Invitada (Zerlu) [Fairy Tail]

La invitada se despide de su hogar

Terror.

Eso es lo que Makarov sintió al ver al hombre de oscuras ropas cruzando aquellas calles abarrotadas, donde la gente se apartaba para dejar pasar a tan imponente figura. A pesar de que la ventana estaba cerrada, los vitoreos y los gritos de alegría se oían alto y claro. Alegría que para Makarov significaba desesperación. Peligro. Deseaba hacerse más pequeño de lo que ya era. Volverse invisible. Desaparecer.

Temblores comenzaron a apoderarse de su cuerpo. ¿Por qué estaba ese hombre en Álvarez? No podía ser, no se suponía que fuera así, no debía serlo... pero lo era. Para desgracia de Makarov, en aquel imperio, la palabra de ese hombre era ley. Una ley que se cumpliría sin importar quien o que se opusiera a ella. La ley del mago negro. La ley de Zeref.

***

Un pequeño anciano y un joven, aún más mayor que él, se encontraban un enorme balcón de maravillosas vistas, pero poca relevancia tenía el paisaje cuando la conversación que estaban llevando a cabo era sobre un futuro inminente. Uno de ellos quería lograr su objetivo, el otro; evitarlo a toda costa. Diferentes metas que se cruzan. ¿A caso se necesita algo más para que un conflicto se lleve a cabo?

— ¿Vas a empezar una guerra? —preguntó el anciano. Makarov Dreyar, ex maestro de Fairy Tail.

— Una exterminación —sentenció su enemigo. El mago oscuro más poderoso que haya existido: Zeref, o lo que vendría a ser lo mismo, el Emperador Spriggan—. Aun así, estoy dispuesto a negociar. No es nada del otro mundo. Hagamos un trueque.

— No te entregaré Fairy Heart —negó Makarov con firmeza. Fairy Heart, un poder sin limites sellado en el cuerpo de la primera maestra del gremio. Una fuente de magia que no se agota nunca. Eso que enmascaraban bajo el nombre de Lumen Histoire era temible por si mismo. Quien sabe que sucedería si cayera en manos de semejante lunático como Zeref. Era innegociable.

— No te preocupes. No es lo que estoy pidiendo —dijo con una sonrisa enigmática—. Tú te quedas con Fairy Heart, Ishgal y Alakitasia firman un tratado de paz por primera vez en la historia y la fuerza militar de Álvarez irá auxilio de Fiore cuando Acnologia aparezca. ¿No suena mal, verdad? En comparación, lo que voy a pedir es una minucia.

Zeref tenía razón, no sonaba mal. De hecho, sonaba bien. Demasiado bien. Y eso,... era inquietante. No importaba por donde lo miraras, era sospechoso y de seguro había gato encerrado.

— ¿Qué es lo que quieres? —cuestionó Makarov con recelo.

— Disculpa. No me he expresado con claridad. No quiero algo, sino a alguien. Si esa persona se queda aquí, en Vistarion, yo cumpliré lo dicho con anterioridad. ¿Qué te parece?

— ¿Quién es?

— Es una maga. Muy prometedora, si se me permite decirlo. Incluso si aún no ha mostrado su verdadero potencial. Creo que estaba en tu gremio antes de que lo desmantelaras —dijo con la mano en su barbilla y los ojos cerrados, fingiendo no recordar con claridad—. ¿Te suena el nombre de Lucy Heartfilia?

El temor e incertidumbre dentro de Makarov adoptaron forma de ira. ¿Entregar a una de sus hadas a ese tirano? ¿Una de sus hijas? Jamás. Haría todo lo posible para poder evitarlo, incluso si requería el último latido de su anciano corazón, ninguno de sus hijos caerían en esas despreciables manos manchadas de sangre.

— ¡No te la daré! —gritó colérico.

Zeref extendió su mano en dirección a Makarov y una esfera aprisionó al anciano.

— Una pena —pronunció con falsa tristeza observando como su ataque obstruía las vías respiratorias del contrario. No tendría que hacer esto si Makarov hubiese aceptado su propuesta. Era un viejo obstinado. Pero la decisión estaba tomada, no había nada más que hablar—. Supongo que tendré que volver al plan original —dijo con cierto aburrimiento. Quedaban segundos para que su "oponente" muriera. No podía esperar a ver la reacción de Natsu. Se pondrá furioso. Querrá matarlo y con un poco de suerte lo conseguirá, poniendo fin a su sufrimiento. Estaba impaciente—. ¿Algo más que decir?