CAPITULO 8

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Vergüenza. Pura, roja e incontrolable.

Yuri tuvo que hacer uso de toda su fuerza para retomar su estoica expresión y no dejar que la vergüenza inundara su rostro cuando vio las manchas de su orgasmo sobre las sabanas, el perfecto cuerpo de Victor a su lado, su pantalón siendo la única barrera para no tirar por la borda su acto de líder implacable. Una inhalación profunda para no dejar que el sonrojo atacara sus facciones.

Para su suerte, Victor tampoco intentó nada para alterarlo. Increíblemente, no le hizo preguntas, ni tampoco bromeó o intentó tocarlo, es más, le dio espacio. Como si innatamente supiera que debía guardar las apariencias y dejarlo procesar todo a su ritmo, tranquilo, sin ningún tipo de presión.

Y Yuri se lo agradecía infinitamente. Eso era igual a un punto menos en su cabeza en que preocuparse y poder enfocarse en controlar la tormenta que lo sacudía con cada minuto que pasaba.

Si, control. Era parte de su vida, de sí mismo, algo que lo definía, pero con Victor parecía haber desaparecido. Como omega había disfrutado en los brazos de Victor, se había liberado, pero como líder, sentía que su actitud había sido por lo menos, reprochable. Aún no podía creer que por un simple beso en el cuello había terminado gimiendo, gritando y prácticamente empalándose contra los dedos de Victor.

Se sentía tan abrumado por sus acciones y su descontrol que quería meter su cabeza bajo tierra y no sacarla nunca más de ahí. Sentía que había sido otra persona, otro Yuri. Uno libre, sin cadenas, ni reglas. Uno donde no era el líder.

De nuevo esa sensación de sentirse desencajado, embargándolo.

Yuri pensó si a todo el mundo le pasaba lo mismo la primera vez o simplemente él era el anormal por sentirse tan perdido. Tan fuera de juego. Después de todo él y Victor eran compañeros y era normal que intimaran, que se besaran, tocaran y... perdieran-el-control.

Quiso golpearse contra una mesa.

¿Cómo es que la gente normal hacía eso? ¿Tener sexo, entregarse al descontrol tan fácilmente, mostrar su lado más vulnerable a otra persona y no morir de vergüenza al otro día?

Y en medio de esa neblina de confusión, la respuesta apareció. Fácil, hasta sencilla.

Porque en algún punto, él había confiado en Victor, lo suficiente para dejarse llevar, para entregarle el control y mostrar un lado que ni él mismo conocía. Y esa misma confianza era la que ahora hacía temblar sus cimientos, borrar la vergüenza y hacer que su corazón se agitara ante el descubrimiento.

-Parece que tuviste una buena noche- comentó Phichit, entrando de repente a su oficina.

Yuri casi lo asesinó con la mirada, Phichit ni se inmutó.

- No sé de qué estás hablando- fue su fría respuesta mientras volvía su atención a unas cifras que habían quedado abandonadas al dejarse llevar por sus pensamientos.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de su segundo al mando.

- Hablo de la marca que tienes en el cuello, Líder.

Un pequeño tic apareció en la ceja de Yuri.

-Fue un mosquito- respondió tratando de no alterarse ante la aguda visión de su amigo.

-¿Un mosquito invernal?

Yuri rodó los ojos. Dejando los papeles a un lado, fijó su vista en Phichit que le miraba con diversión.

- Si ya terminaste de reírte de mí, será mejor que regreses a tu turno, si no quieres que me acrimine...

Phichit apretó sus labios, evitando soltar una carcajada.

Mi Príncipe Omega [Victuri/Yuri On Ice!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora