CAPITULO 9

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La puerta. El primer paso. La única barrera que lo separaba de Yuri y que ahora se cerraba tras su espalda, sus pulmones llenándose de la más pura y suave fragancia.

Era embriagante, como el más dulce elixir de una flor en plena floración, atrayente, activando cada uno de sus nervios, los impulsos eléctricos corriendo por su cuerpo, chispeando hasta fortalecer todo su sistema.

Su energía, su sangre, todo se había concentrado en sus músculos y tal como un león se encontraba listo para cazar. Sus ojos se agudizaron ante la falta de luz en el recinto, su nariz olisqueo el aire y sin más que eso cruzó a pasos firmes y largos la estancia hasta llegar a un corredor.

Su mano tembló, producto de la emoción contenida al encontrarse frente a una puerta.

Podía sentirlo. Yuri estaba ahí.

Su mano tomó con fuerza el pomo, una última inhalación.

Abrió.

La imagen lo sobrecogió. El fuerte olor de Yuri atrayéndolo lo inundó hasta lo más profundo de su ser y el verlo ahí tendido y dispuesto sobre la cama solo alimentó aún más sus deseos.

Con sólo una delgada sábana blanca cubriendo lo justo y necesario, Victor se deleitó observando el cuerpo bien trabajo de Yuri, los suaves músculos de su abdomen que se iban delineando hasta perderse bajo los dobleces de la tela. Su pelo desarreglado, cubría ligeramente sus ojos, sus labios rosados y su respiración entrecortada producto del celo...exquisito. Victor pasó su lengua en sus labios repentinamente secos.

Entreabiertos, los ojos de Yuri se enfocaron en su persona.

La respiración de Victor se cortó por un par de segundos al sentir la profunda mirada que lo analizaba.

-Victor- pronunció finalmente Yuri, su voz sonando pecaminosamente tentadora.

Un escalofrío de placer recorrió de arriba abajo a Victor, sin embargo no se movió de su posición.

Por mucho que deseaba lanzarse encima de Yuri, de lamerlo, morderlo, besarlo y hacerle el amor hasta que no hubiera mañana, no podía simplemente dejarse llevar por sus instintos. El dolor que sus uñas le estaban provocando en ese momento al enterrarse en las palmas de sus manos era suficiente para mantenerse aún cuerdo, las gotas de sangre cayendo al piso de madera.

- Yuri...- pronunció con la boca demasiado seca. Realmente el contenerse se estaba volviendo un infierno.- Yo...

Victor no pudo seguir. Su cerebro parecía haberse desconectado. Estaba en blanco, ningún tipo de explicación o frase parecía formarse en su mente y menos cuando Yuri se alzó en toda su gloria y majestad de esa cama y comenzó a caminar hacia él. Sus pasos eran decididos y gráciles, fluidos como los de un felino.

Victor simplemente no tuvo oportunidad.

Antes de que la idea de escapar o detener a Yuri de hacer algo de lo que pudiera arrepentirse después fuera formada en su mente, el moreno terminó de acortar distancias, su boca buscándolo, fusionándose en un beso feroz y demandante.

Era un omega exigiéndole a un alfa que lo tomara.

Las barreras de Victor se vieron derribadas ante tal pasión, ante tal entrega. El sabor de Yuri inundaba su boca y su aroma le había llegado profundo hasta el alma. Su cuerpo se movió sólo y antes de que fuera consciente de lo que hacía, sus manos se aferraron a las dos perfectas nalgas de Yuri para alzarlo y llevarlo hacia la cama.

Por inercia las piernas de Yuri rodearon su cintura y su cuerpo desnudo se pegó más hacia él. Prácticamente se frotaba contra su cuerpo, excitándolo, motivándolo, marcándolo con su aroma y reclamándolo como propio.

Mi Príncipe Omega [Victuri/Yuri On Ice!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora