Capitulo V

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Su cuerpo enteró se estremeció al ver aquella sonrisa que mostraba un insaciable deseo que lo consumia cada vez más

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Su cuerpo enteró se estremeció al ver aquella sonrisa que mostraba un insaciable deseo que lo consumia cada vez más. Quedó estático en su lugar, esfumando sus aires de arrogancia.

Por un momento sintió una oleada abrasadora cargada de exitación, un cosquilleo en la parte trasera de su cuello. Su corazón latía frenéticamente, por primera vez su cuerpo dejo de responderle, estaba anonadado.

No era posible que un simple Alfa le hiciera sentir vibraciones por todo su ser, por un segundo cruzo por su mente una tediosa idea. Abrumado por el repentino descubrimiento, se enderezó cómo si ese rubio se tratase de un feroz lobo a punto de arrancarle la cabeza con sus afilados colmillos.

Steve notando como el Omega se alejaba de el, en un intento desesperado subió a la plataforma quedando de rodillas, con su dignidad por los suelos, alcanzando la mano del castaño haciendo que este parará en secó.

—¿Que mierda crees que estás haciendo?—. Giro su cabeza hacia el sorprendido, mirándolo con el ceño fruncido, con un vago intento de poder zafarse del agarré. Steve incrédulo por lo que estaba haciendo, reaccionó al escuchar los bullicios furiosos, soltando la mano que encajaba perfectamente con la suya.

Sintió como alguien lo tomaba de los hombros y tiraba hacía atrás. Estampó contra el suelo ganándose un golpe en la cabeza.

—Maldito idiota, quítate del caminó—. Escupió un alfa pelinegro, quién no tuvo suficiente al a ver tirado al rubió hasta que le propinó un par de patadas en sus costillas. Este soltó un jadeó de dolor cubriendo la zona. El pelinegro sonrío burlescamente.

Tony retomó su lugar, impotandole un carajo lo que había pasado, siempre era lo mismo.

—Hey, Steve ¿Estás bien?—. Barnes llegó agachandose hacía su amigo, tomando su mano para ayudarlo a pararse.

El rubió se enderezó, fulminando con la mirada aquel pelinegro, apretando su puño, haciendo relucir sus marcadas venas por todo su brazo, al notar como ese Alfa miraba al Omega lujuriosamente, pasando su mirada por todo su cuerpo. Su intento de mantener el control se desvaneció cuando observo como el castaño se sentó enfrente de el, alzando su pierna recargandolo en su hombro regalandole una fantástica vista al pelinegro quién no dudó en masajear su pierna fuertemente.

Rogers perdió la cordura, sus celos salieron a flote. Caminó decidido, hasta encontrarse atrás de ese Alfa, con su dedo índice tocó su espalda.

—Oye amigo—. llamó con un semblante serio pero lleno de furia.

—¿Que carajo quieres ahora?—. Puso los ojos en blanco. —¿No te bastó con la paliza que te di?—. Rio a carcajadas. —largate de aquí antes que te haga daño de verdad—. Retiro cuidadosamente la pierna de Tony para encarar al rubió. —Eh mierda—.  Presionaba el pecho de Steve con su dedo.

Rogers se hecho a reír, tirando su cabello hacía atrás, soltando un sonoro suspiro, para después agarrar con fuerza la mano que pinchaba su pecho, torciendole la muñeca y con la otra mano propinandole un puñetazo en el rostro. Tirándose encima comenzó a golpearlo, ignorando las súplicas de su amigó y los gritos de las personas del burdel.

Tony bajó del escenario más que fastidiado. Se acercó a ellos, cubriendo su nariz al percibir el intenso aroma a feromonas que desprendia aquel rubió tratando de intimidar a su oponente. De algún modo su dulce aroma a tierra mojada con menta hizo un efecto en el. Su cuerpo enteró se estremeció al sentir las feromonas de ese Alfa calarle hasta los huesos.

Antes que perdiera la razón por tal aroma, un hombre alto siendo uno de los de seguridad, corrió apresurado a separar aquellos hombres que se molian a golpes con el propósito de revelar al Alfa que tendría toda la atención del Omega. 

Jaló sin cuidado alguno a Steve quién tenía ya sus nudillos esangrentados al impactarlos a ese rostro ya con hematomas grandes formados. Se jaloneo del sujeto con traje negro, desesperado en liberarse del agarré pará poder volver a darle su merecido a ese bastardo que permanecía tirado,  apoyándose en sus codos, formando una sonrisa fanfarrona miéntras de su boca brotaba sangré, escupiéndola a un lado.

—¡Vas a morir hijo de perra!—Maldijo furioso señalandolo, empujando al rubió de guardia de seguridad quien hizo el agarre más fuerte. —¡Ya suéltame carajo!—. Hizo el ademán de golpearlo con el codo, pero el rubio alto fue más rápido, dando el golpe primero, un rodillaso en su estómago.

—Le pido que se retire—. Formuló con un tono serio y demandante. Antes de que lo jalara a empujones del burdel una mano se posó en su hombro.

—Tranquilo beach boy, yo me encargo de el—. Susurró cerca de su oído para después mirar hacia Steve con una falsa inocencia el cuál solo se quedó perplejo.

El alto rubió se lo pensó por un segundo, viendo la sonrisa cómplice del más pequeño, asintiendo con la cabeza.

Tony le había despertado una sed insaciable de curiosidad por aquel Alfa que le despertó deseos enterrados en su interior. Una sensación que lo carcome por dentro, el descubrir las glorias que le pueda ofrecer ese sensual rubió al poder tenerlo sobre el. Una forma de caer más al pecado de la lujuria y obscenidad.

Un conducto por dónde sentir placer de verdad, dejándose arrastrar por la imprudencia y placer. Ser la presa de ese lobo, extendiendo su cuello para sumergirse en el éxtasis de su mordedura justamente en su garganta, mientras lo débora lentamente.

Perdiéndose cada vez en el abismo de su propia ambición.





























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Gracias por leer

🍯Honey

Al ACECHO➝stonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora