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B Ö L Ü M 7
𝔗𝔥𝔢 𝔴𝔥𝔦𝔱𝔢 𝔴𝔦𝔱𝔠𝔥
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Todos caminaban con decepción, habían perdido a muchas personas y entre ellas a Syra.
—¿Qué pasó?— Pregunta la pequeña saienso de la cueva junto a algunos narnianos.
—Pregúntale a él
—Peter
—¿A mi? Pudiste parad todo ¡habia tiempo! ¡Perdí a mi hermana por tu culpa!
—¡Si hubieras seguido el plan esos soldados estarían vivos! ¡Syra también!
—¡Es suficiente Peter! ¿Estás contento? ¡Te dijimos que era un pesimo plan!— Edmund le hace frente a su hermano mayor— ¡no culpes a Caspian por tu error!
—¿mi error? No Edmund, el nos trajo aquí
—Y ese fue mi primer error.
—¿Cuando aprenderás a escuchar, Peter? ¡Se supone que eres el mayor, actua como uno!
—¡Es lo que hago desde que regresé! ¡Pienso en Narnia! Pero Caspian...
—¡Hey! ¡Yo no fui el traidor que abandonó Narnia
—¡Ustedes invadieron Narnia! — se excusó— Narnia estaba mejor sin ustedes. Eres un usurpador como tu tio, como tu padre...— un nudo se forma en su garganta— como tu hermana.
—¡No te permito que...!— Caspian quien estaba por sacar su espada es detenido por el azabache.
—¡Es suficiente! — Edmund desenvaina su espada con enojo y Susan trata se aceecarse pero es detenida por Caspian quien miraba al rubio con enojo.
—¿Hablas desde tu corazón roto?— Peter se arrepiente de esas palabras— Edmund yo... — sus espadas chocan junto a una penetrante mirada de enfado por parte se ambos.
¿Acaso pelearian por una chica? ¿Nublaba el juicio de ambos? ¿O solo el de Edmund?
—¡Basta! ¡Es suficiente! — Escuchan una cansada voz.
Caspian se gira rápidamente al escuchar esa voz. Corre hacia ella para ayudarla a bajar de caballo.
—Ayúdalo a él primero— indica mirando al pequeño sentado frente a ella.
—¿Syra?— Lucy corre a auxiliar a Trumpkin y Edmund corre hacía la castaña para ayudarla a bajar del caballo.— ¿Qué...
La castaña se encontraba con su traje manchado de sangre, tenía la mirada pérdida. Sufría por dentro.
En un momento de debilidad abraza al azabache con todas sus fuerzas y llora, no le importaba ser el centro de atención. Necesita desahogarse o explotaría.
—No me sueltes por favor— ruega
—Nunca lo haría— afirma abrazándola con la misma intensidad.
Cuando la castaña se encontraba limpia y con un nuevo vestido solo podía recordar la escena de la noche anterior. Había presenciado la muerte ante sus ojos, de no ser por William ella y Trumpkin estarían muertos. El castaño se había sacrificado por ellos y unos minutos antes de hacerlo le había confesado su secreta admiración hacia ella.
Le dolía.
No lo conocía de cerca , pero conocía su nombre como el nombre de la mayoría de los guardias que habían muerto en la batalla.
