Tomó una bocanada de aire cuando aterrizó en medio de la base rebelde. El ambiente era de júbilo; celebraban el fin de la Primera Orden y el inicio de una nueva República bajo los postulados de la General Leia Organa. Observó a la gente besarse, abrazarse, reír y llorar. Habían perdido a muchos, pero al final todo había valido la pena. La galaxia era libre del mal de los Sith.
Salió de la nave y al ver a Finn y a Poe, corrió a abrazarlos. Estaban vivos. Sus heridas eran mínimas y ello la alegraba infinitamente. Todo su sacrificio había valido la pena pues aquellos a los que deseaba salvar estaban sanos y salvos. Sin embargo, su alegría no era completa. Sentía una fuerte punzada en su corazón. Era una espina que no la iba a dejar jamás. La huella de lo que debió ser y nunca fue. Se mordió la mejilla para no llorar en agonía, pues entre tanta felicidad se sentía egoísta de marchitarlo todo con su dolor.
Nadie podría comprenderlo. El dolor en su corazón era indescriptible. Como si algo se hubiera quebrado. Como si una parte de ella hubiera muerto con su partida.
Abrazó y sonrió, aunque sus ojos verdes no resplandecieron.
La noche cayó, pero la celebración no terminó. Escuchó a los rebeldes más viejos decir que todo se parecía a la vez cuando Luke Skywalker derrotó al imperio. —Aquí estás,— Finn interrumpió el silencio. Llevaba en sus manos dos bebidas que probablemente había pillado de alguno de los centros de celebración. De donde había salido el alcohol, ella no estaba segura. Pero súbitamente había comida y bebida. No había fiesta sin esas cosas.
—Hola,— saludó, aceptando la bebida con un gesto de agradecimiento con su cabeza. Le dio un sorbo y enseguida se arrepintió. Era muy fuerte y picante el sabor. —Es terrible,— masculló.
Finn se rió. —Lo es. Es del General Lando.— El buen hombre había sobrevivido junto a Chewie y el Halcón Milenario. —¿Estás bien?— preguntó luego de unos minutos en silencio. Finn no la miraba, sino que observaba la bebida como si fuera la cosa más interesante en el universo.
—Por supuesto,— mintió. —Vencimos. Los Sith están muertos. Estamos vivos...—
—Moriste.— Él subió su cabeza para mirarle a los ojos. No había ni un ápice de duda en su semblante. —Lo sentí. Tú fuerza se desvaneció cuando el emperador murió. Tú estabas muerta. ¿C-Cómo regresaste?—
Rey contempló si debía mentir o decir la verdad. Al final se decidió por la segunda. —Él me salvó.—
—¿Él?—
—Ben.— Su nombre ardía en su lengua. Ben. Ben. Ben. Ben Solo. Cada vez que lo repetía en su mente una parte de ella dolía. —Él murió para salvarme.— Cambió su mirada para que Finn no fuera capaz de ver el dolor en ellos.
Él tomó una bocanada de aire. —¿Kylo Ren? ¿Él te salvó?— cuestionó con dudas.
—No era Kylo Ren. Él ya no era Kylo Ren. Era Ben Solo. Él regresó a la luz y murió en ella.— No sabía como explicarle a Finn pues sabia que él no podría comprenderla. Él jamás sentiría lo que ella sentía. Él no podría comprender la calidez que los arropó cuando se besaron. No podría entenderla jamás. —No podrías entenderlo.—
Finn resopló, incrédulo. —¡Él asesinó a su padre! ¡Intentó asesinarnos!— Rey pensó que esa desesperación por proteger la imagen de alguien que había regresado a la luz había sido vivida también por el Maestro Skywalker cuando hablaba de su padre.
—Sé que lo hizo. Sé que hizo cientos de cosas imperdonables, pero,— humedeció sus labios, —él regresó al lado de la luz. La General Leia lo perdonó antes de irse.— Lo había sentido. En el momento de su muerte, Leia había impactado la vida de Ben. Ella había sentido su dolor y dudas; había percibido el pulso de la luz empujándolo de vuelta a casa.

ESTÁS LEYENDO
The Last Hope
Fanfic[Después de The Rise of the Skywalkers] Rey descubre que existe un planeta lejano donde podría encontrar la manera de traer devuelta a Ben Solo. No será un camino sencillo, pero ella intentará todo para lograrlo. Es su "ultima esperanza." [Historia...