Maid versión Perra.

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— Tyler, ¿te queda mucho? — Sonríe detrás de la puerta, dando unos toques en la misma.

— ¡N-no voy a salir así! — se escucha un chillido desde adentro.

Hace sólo ayer, la pareja del rizado y el castaño habían hecho una simple apuesta, ésto era porque Tyler había adquirido hace unas semanas un juego para su computadora, donde ya era un adicto al mismo.

Tyler como buen novio que era había invitado a su chico al pasatiempo que él tenía en ese momento, pero a los minutos se dió cuenta de lo terrible que era el achinado jugando.

Entre burlas y risas, Joshua ya harto y decidido pidió apostar contra su morocho.

(— Si yo gano esta partida, tu te pondrás ese hermoso conjunto que compré por Internet, y harás todo lo que te ordene.

— ¿Ah si?, ¿y yo que obtengo a cambio, guapo?

Alza sus hombros sin molestia.— te dejo ser el activo por una semana.)

Esto hizo que el menor diera un brinco de sorpresa y emoción, era confiado, obviamente sabría lo malo que era su pareja en el videojuego. Así que ambos tomaron sus manos en una señal de “juramento” volviendo a sus asientos esperando la partida en línea.

Confiado y decidido, pero a los minutos totalmente asustado y perdido. Cuando menos se dio cuenta, el avatar de Joshua junto a un aviso anunciaba que el ganador era su rizado.

Alza el mando en victoria, Tyler se vuelve chiquito en su lugar y lo mira con sus labios temblando, como un cachorro asustado.

Y Josh sonríe grande y atrevido.

— Una apuesta es una apuesta, corazón.— cruza sus brazos estando en el borde de la puerta.— gané limpiamente, así que merezco mi premio.

— ¡P-pero hiciste trampa! ¡Tu eres malísimo en Fortnite!

— Sabes que cuando me lo propongo lo hago, mi niño.— suelta en un gran ego.— anda chiquito, sal que ya quiero ver a mi premio.

— ¿N-no podemos negociarlo?, m-me siento extraño...

— Apuesta es una apuesta, bebé.

El mayor alcanza a escuchar lloriqueos y refunfuños, también uno que otro pisotón, luego de dos minutos donde ya no se escucha nada, la puerta se abre, y Josh abre su boca en impresión y en un gran sonrojo.

El menor apareció por la puerta, vestía un hermoso conjunto de traje de sirvienta femenino, la tela era de un color negro, en tirantes y con un mandil atado a su cintura, afigurando aún más sus caderas de una manera provocativa.

En su pecho tenía unos pequeños moños negros, en su cuello adornaba un collar de tela en encaje, lo mismo pasaba en sus pequeños antebrazos, sujetos en si.

Su cabeza adornaba una pequeña tiara y traía unas calcetas oscuras de red, y debajo suyo un raro conjunto de ropa interior de unos cintos sujetos a sus muslos.

Tenía olor a perfume y estaba perfectamente depilado, con una mirada acuosa y sus labios rojos de tanto morderlos. Esto causó una onda de calor en el rizado, quien quedó totalmente embobado con esa dulce figura de su chico.

El menor mira hacia el suelo y juega un poco con sus calcetas, no se atreve a mirar directo a su mayor, se siente sumamente apenado y con su ceño fruncido levemente y un puchero.

— N-no me mires así, maldito Otaku fetichista...

—Pues este otaku te hace gritar de placer con tan solo tocarte, así que tan jodido no estas corazón— dice acercándose a él, posa su mano en la cadera del pequeño y lo jala con brusquedad a él.

Once Upon a Time (Joshler/Tysh) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora