CHAPTER FOUR

9K 1.1K 160
                                    



[ CHAPTER FOUR ]  

[ CHAPTER FOUR ]  

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

──── ∙:♛:∙ ────







— No recuerdo este camino— dijo Susan mientras todo el grupo seguía a Peter, quien decía saber el camino a pesar de las quejas de Trumpkin.

— Ese es el problema con las chicas, no pueden meterse un mapa en la cabeza— contestó provocando que Briar frunciera el ceño, realmente la había enojado aquel comentario de Peter.

— Eso es porque ya tenemos algo en la cabeza— siguió Lucy haciéndola reír, al igual que Edmund a su lado.

— Ojalá le hubiera hecho caso a Q.A— dijo Briar esquivando una piedra.

El morocho la miró extrañado.

— ¿Q.A?

— Querido amiguito— respondió al mismo tiempo que Lucy.

— No estás siendo condescendiente, ¿verdad? — dijo Trumpkin provocando que las risas volvieran.

Peter terminó guiándonos hasta un camino sin salida.

— No estoy perdido— se dijo a sí mismo.

— No— le contestó el enano—. Solo tomaste un camino equivocado.

— Vieron a Caspian en el Bosque Tembloroso y la forma más rápida de llegar es cruzando el Río Rush.

— Pero si no me equivoco, no puedes cruzar por aquí.

— Eso lo explica todo, estás equivocado.

Briar intercalaba su mirada entre los dos, sin poder creer que realmente estuvieran peleando por esto. Si los Pevensie no habían estado en Narnia hace cientos de años, cómo era posible que Peter creyera que aquel lugar estuviera exactamente cómo lo dejaron.

La chica se acercó lentamente hacia Edmund para susurrarle en el oído.

— ¿Cuánto a que terminaremos siguiendo a Q.A?

El moroco sin poder evitarlo tuvo un pequeño escalofrío por la cercanía de la chica en una zona tan sensible, provocándole una extraña sensación en el estómago. Como pudo juntó fuerzas para responder.

— No necesitamos apostar, es lo que sucederá— le sonrió notando lo cerca que se encontraban sus rostros.

Briar dejó escapar una pequeña risa bajando la mirada, por lo incómoda que se encontraba por su cercanía, para luego adelantarse dejando a un sonriente chico que corrió para alcanzarla.

LA REINA LOBO | edmund pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora