CAPITULO 11

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El ceño fruncido, el dolor explotando, la terrible sensación que le estaban enterrado un hierro ardiente en la cabeza, hizo que Yuri terminara dándose por vencido.

Frustrado y sintiéndose terriblemente limitado, Yuri dejó a un lado los papeles en sus manos, mientras echaba la cabeza hacia atrás apoyándose en la gran almohada en un intento que el dolor desapareciera por arte de magia. Hace solo treinta minutos atrás había comenzado a leer esos simples informes cuando su cabeza comenzó a dolerle, cinco minutos después transformándose en una fuerte migraña, con puntadas y todo.

Resopló.

Esto realmente apestaba.

No le gustaba ser poco eficiente, tener que estar postrado en una cama como si fuera una especie de inválido o inútil sólo por unas simples heridas. Dos costillas fracturadas, una perforación en el pulmón que lo dejó postrado por varios días, sin contar los múltiples hematomas y una hemorragia interna que terminó en que él colapsara en los brazos de Victor.

Como decía, simples heridas.

Hasta el médico concordaba que había tenido suerte y que su evolución había sido satisfactoria, su rápida cicatrización siendo una gran aliada para que su recuperación fuera un éxito, lo suficiente para darle el alta antes de lo esperado. Lo único bueno hasta ahora. No le gustaban demasiado los hospitales, el aroma a desinfectante lo mareaba y el estar ahora en su casa, cerca de su querida oficina le permitía poder avanzar en su trabajo sin molestas enfermeras que le ordenaban que debía estar tranquilo y en reposo absoluto. Sólo faltaba que su cuerpo con súper recuperación, recuperara también su ritmo normal de trabajo para que el papeleo dejara de acumularse a sus pies.

Cómo sería que hasta Phichit se había ofrecido a ayudarlo, pero Yuri se había negado rotundamente, era su trabajo después de todo y Phichit tenía que estar concentrado en velar por la seguridad de la manada mientras él estaba ausente, sus ojos puestos en Jean que aún no abandonaba su territorio, y no en hojas de papel.

Lo que más lo irritaba, además de su incapacidad de leer, era que el resto pensara que también era un inútil.

No lo dejaban hacer nada solo, literalmente nada solo. Empezando por Victor.

El hombre se había pegado a él como una lapa. Sólo se había separado cuando lo metieron al quirófano, siendo el único momento en que dejó a las enfermeras acercarse para curar su brazo y mejilla. Pero tan pronto Yuri salió de la operación, Victor prácticamente corrió a su encuentro y no se movió de su lado hasta que abrió los ojos, según le confidenció Phichit.

Hasta ahora, Victor lo seguía vigilando como un halcón.

Transformado en su forma lobuna, Victor se encontraba recostado a sus pies con la cabeza gacha y sus ojos azules mirándolo intensamente.

- Deberías descansar...- susurró de repente en su mente, Yuri gruñendo en respuesta.

- Estoy bien, es solo un simple dolor de cabeza

- Príncipe soy tu compañero. Puedo sentir cuando algo no está bien contigo, no me puedes engañar – soltó burlón y Yuri frunció la nariz.

Lobo astuto.

Desperezándose, el lobo plateado comenzó a avanzar por sobre la cama, transformándose lentamente hasta quedar encima de Yuri en su grandiosa desnudez.

- Si quieres puedo ser tu almohada, estoy seguro que con eso se acabarían todos tus dolores de cabeza....- susurró bajo y seductor haciendo que Yuri tragara duro.

Mi Príncipe Omega [Victuri/Yuri On Ice!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora