Capitulo 8

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Kate SIGUIÓ a Ryan y atravesó las puertas automáticas del vestíbulo principal
del Reno Community Hospital. Vaciló y miró a su alrededor, pero Ryan se dirigió
directamente hacia la mesa de información. Ryan se ocuparía de buscar la unidad de
cuidados coronarlos igual que se había ocupado de excusarse en la sala de juntas, de
llevarla a casa a hacer la maleta y de reservar los vuelos para Reno. Se había
encargado de todo mientras ella se sentía como al borde de una pesadilla.

-Es por aquí -dijo agarrándola del brazo y guiándola por el corredor.
Había carteles en las intersecciones de pasillos para indicar la dirección. No había estado en un hospital desde que murió su madre pero enseguida el lugar le
resultó familiar. Las luces fluorescentes, los ruidos, el olor antiséptico, las flores
mezcladas con el sufrimiento humano. Respiró profundamente. Sí, aquel era el olor
del dolor. Lo recordaba. Por fin llagaron a la sala de espera de la unidad coronaría.
Ryan la obligó a parar.

¿Te encuentras bien? -preguntó inclinándose un poco para mirarla a la cara.
-Sí -contestó de un modo automático-. Estoy bien. Él frunció el ceño incrédulo.

-Me encontraré mejor cuando sepa que Mary se va a poner bien.
El asintió y tomó su mano.

-Menos mal que al final no cortaste el anillo.

-No tuve tiempo.
Lo cierto era además que al pensar en la reacción de Linda no pudo hacerlo.

-Será mejor que te quites el camuflaje antes de entrar -dijo tirando de la
venda-. Yo no sé tú, pero yo tengo la sensación de que ya he vivido esto antes.

Ella lo miró a la cara y lo encontró mirando su boca, y antes de que pudiera
parpadear él se inclinó y rozó sus labios dándole un beso fugaz.

-¿Por qué has hecho eso?
-Para romper de una vez por todas esa sensación.
-No sé de qué estás hablando.
-Es una maldición. Me pasaría la vida quitándote esa venda, pensando en que me
gustaría besarte y siempre sin poder hacerlo porque tu secretaria o cualquier otra
persona nos interrumpe en ese momento. Y mira -añadió señalando los pasillos- hoy ni
siquiera en un hospital lleno de gente nos ha interrumpido nadie. He roto la maldición.
Ryan abrió la puerta y la sujetó para que ella pasara. Ella también había estado
teniendo esa sensación, pero no estaba relacionada con el deseo de besarlo. Quizá
también su maldición se rompiera gracias a ese beso. Entró en la sala de espera y
encontró a Warren.

-¡Kate, Ryan! Gracias a Dios que habéis venido -dijo Warren levantándose para
abrazarla.

La retuvo en sus brazos un buen rato, como si ella fuera una tabla salvavidas que
pudiera impedirle que se ahogara. Cerró los ojos. Tenla que ser fuerte para Warren.
El lo había sido para ella en sus malos momentos. Warren se apartó un poco sin
soltarla.

-No he podido localizar a Linda. Dejé un mensaje, pero eso es todo lo que he
podido hacer.
-Linda está fuera de la ciudad. Lo siento, no tengo ningún teléfono donde
localizarla.
Kate lo llevó a sentarse de nuevo y Ryan se sentó junto a ella.
-Quizá sea mejor. A veces Linda se pone muy nerviosa en este tipo de
situaciones.
-¿Tienes alguna noticia nueva sobre Mary? -preguntó Ryan.
-Van a ponerle un marcapasos. El médico ha dicho que hay razones para pensar que se pondrá bien. íbamos a irnos hoy a San Francisco pero vinimos a Reno porque ella
no se sentía de] todo bien, y en cuanto entramos por emergencias... -Warren se
interrumpió y se tapó la cara con las manos.
-Si, ya me lo ha contado Ryan. Tuvo un colapso y se quedó inconsciente.
Tuvieron que reanimarla. Fue una suerte que vinierais aquí directamente.
'Tienes razón, por un lado ha sido una suerte. Yo no sabía que estaba tan mal,
ella me lo ocultaba. Tendría que haberse puesto el marcapasos hace tiempo, pero no
quena. No sé por qué.
-¿La has visto?
-Sí, está sedada, pero sé que quiere verte. Le diré que estás aquí. Tenemos
que comunicamos con el puesto de enfermeras por teléfono.

Farsa MatrimonilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora