Me desperté con la sensación de que había renacido... que todo lo malo había terminado al fin... y que de una vez por todas todo volvería a la normalidad recuperando su equilibrio natural, pero no fue a sí, todo lo contrario estaba por empezar en mi vida un caos.Los paramédicos me bajaron de la ambulancia con mucha rapidez y otra vez al traspasar la puerta de urgencias sonó una sirena, camino hacia la zona de choque enfermeras y doctores se acercaron con urgencias, podía ver cómo fruncían el ceño de lastima.
Me pusieron en un cuarto separado "aislado" de los demás pacientes con muchos aparatos médicos, rápidamente los doctores empezaron a estudiarme y para acelerar el proceso empezaron por la zona donde más dolor sentía.
Entre radiografías, toma de signos vitales, inyecciones para ponerme suero y preguntas de ¿cómo me sentía?, pasó un rato.
Mamá entro por la cortina de la habitación con ceño de angustia, al parecer los doctores ya le habían dicho mi situación médica nada favorable.
—¿Como estás? —preguntó mamá.
—¡Bien! —dije con voz despreocupada, para no asustarla.Charlamos durante un rato, sentía muy débil mi cuerpo y me empezó a dar sueño, después una máquina que tenía conectada en mi cuerpo empezó a sonar una alarma; los médicos rápidamente se acercaron, retiraron a mamá de la habitación y me empezaron a inyectar algún tipo de medicamento, después de esa inyección dejo de sonar la máquina, mi cabeza y mis manos empezaron a sentir una sensación de pulsación muy fuerte entre mis venas, mi corazón se aceleró muy rápido, empecé a sentir desesperación y angustia.
Yo no sabia lo que estaba sucediendo en ese momento; después cuando me restablecieron y dejaron entrar a mamá nuevamente, me explico qué los doctores me habían revivido.
—¡Me revivieron! —me decía a mi mismo, sin poder creerlo.
Un doctor se acercó hacia nosotros y le explico a mamá que el hospital no contaba con el equipo suficiente para atenderme, y era necesario enviarme a la Ciudad de México con urgencias en una ambulancia.
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El arte de vivir en una silla de ruedas
Teen FictionTodo esto duele; el pobre y brutal sentimiento de no poder servir, el simple hecho de no poder alcanzar un estante, no poder abrazarla, te va destruyendo poco a poco y mierda duele mucho. Hoy al estar escribiendo de repente mi cabeza simplemente per...