Capítulo 3

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¿Que yo qué?

Creo que no escuché muy bien, o eso creía hasta que lo repitió.

¿Qué hago en este momento?

Puedo fingir que no escuché nada y terminar con éste proyecto, entregarlo a Winston y librarme de Kendall y su ya fallido intento de conquista. O puedo encarar a Schmidt y hacerle saber que nunca caeré en su juego, que es tiempo perdido esto.

Pero la maldita cobardía me abordó.

Bajé la cabeza, casi recargándola en el sofá, buscando un refugio y escondite, a la espera de que James se fuera junto con Kendall. ¡Pero Kevin tuvo que llegar!

-Hermano, ¿dónde dejaste a ______?

-¿Qué?

-Ella llegó hace un rato, te iba a dar un trabajo o algo así.-comentó Kevin rascándose la nuca.

-¿______ está aquí?-dijo Kendall casi pálido.

-Sí, estaba esperándote.

-Oh, creo que lo escuchó, bro.-dijo James golpeando suavemente a Kendall en el hombro.

-¿______ escuchó qué, James?

-Nada, Kevin, los amoríos de tu hermanito.-rió el castaño.

-¿De qué habla Maslow, Kendall?

-Nada.-contestó nervioso. ¡Maldito hipócrita!-¿Dónde estaba ella cuando te fuiste, Kevin?

-Allí mismo, pero quizá te fue a buscar a tu habitación.

-De acuerdo, iré allá.

-Bien, tú sigue jugando al detective amoroso pero yo me voy, Schmidt.-bromeó James.-Luego te veo.

-Sí, adiós.-contestó desinteresadamente.

-Yo tengo que ir con Christy en veinte minutos, así que luego nos vemos.

-Ajá.-gritó Kendall subiendo las escaleras.-No quiero sobrinos aún, Kev.

-Gracioso.-rió con sarcasmo.

Me asomé desde mi escondite para ver que Kendall se alejara un poco. Salí lentamente, como ladrón en banco, hasta llegar al comedor. Me senté y fingí que jugaba con mi celular. Después de unos minutos, él apareció confundido y buscándome con la mirada.

Entró pensativo hasta donde yo estaba y sin ponerme una pizca de atención.

-¿Y si por fin le digo a ______?-dijo mordiéndose las uñas. Reí un poco por su distracción.

Bien, era hora de darle un pequeño susto.

-¿Qué me vas a decir por fin, Kendall?-hablé. Él dio un respingo y maldijo por lo bajo.

-Qué, qué, qué...-dijo nervioso.-¿Podemos poner la carpeta de color verde?

-¿Es enserio, Schmidt?-alcé una ceja.-¿Importa tanto el color de una carpeta?

-Sí.-contestó sonando más bien como una pregunta.

-Hazlo cómo quieras, ¿vale?

-Supongo que gracias, ______.

-Necesito que leas esto y me des tu maravillosa opinión.-le entregué unas hojas.

-Como tú lo hayas hecho estará bien.-sonrió tímido.

-Da lo mismo, quiero que lo leas.

-¿Realmente te interesa tanto mi opinión, linda?

-¿Realmente te interesa mi interés por tu opinión?

-¿Qué?-rió.

-Nada, sencillamente quiero que leas el estúpido trabajo.

-¡Woah!-alzó las manos.-¿Por qué tan agresiva, linda?

-Me jode que me digas como linda, y lo sabes.

-Entonces deja de serlo.

-¡Yo no soy linda!

-Sí que lo eres.

-Soy horrenda.

-¡Maldita sea, tú eres perfectamente hermosa!

-Cállate, soy un asco.

-No, tú eres preciosa.

Me paré enfrente de él y le mostré mi dedo anular.

-Toma tu hermosura.-sonreí irónica.

-Sigues siendo perfecta.

-¡Muérete, Kendall!

-No podrías vivir sin mí.

-Me harías un favor si desapareces de mi vida.

-Sabes que me amas.

-Podrías lanzarte de un puente o algo parecido.

-Tú me quieres aunque lo ocultes.

-O quizá desde un edificio, depende de cómo quieras morir.

-Amas que yo te quiera.

-¿Sabes nadar? Porqué también sería útil un escapismo fallido.

-¡Te quiero, _______!

-¿Qué?-por fin preste atención a sus palabras.-¿Qué mierda dices, Kendall?

-Te quiero.-me tomó de las mejillas rápidamente y me besó.

"Mía" con Kendall Schmidt♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora