CHAPTER SIX

9K 1K 332
                                    



[ CHAPTER SIX ]

──── ∙:♛:∙ ────

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

──── ∙:♛:∙ ────







Briar miraba a todos entrenar, mientras descansaba del suyo propio, sentada en una piedra junto a Arwen, pensando en todas las cosas que podrían salir mal aquella noche. Su mirada frenó en donde Edmund y Peter practicaban, pudo notar que a pesar de que Peter era el hermano mayor, Edmund era mucho mejor en cuando de la pelea se hablaba.

El morocho atacaba con firmeza y determinación, sin dejar ningún punto ciego, defendiéndose sin dudar. Él sabía perfectamente que Briar tenía la mirada fija en sus movimientos, por lo que, sin pensarlo demasiado, intentó impresionarla haciendo chocar su espada con mucha más fuerza de la que ya lo hacía. Cuando provocó que el rubio tropezara luego de un golpe, comenzó a reír antes de mirar hacia la muchacha con una sonrisa victoriosa, la cual fue correspondida.

Sin embargo, al ver la distracción de su hermano, Peter golpeó su pierna haciéndolo caer. Se agachó junto a él, ante la enojada mirada de este.

— No te distraigas por ella— le susurró para que ambos fueran los únicos los cuales escucharan—. Te hace débil.

Edmund bufó volviendo a mirar a Briar, quién ahora lo miraba preocupada y para sorpresa de Peter éste saltó sobre él, acabando los dos en el suelo y con la espada en la garganta del rubio.

— Yo creo que me hace más fuerte— le susurró de la misma forma, terminando ambos con risas, antes de levantarse.

Los hermanos se golpearon las espaldas y cada uno fue hacia direcciones diferentes. Mientras Peter se dirigía hacia los Narnianos que querían adularlo por la pequeña batalla, Edmund los esquivó para llegar junto a Briar quien le aplaudía su llegada.

— Eres todo un espadachín— sonrió al ver cómo resplandecía por su victoria.

— Bueno— suspiró sentándose a su lado—. Tuve un gran maestro.

Algunos ladridos se hicieron escuchar, los lobos se encontraban llamando al lobo gris a un lado de Briar, el cual dio un pequeño gruñido antes de mirarla a los ojos.

— La manada requiere de mi presencia, Mi Reina— se paró en sus cuatro patas—. Solicito permiso para abandonar su lado.

Briar sonrió enternecida, aún no se acostumbraba al respeto que aquellos canes le tenían, aún parecía encontrarse en un sueño del cual no despertaría.

LA REINA LOBO | edmund pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora