Capítulo V

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—No te vas a ir — Susurró su padre mirándolo con molestia, levantó su mano y lo mantuvo inmóvil — Muerte no tengo ni la menor idea de lo que estás haciendo.

—Nada — Dijo mientras forcejeaba — ¿Acaso es malo admirar a lo que permitiste ser creado?

—No intentes convertirme en el malo ahora — Muerte dejó de forcejear y frunció su ceño al escuchar eso.

— ¿Malo? ¿Qué quieres decir con eso? — Tiempo lo miró — Tú me diste este poder, no pedí llevarme a la gente — Muerte intento mantenerse lo más quieto posible — No pedí ser el malo — Su padre frunció sus labios que estaban cubiertos por un poblado bigote blanco terminando en una larga barba — Tú decidiste hacerme malo.

— Muerte — El anciano se acercó hasta su hijo que seguía suspendido sin poder moverse — amar a los humanos es un error que debemos evitar.

— ¿Amar? —Susurró con desprecio — No es lo mismo admirar que amar...

—No — Lo interrumpió su padre — no es lo mismo, mas la admiración por algo trae el amor como invitado.

Muerte frunció el ceño.

—No quiero que ames a Isla — Susurró su padre.

—No la amo — Dijo Muerte — simplemente la veo de lejos... Hablo con ella, no me toca ni yo a ella, eso no es estar enamorado — Muerte observó a su padre — Según creía, no podíamos hacerlo.

—No deben — Corrigió — pueden, pero no deben, es demasiado arriesgado.

—Si fuera vida, no estarías dando este estúpido discurso, ¿Recuerdas acaso quién soy? Yo sobre todos mis hermanos es quien menos siente — Tiempo frunció su ceño.

—Por qué entonces no quisiste matar al padre de Isla — Muerte guardó silencio — tu silencio otorga.

—No voy a dejar de verla — Contestó renuente — Me causa curiosidad y si quiero le seguiré hablando cuanto se me dé la gana.

— Tiempo alzó una ceja — Cómo quieras — Movió su mano haciendo que cayera al suelo de golpe — Ya eres grande, no tienes un año de vivir aquí.

—Lo sé, no necesito que me lo recuerdes — Dicho eso, se fue de ahí dejando a su padre con la mirada perdida.

—Entiéndelo — Susurró Naturaleza saliendo al encuentro de Tiempo — es la primera vez que veo en él un ápice de curiosidad, en años.

—No es sano para Muerte, su naturaleza no es esa, si bien no siente como la mayoría de sus hermanos, una explosión de emociones como el amor, podría provocar que se alejara de su centro, de lo que está destinado a ser — Tiempo le enseñó la guadaña a Naturaleza — siempre ha sido rebelde, pero en esta ocasión, quería dejar vivir a este hombre por ser el padre de Isla.

—Qué harás — Los ojos de Tiempo la miraron fijamente.

—El tendrá su castigo — Naturaleza lo observó con el rostro ladeado — Vida — Llamó el padre Tiempo a su hija mayor, la chica apareció delante de él con total solemnidad y respeto — tengo una tarea para ti.

—Ella miró a su padre — Qué sucede — Él extendió su mano, mostrando una pequeña luz a Vida — Qué es eso —Preguntó frunciendo su ceño.

—Esto, Vida, es lo que pondrás en el pecho de Muerte — Ella frunció ladeo su rostro

—Qué hizo ahora — Vida miraba a su padre con curiosidad — ¿Eso es un castigo?

—Así es — Ella negó levemente —Ahora ocurrió algo que me ha dejado pensativo, y este es su castigo — Le entregó la pequeña luz.

—Son... Sentimientos — Susurró — ¿Cuánto durará el castigo? — Ella esperaba una respuesta rápida y directa.

—Cuánto él desee — Comentó — Llévalo, y cumple con la misión.

Después de eso dejó a Vida junto a madre Naturaleza que la observó con el rostro pacífico.

—Cree que es necesario que experimente el amor real — Vida miró a su madre.

—Pero esto es un pedazo de amor puro — Naturaleza suspiró profundo — ¿Sabes lo que le hará cada vez que mate a alguien?

—Le dolerá, por eso justamente es que son varios sentimientos, no dejará su forma etérea pero es como si tuviese un alma — Vida meditó un momento.

— ¿Es por la chica? ¿Por Isla? — Naturaleza asintió.

—Sí ¿La conoces? — Vida asintió.

—Tiene un propósito otorgado por padre, es de vida — Ella guardo la bolita de luz entre sus vestidos — así que la he observado desde que nació, últimamente, había visto a Muerte demasiado interesado, pero no creí que llegara a tanto.

—Realmente no entiendo a mi hijo — Naturaleza se sentó en la raíz gigante de un árbol — por qué ahora.

—Llevamos siglos aquí — Vida se encogió de hombros — Muerte unos segundos menos que yo, y todo este tiempo solo ha destruido, es normal que quiera crear.

—No es una justificante Vida — La voz de Naturaleza se convirtió en un susurro — Muerte está destinado a algo al igual que tú, y no por ello buscas matar.

—Debo ir a hacer esto — Vida se despidió de su madre y decidió ir a buscar a su hermano.

***

Muerte se encontraba arriba de una montaña, en un pequeño espacio con mucha flora, algunos árboles tapaban una cueva que era muy poco profunda. Miraba el horizonte, donde el ocaso cambiaba los colores del cielo.

Respiró profundo, no sentía culpa, ni remordimiento pero, pensaba mucho en Isla, ella debía sentirse mal en ese momento. Entre los humanos, perder a los padres solía ser un lamento, no en todos los casos, pero sí en la mayoría... Pensó que en ese momento debía estarlo culpando por lo que había hecho, y eso lo hizo suspirar.

Un rayo atravesó el cielo, la lluvia no tardaría en presentarse, escuchó el ruido de las gotas golpeando el suelo. Se metió en la cueva, los pasos eran pausados, deseaba dormir durante un tiempo, tal vez descansar haría que se olvidara de Isla.

En algún momento quiso no haberla conocido. Se acostó mirando hacia un lado de la cueva, era un momento extraño a lo largo de su aburrida existencia. Pensaba en las palabras de Tiempo, tal vez tenía razón, tal vez sí sentía algo, tal vez su padre no estaba loco como pensaba. Se movió de nuevo, hubiese deseado que hubiera más grama para sentirse más cómodo.

—Isla — Susurró — Isla — Hasta quedarse dormido.


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