𝓲𝓽𝓪𝓵𝓲𝓪𝓷 𝓰𝓪𝓵𝓵𝓮𝓻𝓲𝓮𝓼
El primero diferente
Sueños, ahora sí
Era comprensible que ninguno de los dos recordara aquel primer sueño. Ni siquiera sabían qué era lo que se aproximaba. No sabían que luego de esa noche, se soñarían todas las noches durante meses y meses, sin exceptuar ni una.
Esa noche, Madeleine y Luca estaban terminando de escuchar a Ed Sheeran cantando All Of The Stars, pero antes de la última nota, ambos quedaron dormidos.
Luego de cerrar los ojos, Luca se encontró en un aeropuerto. No sabía en dónde estaba, pero estaba seguro de que no estaba en Buenos Aires. Llevaba una maleta roja en su mano izquierda, y con la derecha sostenía la correa de su mochila de mano. Se encontraba caminando detrás de su madre, ella le decía algo, pero él no la oía del todo.
Vio que un tumulto de gente se dirigía hacia él. Recordó, sin saber cómo, que detrás de él había una puerta en embarque, y que probablemente las personas quisieran ir a ella. Mientras caminaba a paso apresurado, su hombro chocó contra el de una chica.
—Lo lamento —le dijo.
—Está bien —respondió Madeleine al chico con el que acababa de chocar —en parte ha sido mi culpa.
Sin decir nada más, siguió caminando hacia la puerta de embarque. Ni siquiera le estaban pidiendo los boletos de avión, pero no importaba, porque tampoco sabía si llevaba uno encima, sólo sabía que debía subirse a ese vuelo.
Caminó por la plataforma, y, cuando estaba a punto de subir al avión, todo su entorno cambió.
Se encontraba en el campo, parada en medio de un puente, sobre un río. Era un lugar bonito, el césped era verde y desprendía aroma de estar recién cortado, habían unas pocas casas simples y pintorescas, y botes vacíos pasando por debajo del puente. Frente a ella, había un joven apoyado en la barandilla del puente admirando los molinos rojos que estaban esparcidos por el paisaje, los cuales tomaban mucho más protagonismo que las pequeñas casas.
—Es un lindo lugar, ¿no es así? —le preguntó una chica, acercándose a la baranda.
—Ni que lo digas —le respondió, mirándola. Quiso decir "como tú", pero ni siquiera la conocía y no le pareció correcto.
—No conozco dónde estoy... me siento perdida.
—Yo también... el lugar me suena un poco, aunque no pueda acabar de reconocerlo —admitió— pero supongo que no hay nada de malo en eso.
Ella le sonrió de lado, él tomó un mechón de pelo que le caía sobre su cara, y lo colocó detrás de su oreja. Ambos despertaron.
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Galerías Italianas
Teen FictionMadeleine tiene un gran problema: sueña todas las noches con un chico que no conoce y el verdadero inconveniente es que, lejos de incomodarla, comienza a desarrollar sentimientos por él. ¿Podrías enamorarte de alguien que has visto sólo en tus sueño...