Abrí el cajón que me había dicho Brad, tomé una licra y una sudadera, tengo frio… mi chico me compró incluso ropa interior, algunos accesorios para el pelo que aunque no uso, se me hiso un bonito gesto, por último tomé unas medias y me adentré al baño.
Después de ducharme y vestirme me senté en el filo de la cama sujetando un cepillo de pelo. Brad asomó la cabeza.
—Ven hermosa, quiero presentarte a mi hermana —comentó.
—Vale, ahora salgo —sonreí.
Brad se adentró un poco más y tomó algo de un cajón.
—Te espero fuera —comentó antes de irse.
Me cepillé el pelo, acomodé mis calcetines y caminé al recibidor.
Salí, y todo mi cuerpo se descompuso, incrédula me giré y caminé de regreso a la habitación, mi corazón se aceleró a tal punto que no respiraba con normalidad. No podía creer lo que acababa de ver, es ella... Regina.
Miré a todos lados, buscando la pistola que dejé aquí en el cajón, abro desesperada todos los cajones, busco debajo de la cama en todos los lugares donde Brad pueda esconder una pistola. Seguro la movió de sitio.
—Leah, ¿qué haces?, te estamos esperando —dijo Brad a mi espalda.
—Busco mi pistola, la dejé aquí ¿Dónde esta?
—Arriba del mueble del baño ¿Para qué la buscas?
—Para matar a tu hermana.
—¡¡¡Qué!!! —exclamó sin entender—. ¿Te has vuelto loca?
Caminé con rapidez hacia el baño.
—¿Qué diablos te pasa? —dijo, sujetando mi antebrazo.
—Es ella Brad, la chica de la que te hablé, tu hermana es la cómplice del maldito que abusó de mi.
—¡Que dices! Debes de estar confundida Leah, mi hermana no puede ser —exclamó confundido.
—Estoy totalmente segura de que es ella, ¡Joder! La vi muy bien, vio como me violaban y no hiso nada —confirmé clavando mis uñas en mi mano haciéndola puño, presa de la rabia, al recordar ese momento—. Le supliqué que me ayudara, ¿y sabes que hiso? Giró la cara para que ese maldito abusara de mi, mientras ella miraba todo.
Tiré de mi brazo soltando me del agarre de Brad, pero él volvió a sujetarme con firmeza.
—No puedo dejar que mates a mi hermana —aclaró.
—¡Suéltame! voy a matarla —gruñí retándolo con la mirada.
—Cálmate Leah, es mi hermana entiéndeme, no puedo dejar que la mates.
—Si no lo hago ahora... lo haré otro día, pero voy a matarla —advertí.
—No, no, Leah —resopló en frustración—. Perdónala, ella fue testigo si, pero solo miró, no le ayudó, esto debe de tener una explicación.
—No puedo Brad, la odio y te doy mi palabra de que la voy a matar.
Tiré con toda mi fuerza, en un movimiento de los que él mismo me enseñó logré soltarme de él, y corrí al baño. Estiré mis dedos alcanzando mi pistola.
Caminé con rapidez al comedor mientras la cargaba de balas, entonces Brad dice:
—Leah si lo haces tendré que vengarla.
—¿Crees que me importa? —Seguí caminando.
—Leah no lo hagas te amo, piensa las cosas en frío, no estás pensando las cosas bien.
Llegué al comedor y me precipité hacia ella, pongo la pistola entre sus dos cejas. Ella se puso pálida. Su madre pegó un grito parándose del sofá, al tiempo que llevaba sus manos a la boca ahogando una exclamación de horror. Entonces sentí un metal duro en mi cabeza.
—Déjala, Leah —dijo Brad.
—Si vas hacerlo, hazlo. Por que es ella o yo.
Miraba a Regina a los ojos. Sus pupilas estaban cubiertas de pánico, y un miedo casi suplicante. Hice más presión marcándola más.
—¿Te acuerdas de mi? —Ella no respondió, estaba en estado de shock.
—¿Recuerdas aquella chica del callejón que te suplicaba ayuda mientras tu amigo la violaba? ¿Recuerdas lo que me hiso? —gruñí.
Regina empezó a llorar.
—No pude. No pude ayudarte. lo siento, tenía miedo, tenía mucho miedo... él era mi novio. Yo lo quería pero él me amenazaba, y tenía miedo —Hizo una pausa y miró a los ojos—. Él también abusaba físicamente de mi.
—¡¡No me mientas joder!! —bufé.
—Sabes que intenté ayudarte al principio, incluso antes de que me lo pidieras. Pero él era un asesino, había matado a dos de sus novias. Quise dejarlo pero no pude, me tenía amenazada, nunca le dije nada a nadie —me explicó con una voz rota por el llanto—. También estoy destrozada créeme.
Ambas estábamos llorando, yo en silencio y ella no se contenía, no sé en que momento Brad quitó su pistola de mi cabeza, pero no la sentía, di dos pasos atrás, sin bajar la pistola, pensando en todo lo que me dijo, buscando algo que no encaje.
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Más fuerte que mi Enemigo 1. ||Terminada|| ✔
Ficção AdolescenteLeah Walker, una chica de 16 años con una vida como cualquier adolescente de su edad. Pero todo eso cambia por: •Un amor no correspondido. •Una decisión que la lleva al lugar equivocado. •Odio. •Desesperación y la sed de venganza. Hacen una nueva v...