31. Falso

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Podía ver sus malditos ojos vidriosos de la ira. Las venas de un lado de su frente se marcaban con facilidad y su agarre era tan fuerte que sentía grandes retorcijones en esa zona, sin lugar a dudas habrían moretones pero yo estaba más que dispuesta a no verme, y menos frente a el y a esa bola de matones, como lo que el me había llamado "una niña que no tiene nada mas interesante que ver que tono de esmalte le quedaba mejor a su tono de piel".

Me zarandeo un par de veces más. Me había dicho zorra. Deje caer el cuchillo justo al lado de mis zapatos.

—¡Mierda! —me gritó muy cerca de la cara —mierda, eres una idiota.

¿Idiota?.... idiota tu mamá.

Nunca había sentido tanta furia acumulada. Tenía ganas de tomarlo por mi cuenta y golpearle con fuerza, pero era lo bastante inteligente como para deducir que el ganaría en un santiamén... Y más con la bola de idiota que lo respaldaban.

Pude ver como claramente bajo la mirada al cuchillo y no pude evitar tragar en seco. No lo creía capaz, debía ser mi paranoia... ¿verdad?

—Sueltame imbécil —le ordene igual de aterrada.

Y al contrario de lo que pensé sus nudillos se marcaron mas, por la fuerza que les estaba ejerciendo al sujetarme.

—Resultante ser mas idiota de lo que pensé... —me acercó a su rostro con habilidad, y sin siquiera darme cuenta me dio la vuelta. Haciendo que mi espalda chocara con fuerza contra su abdomen, su mano me sujeto por sobre la clavícula con tanta fuerza que por unos instantes no podía respirar. —¡Tienes una idea de lo que cuesta la maldita moto! —me gritó muy cerca del oído —¡Pues cariño te va costar muy caro arreglar tu travesurita!

Mi respiración era agitada mientras miraba de la peor forma al idiota que tenía en atrás —¡No me grites! Yo que tu no estaría tan confiado... sabes muy bien lo que hiciste.

Levanta una ceja incrédulo, sin embargo no parece muy asustado. Más bien sonríe mientras sus manos por alguna razón juguetean con el dobladillo de la manga de mi vestido —¿A si? —alarga la palabra. Se acerca a mi rostro, puedo sentir su olor a cerveza con mucha facilidad —¿y yo que hice cariñito?

Empiezo a sentirme irritada. La mirada de todos los chicos de la fiesta puesta sobre mi no ayuda, y los diminutivos que utiliza para hablarme mucho menos.

—¿Hee? —es lo único que logró decir al ver su descarades —lo sabes muy bien... anda, diles lo tramposo que eres.

—¿Tramposo? ¿Yo? —me mira despreocupado y con una sonrisa en sus labios —acabo de darme cuenta que Tyler tiene una fascinación extraña por las locas.

—¿Locas? —apenas logró susurrar boquiabierta. Este tipo es... es simplemente —eres un tarado. No creas que te vas a quedar así.

—Haber cariñito ¿cómo te explicó? —hace una pausa mientras se toca el mentón —no tengo ni puta idea de lo que estás hablando —se encoje de hombros. Se bien que está totalmente cabreado. —Lo único que se es que dañaste mi moto, y eso vas a tener que pagarlo caro.

—¡Eso no se va quedar así! —vuelve a gritarme. Me toma por las muñecas y nuevamente me zarandea, pero esta vez logró liberarme de su agarre de un solo pero fuerte movimiento.

—¡Joder no me grites...! —le exijo del mismo modo que el, encarandolo y gritándole. —¿Crees que no me di cuenta? —vuelve a apretarme pero esta vez con menos fuerza.

—No tengo idea de lo que estás hablando —repite apretando su mandíbula. Casi me hace llegar a dudar... ¡Pero no! Yo no estoy loca.

—Es ridículo, tu mismo mandaste a ese idiota —le digo señalando a su cómplice, todos se abren paso dejando ver la cara del otro tramposo —querías ganar ventajas por sobre Tyler, le mandaste a quitar partes de la moto para que según tu todo quedará como un accidente... incluso le dijiste que querías verlo por poco en coma.

Esto es guerra, querido vecinoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang