RYAN ABRIÓ la puerta de la suite del hotel y la sujetó para que pasaran Warren
y Kate.
Entraron en un salón grande y cómodo en el que había dos puertas que debían
dar a los dos dormitorios.-¿Cuál es nuestra habitación, Ryan?
-La de la derecha. Las bolsas ya están dentro, las hice traer antes.
Abrió la puerta que Ryan le indicaba.
-En el dormitorio había dos camas. Bueno,
¿qué otra cosa esperaba? Ryan lo había arreglado todo para que les dieran una
habitación de dos camas. En realidad no estaban casados. No eran nada el uno para
el otro. Bueno, eso no era del todo cierto. Ryan significaba algo para ella, algo que ni
siquiera se atrevía a pensar.Miró por la ventana. Podía escuchar las voces de Warren y Ryan en el salón.
Warren se apoyaba cada vez más en él. Primero sólo para detalles prácticos, luego
cada vez más en busca de ánimo. Tenía que hablar con Ryan para aclarar aquella
situación ante Mary y Warren.
De hecho debería haberío hecho a lo largo de ese
mismo día. Le debería de haber dado la oportunidad de tomar el último avión para
San Francisco. Y sin embargo no lo había hecho.
Se apartó de la ventana. Egoísmo. Ésa había sido la razón, puro egoísmo.
Nunca nada en su vida le había hecho sentirse mejor que sus brazos esa mañana, se
había escudado en él. La vida de Mary pendía de un hilo y sin embargo Ryan la había
hecho sentir que todo iba bien. Simplemente estando ahí.
Pero esos eran sus sentimientos, no los de él. La había cuidado y se había
encargado de todo, no le había quedado más alternativa. Debería hacer las cosas
bien, se dijo, debería decirle a Warren la verdad. Debería, pero no iba a hacerlo.
Esperaría a que él señalara el momento. Volvería a mentir.
Se retorció el anillo en el dedo. Se había convertido en una mentirosa. De
pronto consiguió sacarse el anillo.
Se quedó mirándolo. Aquella era una señal. Sabía
reconocerla. Había llegado el momento de decir la verdad. Volvió al salón. Ryan y
Warren interrumpieron su conversación y la miraron expectantes. Era el momento.
Estaba preparada. ¿Pero por dónde empezaría?-Warren, ¿quieres tomar un té? -¿es que no iba a ser capaz de hacerlo? No
necesitaba té para decir la verdad. Era sencillo, sólo tenía que decir una frase-.
Puedo pedir que nos traigan té si quieres.-No, gracias, cariño. De hecho le estaba diciendo a Ryan que creo que me voy a
la cama.
-¿Tan pronto?
-Para mí ha sido un día muy largo -contestó Warren.
-Claro, lo comprendo. No se me había ocurrido pensarlo, Tienes que descansar.
Le dio un beso en la mejilla. Tendría que esperar hasta el día siguiente. Quizá
de ese modo pudiera pensar en cómo iba a hacerlo.
-Cuídala, Ryan -dijo dándole unos golpecitos en el hombro a modo de despedida.
Ryan se acercó y la agarró por la cintura.
-Desde luego que lo haré. Dormiremos y mañana estaremos preparados para
llevar a Mary al quirófano.Podía sentir el calor de su mano. Seguramente para Warren aquella era la
imagen de una pareja perfecta y feliz de recién casados. Sin embargo algo no
funcionaba. Apretó la mano sintiendo la dureza del anillo. Warren se despidió y
entró en su habitación.-Hablaste de té -dijo Ryan soltándola.
- ¿Quieres uno?
-No -contestó ella deprisa.
Se dio la vuelta. Le gustaba estar cerca de él, le gustaba demasiado.
-¿Estás segura?
-Por supuesto que estoy segura. Sé lo que quiero.
-¿Qué ocurre?
-Nada.
¿Qué le ocurría? Había decidido ser sincera. Era el momento de hacerle saber
sus intenciones. Si lo hacía se vería obligada a contárselo a Warren al día siguiente.
-Espera un momento -dijo volviéndose hacia él y enseñándole el anillo-. Quiero
enseñarte algo.Él tomó el anillo, lo miró y luego la miró a ella.
-¿Cuándo has conseguido sacártelo?
-Ahora mismo. No sé cómo pero ha salido solo.
-Probablemente habrás adelgazado en los últimos días. Seguro que no has
comido nada con tanto trabajo. Será mejor que te lo pongas otra vez, quizá mañana lo
olvides -dijo devolviéndoselo.
-No, mañana quiero contarles la verdad a Warren y a Mary.
