Cap 5

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¿Cuántos tiempo ha pasado desde que cierto humano llegó a Hometown? cuatro días nada menos... cuatro días que el lobo trató de arruinarle a aquél chico frío como un témpano de hielo. Le robaba el dinero de la merienda, le insultaba, humillaba... e incluso alguna que otra vez lo llegó a agredir físicamente... Pero... ¿Qué hacía el joven castaño ante este abuso? Nada... Absolutamente nada, y el motivo por el cual aguantaba aquel maltrato por parte del lobo era porque no le importaba en lo más mínimo lo que este pudiera hacerle o decirle, siguiendo a rajatabla un recuerdo que siempre se le venía a la mente...

"Nunca le muestres a tu rival que logró hacerte daño."

Además de que, con todo el racismo que había en el pueblo y en su propio instituto, no le convenía nada agredir a un monstruo... ¿No creen?

El dragón, la reno... y, sobretodo, la chica escamosa, trataban de defenderle, pero el humano siempre se lo impedía... Decía que era cosa suya y lo último que quería era que ellos también se convirtiesen en el blanco de ese licántropo.

Ya eran las dos y veinte, hora de volver a casa tras haber pasado varias largas y pesadas horas encerrados en esa prisión a la que los más finos se atreven a denominar... "Centro Educativo" Eso era lo que sentía la morada...

-... Joder... El de filosofía no se ha cortado un pelo en poner los deberes...- se quejó la morada saliendo ya del instituto junto al humano.

-... Tampoco es para tanto... solo son cinco ejercicios.- dijo sin interés alguno y restándole importancia a las palabras de la joven monstruo.

-¿Has leído acaso el enunciado de esos "cinco ejercicios", Kris?- preguntó la monstruo a la vez que le miraba con los ojos achinados y con los brazos cruzados.

El humano se quedó callado.

-Aah~, eso pensé.- dejó de mirarlo de esa manera.

*¡PIIIIIII!* Sonó la bocina de un coche... bueno, de cierto coche rojo que el humano conocía de sobra, aunque... la monstruo se quedó estática en el sitio, paralizada, con las pupilas completamente afiliadas mirando hacia el frente a la vez que un molesto escalofrío recorría su ser.

El chico se la quedó mirando bastante extrañado por aquella repentina reacción e iba a llamar su atención, pero ya espabiló ella sola, volviendo sus ojos a la normalidad y destensando su cuerpo para luego dejar salir un pequeño suspiró.

-¡Kris, date prisa. Se nos va a hacer tarde!- llamó Toriel a su "hijo" desde dentro del coche, esperando para poder arrancar.

-¡Ahora voy!- respondió para después volver a ver a la morada. -¿Estás bien, Susie?

-S-si, si. Solo me he sorprendido un poco por el bocinazo del coche de tu madre... No me lo esperaba jejeje...- respondió ella algo inquieta pero tratando de sonar convincente.

El humano se quedó mirándola por unos segundos, dudando de su palabra, pero decidió finalmente creerla...

-... Bien... adiós.- se despidió y se dirigió hacia el vehículo donde le esperaba su madre impacientemente.

-Adiós Kris.- se despidió con la mano/garra y finalmente salió totalmente del recinto donde se hallaba el centro para comenzar a caminar hacia la casa de su tío.

N. 150Donde viven las historias. Descúbrelo ahora