20. Los poderes de Levi (FINAL)

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-¡Sebastian!- Lo llamó Sher, su voz desgarrada por el llanto. Le sangraba mucho la cabeza y parte del rostro pero no parecía importarle. Lo único que evitaba que corriera hacia su hermano era Levi, que lo sujetaba con fuerza.

Un remolino de pensamientos se mezclaban dentro de la cabeza de Sebastian. A estas alturas ni siquiera sabía cuáles eran suyos y cuáles eran Urian. Odio, resentimiento, soledad, abandono, envidia, tristeza, era un sentimiento oprimente en su pecho.

-¡Debes usar tus poderes Levi!- lloró Sher mientras intentaba liberarse de su agarre en vano.

-No servirá de nada- contestó el joven con esfuerzo, el cabello de Sher se le metía en la boca mientras intentaba mantenerlo quieto. Era increíble que alguien tan pequeño pudiera tener tanta fuerza- es mitad Dios, mis poderes no lo alcanzan.

Sher se quedó quieto y observó a su alrededor. La tierra se había levantado del suelo y un gran viento apareció comenzando a rodear a Sebastian. Era como una esfera formándose lentamente a su alrededor: aire, tierra, rocas, polvo, con él en el centro completamente fuera de sí.

-Debes crear una realidad que deje a los humanos fuera de esto. Con humanos me refiero a aquellos que son únicamente humanos: sin ningún tipo de mutación. Nuestra base no puede verse afectada.

-¿Qué hago?- preguntó Levi dejándolo libre, algo aliviado. Sher había vuelto a sí mismo y estaba intentando encontrar una solución.

-Enviarlos a otra dimensión sería demasiado traumatizante- dijo el muchacho tanteando sus bolsillos en busca de chocolate, sin embargo no había traído- No podemos dormirlos, si se encuentran realizando alguna actividad peligrosa podría ser un desastre. Congelar el tiempo tampoco es posible, las consecuencias espacio-temporales serían catastróficas...

-Lawliet- Lo llamó Levi. Sher lo miró, sus ojos rojos, su rostro sangrante, sus manos inquietas- ahora, más que nunca, necesito que pienses.

Tenían que gritarse para hablar. El viento a su alrededor era cada vez más fuerte y amenazaba con enviarlos volando por el campus.

Sher se puso en cuclillas y escondió la cabeza entre sus manos. Levi se sentó frente a él y esperó.

-Tú puedes- le dice.

-Podrías crear dos realidades simultáneas. Una nueva dimensión. Podrías hacer que el tiempo pase más lento para ellos, que su realidad transcurra normalmente pero que en comparación a la nuestra suceda lentamente.

-Querrás decir que nuestra realidad pase más rápido- lo corrige Levi. A pesar de las circunstancias, a Sher se le escapa una sonrisa.

-Listillo- masculla, sin embargo asiente- podremos encargarnos de este asunto y, con suerte, los humanos nunca lo sabrán. Para ellos será un segundo, para nosotros quizás sean días o años. Creando una nueva dimensión no desestabilizaremos la de ellos y luego no tendremos que preocuparnos por las consecuencias de la misma. Podrás disolverla en cuanto lo logremos.

-¿Y qué hay de Sebastian?- preguntó Levi. Sher lo observó. Sebastian estaba completamente consumido por aquella esfera, estaba seguro de que si alguien intentara acercarse la fuerza de la velocidad con la que aquellos objetos se movían era capaz de matar a la persona.

-No podemos hacer nada por él ahora- contestó con voz temblorosa- liberar el Éter le dió más poder a Urian. Tenemos que alejarlo antes de que destruya toda la base.

-¿A dónde?

-Crear una dimensión lo suficientemente grande para vivir a la par de los humanos agotará todas tus energías- pensó Sher- Winona tenía razón en esto, si lo haces pasará mucho tiempo hasta que puedas usar tus poderes correctamente de vuelta. Creo que debemos enviarlo a otra parte del mundo. Además, Urian es el Éter sin importar la dimensión. Él encontraría la forma de volver. Sería en vano intentar agotar tus poderes para enviarlo hacia otra dimensión o plano. Es preferible mantener a los humanos a salvo.

Había soltado todo eso muy rápidamente y a Levi le había costado seguirlo, por lo que simplemente asintió.

-Bien, como quieras- aceptó y miró al muchacho- levémoslo lejos.

Sher lo observó un instante, una gran tristeza plasmada en su mirada.

-¿Qué tal la Antártida?

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