Capitulo III

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Al llegar al lugar, sus ojos fueron llenados por un rojo intenso que sobresalía entré la obscuridad. Gigantescas letras tan brillantes y cegadoras, un delicioso neón azúl.

Steve miro al hombre fornido con un semblante serio, estando como perro guardián en la entrada, mirando sobre sus gafas negras a los visitantes, que estaban tan ansiosos de poder entrar y disfrutar un agujero en dónde clavar su reprimida polla.

Cada vez estaba más cerca de aquel hombre tan alto y más su nerviosismo se hacía notar, el cómo sus manos temblaban era un claro ejemplo. Bucky saludó al hombre moreno, como si lo conociera de años, como si hubieran tenido la oportunidad de disfrutar una ronda de cervezas juntos. Claro que no le confesaría a su amigó rubio que tuvo un encuentro pasional con aquél Alfa.

El moreno muy metido en su papel, ignoró por completo los coqueteos del castaño, tomando la cinta roja, abriéndoles paso al lugar. James río por lo bajó avanzando escaleras arriba con un rubio paranoico detrás de el.

Rogers al poner un pie en el último escalón fue alcanzado por la música extrovertida que rebotaba contra las paredes rojas, siendo abrumado por el penetrante olor a cigarrillos, alcohol y el lujurioso olor al sexo. Sintió marearse por el repentino cambio de luces que giraban por todo el lugar, sincronizados con la música.

Su mirada viajó al escenario. Tanto hombres como mujeres bailaban tan sensualmente hacía los espectadores, que se encontraban babeando en los asientos, miéntras recargaban su copa de vino sobre la mesa. Su amigo le indico dónde sentarse, una mesa no tan lejana a la plataforma.

Steve no podía despegar sus ojos de esos cuerpos tan sudorosos, moviendo cada extremidad, una éxtasis de pasión. Deslizándose alrededor de aquél largo tubo, volteó a mirar a James el cuál lo encontró tan entretenido en inspeccionar cada centímetro de ese cuerpo con grandes senos sacudiéndolos sin pudor.

Rio negando con la cabeza, mirando a otro lado. Un jóven Omega se acercó a ellos sensualmente, con tan solo una prenda cubriendo sus partes íntimas y un reducido moño negro en la blanquecina piel de su cuello. Cubrió el campo visual de aquellos hombres tan entretenidos por el espectáculo. James gruñó en respuesta, ¿quién se atrevía a negarle ver tal caliente baile? Miro ese par de ojos azules que le observaban de arriba a bajó con una sonrisa en su erótica boca. El nervioso Alfa le sonrió de vuelta.

—Caballeros. ¿Que les gustaría tomar?—. Formuló con una ligera voz.

—Whisky—. Se señaló y al rubio. —Para los dos, cariño—. Reposó sus brazos en aquel sofá, abriendo sus piernas, dándo a relucir el bulto que se asomaba orgullo entré sus pantalones mostrando el dominante Alfa que era.

—Enseguida—. Relamió sus labios, curioso por ver qué había dentro de esos jeans. Dió la vuelta llendo por la orden.

El rubio sentía su corazón brincar con demasiada fuerza. Nunca fue de esos hombres que cogía con quién se le cruzará en frente, así que estaba desesperado de poder escapar de ese lugar, realmente no se sentía cómodo estando ahí, siendo devorado con la mirada desde que entró al burdel por parte de los bailarines, que buscaban ansiosamente la aprobación de Rogers.

Su última relación fue un rotundo fracaso. Eran interminables peleas que no daban tregua. Una Omega que pensaba o quería creer que era su pareja predestinada. Pará ser sinceros jamás le agrado el aroma que ella emanaba, un empalagoso olor a malvavisco que picaba su nariz cada vez que hacía el amor con ella. El departamento por el cuál trabajó con fervor, pará darle un lugar al cual llamar hogar. No quiso hacer un escándalo por ello.

Viajó su mirada a Bucky quien coqueteaba tranquilamente con el camarero de hacé unos momentos. Dejando las bebidas de lado para poder besar esos rojos labios, sentandolo en sus piernas. A veces le cuesta decifrar en como Barnes logra cautivar a cualquiera, tan solo con unas palabras, una mirada y ya tiene a alguien debajo de el. En cambio el titubea al tener una cita, actúa cauteloso cuando alguien le gusta, es como un lobo escondido detrás de los arbustos, esperando el momento exacto en el que debe saltar e ir por su presa.

La gruesa voz del fondo lo robó de sus pensamientos. Empezó a escucharse una ronda de tambores.

—¡Ahora con ustedes, el sensual, el hermoso, el pecado lujurioso de todos, nuestro playboy!..—. Hizo una pequeña pausa. —¡Tony!—. Arrastro la palabra entera, enfatizando está.

Como si hubiera anunciado que todos habían ganado la lotería, el público salto de alegría de sus asientos, aplaudiendo esplendorosamente. Rogers un poco confundido imitó a su amigo y a los demás. Al ver a todos maravillados con la gran noticia, su curiosidad picaba por saber quién era ese tan anhelado quien movía en todos una sed de desesperada de poseerlo.

Sus ojos captaron el preciso momento en el cuál, un chico salía de la tenue  obscuridad. Pararon totalmente los tambores, lo único que se escuchaba en aquel burdel era una respiración agitada y un corazón latiendo deprisa. A cada paso se descubría un cuerpo delgado con una piel deslumbrante que brillaba bajo las luces rosas. Su piel canela sobresalía y contrastaba con el intenso rojo de las paredes.

Steve estaba seguro que en cualquier momento su corazón saldría por latir tan fuertemente.

Las luces dispararon al rostro juvenil de aquel Omega que caminaba moviendo las caderas seductoramente al centro del escenario, dónde un largó tubo sujetado desde la plataforma hasta el techo le esperaba nuevamente.

En el momento en que vio ese angelical rostro, su respiración se cortó, su corazón se detuvo, lo único que podía pensar era en lo bello que era ese Omega. Su lobo interior puso los ojos en el, acechandolo, quería saltar sobre el y poseerlo de todas las formas posibles.






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Espero les haya gustado. Pronto subiré otro capítulo y una nueva historia.

Gracias por leer

🍯Honey

Al ACECHO➝stonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora