Haz a su amigo—.

—Eso creo —asintió—. Guardé las margaritas junto al sobre, pero no las dejé muy atrás porque sino no las vería, y ese no es justamente el punto —explicó. El rubio extendió su puño y el ruloso lo chocó—. ¿Crees que lograré que sienta algo por mí?

—¿Tengo que serte totalmente sincero? —preguntó Harrison y el otro chico asintió—. Yo creo que se enojará contigo por las consecuencias.

—Pero no tiene nada de malo, ¿verdad? —añadió Tom, esperando que la respuesta que obtuviese lo animase algo. Su amigo no contestó y frunció sus labios—. ¿Verdad? —volvió a preguntar el mayor de los Holland. Al ver que Harrison lo miraba pero no decía nada, escondió su cabeza entre sus brazos cruzados sobre la mesa y suspiró con pesadez—. La adolescencia es muy difícil —bufó mirando hacia abajo—.

—Te estás metiendo con una chica con novio, Tom —Harrison tomó el hombro de Stanley con una de sus manos y lo apretó con suavidad. Al ver que su mejor amigo no se movía, decidió quitar el toque—. Todo estará bien, ya lo verás.

Thomas levantó su cabeza y miró al otro chico.

—Pero acabas de decirme que todo saldría mal —se quejó el enamorado. Harrison se encogió de hombros y él volvió a su posición anterior, lamentando haber caído por los encantos de su mejor amiga—.

𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄𝐑𝐒 - Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora