Madeleine tiene un gran problema: sueña todas las noches con un chico que no conoce y el verdadero inconveniente es que, lejos de incomodarla, comienza a desarrollar sentimientos por él.
¿Podrías enamorarte de alguien que has visto sólo en tus sueño...
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𝓲𝓽𝓪𝓵𝓲𝓪𝓷 𝓰𝓪𝓵𝓵𝓮𝓻𝓲𝓮𝓼
(¹¹) Dime por favor si estoy en el bien actuar,
si a cada paso que doy, uno tuyo he de esperar
Espero que entiendas no quiero sonar dependiente,
sólo que si no es a tu lado, no quiero que la luna se asiente
Lucerna, Suiza, Europa
Luca despertó, sentándose en el sillón instantáneamente. Tocó su nariz, porque le ardía horrores. Recordó el agua cayendo alrededor, el paisaje en su mente, pero su vista fija los ojos de Caroline, con la lluvia estallando a su alrededor. Se preguntó qué había sido todo ese sueño, y en qué momento se había quedado dormido.
Aún sentía un resto de tormenta en su interior cuando su madre pasó por la puerta de entrada.
—¡Ya los tengo! —exclamó, levantando los dos boletos de avión. Luca se levantó con rapidez, y tomó uno de la mano de su madre, para luego leer lo que éste decía.
—Son para mañana a la noche —le dijo, un poco aturdido por la idea de dejar Suiza tan rápido, y su madre asintió.
—Me dijiste que querías volver lo antes posible y bueno, conseguí estos.
—¡Es asombroso! —exclamó luego de quedarse unos minutos en silencio, y abrazó a su madre— gracias, gracias, gracias, mamá.
—Está bien, nene, no tenés nada que agradecer —dijo Alma, aceptando el abrazo— andá a hacer las maletas, que tenemos poco tiempo para eso, y mucho para empacar.
Luca coincidió con su madre, y fue corriendo hasta su habitación. Cuando llegó pudo ver que había dejado todo desordenado, habían remeras y pantalones en el suelo, sus cuadernos y lápices estaban por todas partes. Recordó que también había dejado algunas cosas en el comedor, y que probablemente su anterior cambio de ropa se encontrara en el baño. Cielos, tenía demasiado que hacer.
Buenos Aires, Argentina, América
Ya en la casa de sus tíos, ambas se sentaron en la cama que le habían designado y su madre la acunó en sus brazos, como si volviera a tener cinco años.
—¿Hace cuánto tiempo empeoró el abuelo? —le preguntó, escuchando el corazón de su madre.
—Creo que no tengo que mentirte, bebé, el abuelo está mal hace bastante, pero ha estado peor la última semana.
