PROLOGO

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Nota: Esta historia contiene spoilers de la última película de Star Wars. 


Los rayos de fuerza de Palpatine la cegaron. Eran potentes y llenos de ira. Sintió sus dedos quemarse, pero aun así no se rindió. Ella llevaba tras de sí a todos los miles de Jedi que habían caído alguna vez ante la maldad del monstruo frente a ella. Todos los males de la galaxia en gran medida se debían a él. Sus años de soledad en Jakku y la ausencia de sus padres se debían a él.

Cerró sus ojos y concentró su fuerza. No había espacio para odiar, solo había espacio para terminarlo todo de una vez y destruir la maldad de los Sith. Con un último pulso de la fuerza dirigió hacia él sus rayos, utilizando los sables de Luke y Leia. Y fue tanta la explosión de fuerza que fue capaz de ver como la imagen decrepita del Emperador se transformó en cenizas, desapareciendo ante ella en el olvido y oscuridad.

Tomó una bocanada de aire, sintiendo su cuerpo perder la fuerza. Y aun cuando sabía que moriría, Rey no pudo evitar sonreí al saber que todos sus amigos sobrevivirían para ver un nuevo mañana. Dejó caer los sables, no teniendo poder para sujetarlos un segundo más. Sus rodillas colapsaron y de un momento a otro su cuerpo chocó con estrepito el frío y áspero suelo del templo Sith. Su vista se nubló y la última imagen que pasó ante sus ojos fue la de cientos de cruceros espaciales de la Primera Orden ser destruidos por las hordas de la rebelión.

No sabía cuanto había pasado en aquel momento de inconciencia, pero despertó ante las suaves ondas de fuerza que recorrieron su cuerpo. Conocía aquella presencia. La conocía por todas las veces en las que había huido de ella. La conocía por ser aquella presencia que había vuelto a la luz solo para pelear junto a ella. Entrecerró sus ojos y llevó su mano a la de él. Siempre había soñado con saber cómo se sentiría tocarla sin un guante. "Yo solo quería tomar la mano de Ben." Era suave a pesar de los rasguños en ella.

—Ben...— murmuró, el corazón dándole un vuelco dentro de su pecho. ¡Ben! ¡Ya no era Kylo Ren! Podía sentir la intensa luz que irradiaba de él. No había oscuridad, solo luz. Llevó su mano a su mejilla, y sin pensarlo lo besó en los labios, dejando que la luz de ambos los rodeara y apartara de toda la oscuridad y dolor que los rodeaba. Fue cándido y gentil.

No duró demasiado. Él sonrió, y su sonrisa fue capaz de hacer que su corazón palpitara descontroladamente en su pecho. Ella deseaba decirle tantas cosas. Y ella sabia que él también deseaba hacerlo. Sin embargo, antes de que ella pudiera apreciar la realidad, él se colapsó.

Rey solo tuvo tiempo de cachar su cabeza para que no se golpeara con el frío suelo. La fuerza y la luz de Ben desaparecieron de la misma forma en la que habían llegado: sin avisos ni tiempo para prepararla. Las lagrimas descendieron por sus mejillas al ver como su cuerpo comenzó a desaparecer para convertirse en uno con la fuerza. No pudo hacer nada. Solo pudo verle desaparecer, dejando solo la ropa que había utilizado.

Sus dedos se entrelazaron en su ropa y no fue capaz de evitar un llanto ahogado al ver que Palpatine había vencido. Le arrebató sus padres y ahora había sido el causante de la muerte de Ben. Lloró porque no era justo. Lloró porque Ben no había tenido tiempo de saber que estaban destinados a estar juntos en la luz. Lloró porque no había sido capaz de decirle que, a pesar de su soledad y dolor, ella iba a estar allí.

Lloró porque a pesar de haberse ido no hacía tanto, le extrañaba. 

The Last HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora