Epílogo: "That what's makes you mine"

2.3K 170 7
                                    

Bueno, bueno, bueno. Ustedes ahora se preguntarán, ¿qué ocurrió con ésos ridículos tortolitos? Pues bien, se los contaré.

Entregamos un muy buen trabajo socioeconómico, tanto, que se nos permitió titularnos con ése. Nos graduamos, obviamente el mismo día, y empezamos un pequeño negocio de finanzas. Y en poco más de un año, éramos la empresa líder en Kansas. Decidimos extender nuestras fronteras y todo fue un éxito.

Cinco años, cinco perfectos años han pasado desde que ella (y aunque extraño) me pidió matrimonio en esa iglesia. ¿Y quién soy yo para negarme? Así que, con un futuro económico sólido, comenzamos los planes de boda, y un soleado Sábado 8 de Agosto del 2014, nos convertimos en marido y mujer.

Compramos una hermosa mansión en las afueras de la ciudad. Nuestros vecinos eran amigables, excepto el señor Luke, un viejo cascarrabias que discretamente vaciaba las colillas de su cigarro en las macetas de mi esposa, y espíaba cada vez que hacíamos murmullo fuera de casa.

Teníamos una vida perfecta, increíblemente hermosa. Y ella, esa preciosa mujer que me dejó conquistarla, me daba más alegrías que nadie en el mundo; cuando me aceptó como novio, al entregarse a mí, al casarse conmigo, y la más reciente, cuando me dio la notícia de que seríamos padres. Y es que tantas noches de amor desenfrenado debían dar frutos, ¿no?

Y ahora estaba ella, sentada junto a mí en una banca del parque, mientras tratábamos de decidir el nombre para nuestro bebé.

-Kendall es un nombre precioso. ¿Por qué no ése?-arrugué la nariz.-¿Francis?

-¿Qué tal Santiago?

-¡Por Dios, no!-rió con fuerza.-No quiero que mi hijo sea un viejo loco como mi padre.

-¿Y qué te parece...?-me interrumpió.

-¡Saúl!-gritó con alegría mientras saltaba de la banca y abrazaba a un tipo raro, con una guitarra colgando atrás.

-¡_______, qué gusto!-la abrazó. Con cuidado les separé y saludé de mano a ése hombrecillo.

-Kendall Schmidt, esposo de _______.-me presenté.

-Linda, tú no me querías creer.-rió Saúl.-Que ustedes estarían juntos, por siempre y ante todo. Era su destino. Se han casado, ¿cierto? Yo lo suponía. Hace unos ¿dos años? Puede ser, no soy adivino.-rió, dejándonos con la boca abierta.

-No eres adivino, eres un loco que me ayudó a ver cuánto amo a mi esposo. -Me alegra haber ayudado un poco. Pero me debo ir, tengo que llegar a la cafetería. _______, Kendall, les deseo lo mejor.-dijo avanzando.-Ah, y creo que Jake es un lindo nombre para su hijo.

Sonreí abiertamente, mirando esos preciosos ojos que me han vuelto loco desde que los vi y la tomé de su cintura, ya poco notable por los tres meses de gestación que llevaba. Besé con tranquilidad sus labios y le susurré.-Jake Schmidt Sainz, así se llamará a nuestro hijo, mi amor.

-Me gusta. Mucho.-sonrió.

-¿Más que yo?

-A nadie puedo amar más que a ti.

-¿Segura?

-Nunca lo había estado más.-se estiró y me besó con ternura.-Y nunca lo estaré más que hoy. Eres mío, por siempre y para siempre.

-Ésa es mi chica.-suspiré.-Durante mucho tiempo me pregunté si algún día podría estar junto a ti, y hoy sé que eres sí. Tú mi realidad, tú eres mía.

-Y tú, simplemente lo eres todo para mí, Kendall.

FIN

"Mía" con Kendall Schmidt♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora