Capítulo VII

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Muerte abrió los ojos, sentía apretado el pecho y un peso en la espalda, sacudió su cabeza mientras se levantaba, comenzó a salir de la cueva sintiéndose un poco perdido, no estaba seguro cuántos días había dormido, recordó el momento en que estaba hablando con Vida, frunció su ceño para luego suspirar.

El trabajo comenzó a llamarlo, pensó un momento ir donde Tiempo para saber en qué día se encontraba, negó, se daría cuenta por sí mismo, no necesitaba de su padre para poder entender lo que sucedía, tenía la suficiente experiencia para poder superar un castigo más.

Tomó su forma etérea para trasladarse desde su pequeño escondite a buscar su primer trabajo del día.

Se detuvo sobre una ciudad nevada, parecía ser de noche, una aurora boreal pintaba colores en el cielo nocturno, un espectáculo maravilloso que Muerte se detuvo a admirar durante unos minutos, observó con cuidado la mayoría de tonalidades. Respiró profundo justo cuando comenzó a moverse por la ciudad llena de luces, además de ver como las montañas se alzaban detrás de la civilización.

Un departamento oscuro lo recibió, se detuvo un momento, buscando de donde venía el llamado, un sollozo se escuchó de una de las habitaciones, se dirigió hasta un cuarto pálido, con las cortinas cerradas, el ambiente era triste, Muerte miró hacia todos lados, no encontraba a su hermana en la habitación, sin embargo, podía sentirla.

La cama era ocupada por un hombre que estaba acostado en posición fetal, su cuerpo temblaba con cada gimoteo, era un escenario extraño para Muerte que se sentó en la orilla de la cama.

—Si te hubieran ayudado — Susurró comenzando a acercarse para poder tocarlo — si no te hubieran dejado solo, no estuvieras muriendo ahora...

—Quería — Habló interrumpiendo los pensamientos de Muerte – que estuvieran aquí – Frunció su ceño, sintió como algo en su pecho crecía conforme pasaban los minutos, respiró profundo — La vida hubiese sido más sencilla... Solo quería, quería, que todo saliera bien — Arum miró hacia todos lados, supo, que era un escritor con bastante experiencia.

—El fracaso te mato ¿Verdad? — Preguntó, sintiendo como recorrió por su columna un escalofrío, como si pudiese tener nervios, el dolor inundó cada uno de sus miembros — ¿Sabes cuál es el problema con los humanos? — Susurró, con la respiración un poco pausada, viendo como la tristeza consumía al hombre — No saben manejar el fracaso, piensan que todo se basa en éxitos, logros, renombre — Sonrió de lado — pero, no se recuerdan de lo que realmente valen, son efímeros, acumulan riquezas sin saber que lo que importa son los recuerdos.

Muerte acercó su mano, a uno de los pies del hombre, lo sintió, haciéndolo alejar su mano del sujeto, sus labios comenzaron a temblar, la vida del escritor pasó por la mente de Arum, los momentos felices eran pocos, y los tristes lo inundaban. Terminó de poner su mano en el pie, un último sollozo sonó.

"Por qué, sentí Se preguntó mientras se iba — Pude sentir lo que él estaba experimentando Tragó grueso — ¿Qué me hizo Vida?"

Se fue de la casa, yendo a una montaña nevada, decidió que lo mejor era no ir a ver a las personas que se iban, sabía que podía hacerlo, era consciente de ello, solo necesitaba concentrarse en llevarlas sin ir a recibirlas.

Suspiró, no había visto a Tristeza por ningún lado, ni a enojo, frunció el ceño... Sacudió su cabeza.

—Debo recordar qué paso — Se acostó en la nieve viendo el cielo — es el castigo — Rodó los ojos — ahora, cómo diablos me quitó el castigo — Se levantó — Vida — Dijo mientras se levantaba de la nieve para observar el panorama — necesito que me explique.

Se volvió etéreo, buscaba a su hermana, hasta que llego a un hospital en Argentina, donde cerca de una cama, ella admiraba a un bebé con la ternura desbordando de sus pupilas. Levantó la mirada al sentir la presencia de su hermano, su rostro cambio por completo, Vida tragó grueso.

—Así que, un nuevo visitante en la tierra — Susurró caminando despacio por la habitación, Vida lo miraba con cierta desconfianza

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó con la voz suave, mirándolo directo a los ojos.

—Vine a preguntar nada más, algunas cosas — El monitor de la madre comenzó a cambiar — Está débil — Comentó viendo como comenzaba a bajar el ritmo cardíaco.

—Muerte, basta — Habló con un leve temblor, manteniendo el rostro sereno.

—Ladeó su rostro — ¿Qué crees que estoy haciendo?

—No te acerques, sabes que está débil y si te acercas se irá por inercia — Él pestañeó levemente.

— ¿Y? — Sonrió con cinismo — ¿Hagamos un trato?

—Ella frunció su ceño — No

—Bueno — Se acercó un poco más y la respiración de la madre comenzó a cambiar — creo que se irá.

–Vida lo observó, en su mente pasó la imagen de su hermano justo en el instante donde le ponía el castigo de su padre — ¿Lo disfrutas?

—Por alguna razón, en este momento, sí — Susurró Muerte sonriendo de lado — ¿Qué me hizo padre?

—¿Si te lo digo te iras? — Preguntó ella con la voz tranquila, de inmediato Enojo apareció en el lugar.

—¿Desde cuándo Muerte siente? — Dijo observando a Vida, su hermana se limitó a mirarlos fugazmente — Su enojo es demasiado, pareciera odio.

— ¿No ves? — Preguntó su hermana mayor.

—Lo único que veo es a ti, asustada — Vida negó — ¿Qué me hizo Padre? — Muerte dio un paso hacia adelante.

—Solamente te puso sentimientos — Susurró con la voz queda — no hizo nada más que eso.

—Muerte retrocedió unos pasos — ¿Qué? — Por el rostro de Arum, pasaron un millón de emociones sorprendiendo a Vida.

—La luz que introduje en tu pecho, eran sentimientos, ahora cuando mates a alguien, podrás sentir lo que esa persona siente — Entonces Vida frunció sus cejas — y cuando veas a Isla podrás sentir amor, decepción, odio por ti mismo por llevarte a su papá.

—Cállate — Su voz era suave, un siseo amenazante — no sabes lo que hablas.

— ¿O me vas a negar que ahora no disfrutas viendo como esta mamá se va, acabada de tener a un bebe? Cuando Isla te vea ¿Cómo podrás mirarla a los ojos sabiendo que eres la causa número uno de su tristeza?... Deberías darte asco tú solo — Vio como su hermano retrocedía hasta alejarse de la cama lo suficiente.

—No soy malo — Respondió con un dejo de tristeza en la voz.

— ¿Quién te ha dicho que no lo eres? — Susurró haciendo que Muerte abandonara el lugar. 

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Espero les guste el capítulo y como siempre deseándoles lo mejor, los y las quiero muchísimo. 

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