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—𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊 Despierto completamente agitada, trato de controlar mi respiración y cierro mis ojos.
Había soñado nuevamente con esa pálida mujer de cabello platinado, por alguna extraña razón exigía un sacrificio y yo me veía maravillada en ofrecerme. No lo entendía, soñaba con ella desde los ocho años. Solo Caspian sabía de esos sueños además de nuestro difunto padre.
Salgo de mi habitación a buscar el único lugar y a la única persona que me ha reconfortado todo este tiempo.
—¿Profesor?¿Qué hace por aquí?
—¿Princesa? Que bueno que la veo, necesitamos ir con su hermano ¡ahora!
—¿Qué ocurre?— pregunto con temor.
—Su tía ha dado a luz a un varón, su tío
Niego reiteradas veces. Nuestro tío jamás nos haría daño a mi y a mi hermano.
—Se lo pido princesa, ambos tienen que estar a salvo.
Pienso por un par de minutos. De todas formas ya iba a la habitación de Caspian, podía demostrar cuán equivocada estaba el profesor por expulsar tales infamias.
—Está bien
Cuando llegamos a la habitación de mi hermano el adulto hace un ademán indicándome que haga silencio. Veo como tapa la boca de mi hermano con su mano y este abre los ojos de golpe.
—¿Profesor? ¿Syra? ¿Qué ocurre?
Me encojo de hombros.
Estaba tan confundida como él.
—Su tía a dado a luz... es un niño.
La mirada de Caspian solo confirma lo que el profesor me había dicho hace unos minutos. El miedo en mi hermano se hizo presente.
—Tenemos que salir de aquí.
Caspian toma mi mano con delicadeza— andando— cuando el profesor abre el pasadizos tras el armario de Caspian ambos entramos. Una pequeña abertura nos permite ver la habitación.
Muchos guardias reales entran a la habitación con ballestas y sin esperar ni dudar lanzan flechas donde se suponía que Caspian dormía.
Tapo mi boca para evitar soltar un grito de asombro y temor. Si el profesor hubiese llegado tarde, Caspian estaría muerto.
—¡Avisen a los guardias! ¡Caspian y la princesa han escapado!
Mi hermano jala de mi mano para obligarme a bajar las escaleras y salir de ahí. Debiamos escapar.
No prestaba mucha atención a la conversación del profesor y Caspian. Estaba impresionada, la persona que nos había criado desde pequeños se había atrevido a order la ejecución de mi hermano.
—Tarde años para encontrarlo— veo como el mayor le entra algo envuelto a Caspian.— Suerte
—¿No viene con nosotros?— pregunto sin moverme.
El profesor niega.
—Su seguridad es primero.
Los caballos estaban frente a nosotros. En un ágil movimiento ambos nos encontrábamos arriba de los animales escapando del castillo.
—¡Alcen el puente levadizo!
Al salir los fuegos artificiales se hacen presentes. Celebraban el nacimiento de un nuevo principio y tal vez mañana iban a celebrar la muerte de uno.
—¡Vamos!
Una persecución se desenlaza. Los guardias se encontraban atrás de nosotros, era inevitable no sentir temor. No por mi sino por mi hermano. Era lo único que tenía y no iba a abandonarlo.
Vemos el gran río y sin pensarlo dos veces cruzamos por el. Volteo el rostro y algunos de los guardias habían caído en el río. Al cruzarlo vemos el bosque prohibido como le habíamos apodado.
Caspian entra en el sin pensarlo.
Lo sigo.
—Creo que dejaron de seguirnos— digo con duda.
Caspian quien gira un momento su rostro hacía entras no es capaz de identificar un gran tronco que sobresalía de un árbol.
—¡Caspian! — grito con temor al verlo siendo arrastrado por el suelo, como pudo soltó su pies de la silla de montar. Detengo mi caballo y me bajo de este, Mcfly no pierde tiempo y se va.
—¿Por qué hiciste eso? ¿estás loca?
—Eres mi hermano , Caspian. No iba a abandonarte— murmuro y examino su golpe. Lo ayudo a sentarse en el suelo— tenemos que salir de...
Nuestras miradas recaen en una luz saliendo de un tronco , ¿acaso son?
Caspian ve su espada pero uno de ellos se acerca con una pequeña daga. Mi vista pasa al objeto que le había entregado el profesor a mi hermano, ¿era el cuerno se la Reina Susan?
Un relincho se hace presente y nuestras miradas pasan a los solados.
—Encárgate de ellos— el pequeño rubio corre hacia los jinetes.
—¡No! — un pequeño pelinegro corre hacia nosotros.
No pude reaccionar, Caspian había sonado el gran cuerno.
—¡Caspian!, ¿QUÉ HICISTE PEQUEÑO ENANO?— estaba siendo redundante pero el enano había goleado a mi hermano.
—¡Por allá! — miro con nerviosismo al hombrecito.
Me levanto del suelo. En esta vida hay sacrificios y no importa que grande o pequeño es, Caspian es mi hermano. Lo protegería a toda costa.
Corro a otra dirección capturando la atención de los guardias reales, quienes me perseguían por el bosque. Tropiezo con una rama y caigo al frío y áspero suelo. Escucho unas pisadas detrás de mi. Trato de levantarme pero no pude. Alguien me sujetaba la mano con fuerza.
—Buenas noches, princesa— lo último que recuerdo fue un fuerte golpe en la cara antes de que todo se nublara.
