La música ardiente rebotaba contra las paredes, provocando vibraciones en todo el lugar. Las luces acompañaban a los bailarines en un sensual movimiento, arriba y abajo contra el tubo de metal. Sudor corriendo por sus cuerpos, brillando en la tuene obscuridad, con miles de ojos observandoles con un desesperado deseo.Alfas y Betas gozando del espectáculo, gimiendo al pasar su propia mano sobre su miembro al observar a aquél Omega que se abría de piernas enfrente de ellos y se deslizaba gentilmente hacía el suelo, les miraba provocativamente mientras remojaba sus labios rojos y les regalaba una vista perfecta de sus pezones ya erectos.
Se dió la vuelta totalmente, dando a relucir su gran culo que sobresalia por la tanga que traía. Se aseguro que los clientes babiaran por el y lo consiguió al agacharse. Miro sobre su hombro a un Alfa en particular, tenía un buen parecido, su traje teñido parecía hablar sólo, le dejaría bastante dinero.
Se enderezó lentamente lo qué parecía torturoso pará los demás que habrieron sus pantalones para masajiar su pene con más libertad, apuntó del orgasmo. El Omega castaño, miró a su presa con la lengua de fuera, sujetándose con los brazos hacía atrás del tubo, valanciandose de un lado a otro.
Con una mano recorrió todo su cuerpo con una capa de sudor, fingiendo gemidos al presionar sus pezones, llamándole con la mirada. El Alfa no podía despejar sus ojos de aquel sudoroso y curviado cuerpo, se imaginaba el poder saborear esos botones tan rozados y tirar de ellos.
Se levantó del sofá rojo, pará ir ciegamente directo a el, quien lo recibió con una sonrisa burlesca y llena de ego, lo abrazó por encima de los hombros, acarició su cabello negro. Nadie se resistía a el.
—Vayamos a un lugar más privado—. Le susurro en la oreja para después lamerla suciamente.
Bajó del escenario con ayuda del pelinegro que aceptó la propuesta más que exitado. Dejó qué el Omega caminara primero, bajando su vista a las abultadas y redondas nalgas qué rebotaban al pasó del castaño.
Encerrandose en un cuarto rojo, dónde el jóven Omega comenzaría su labor. Empujó al Alfa haciendo qué cayera de sentón en el sofá, arrodillándose entré sus piernas, bajando la cremallera del pantalón, liberando el falo qué escurría pre-semen, chupando la punta con fuerza, provocado qué el pelinegro gimiera. Paso su caliente lengua por toda la longitud para después adentrarla toda a su pequeña pero cálida boca, subiendo y bajando hasta la basé continuamente hasta llegar al orgasmo del contrario, llenandole toda la boca con su semen.
Aquel Alfa antes de salir, recompensó al pequeño castaño, con un fajó de dólares y un beso de despedida, prometiendole que volvería a visitarlo y harían otra cosa además de una mamada. El Omega le sonrió inocentemente, había logrado su cometido.
—Mierda, ese bastardo sucio se vino en mi boca—. Pronunció con el ceño fruncido, borrando totalmente su sonrisa y amabilidad.
—Carajo Tony, sal de una buena vez al escenario—. Le ordenó el guardía de las habitaciones. —¡Tony!—.
—¡Ya te escuché!—. Pasó sus manos por su rostro, subiendolas por su cabello, peinandolo hacía atrás, dando un sonoro suspiró. —Aqui vamos de nuevo—. Dijo con la mirada abajo, caminando al escenario un poco aturdido por las luces y la música.
Dónde un rubio alto no muy seguro de estar ahí, llegaba con su amigo, queriendo irse enseguida pues esto estaba encontrá de sus ideales.
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Perdón por la basura de capítulo:(
Pero conforme al pasarlos, prometo qué será mil veces mejor:')
Gracias por leer
🍯Honey
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Al ACECHO➝stony
FanfictionDónde un rubio se obsesiona de un trabajador de un burdel y hará lo posible para tenerlo. •omegaverse