Capítulo 4: Un amigo fiel.

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La morena se quedó en silencio, no sabía muy bien como responder al hombre frente a ella, el mismo hombre que todos los viernes la rentaba, el mismo hombre que dejaba dinero de más siempre, el mismo hombre que ahora prometía volver rico a su mejor...

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La morena se quedó en silencio, no sabía muy bien como responder al hombre frente a ella, el mismo hombre que todos los viernes la rentaba, el mismo hombre que dejaba dinero de más siempre, el mismo hombre que ahora prometía volver rico a su mejor amigo.

Jafar sonrió. No era una sonrisa dulce ni denotaba alegría. Era más bien oscura, orgullosa, macabra, incluso. Posó su mano sobre el muslo de Hazel, provocando que se le erizaran los vellos de la nuca.

- Después de que todo esto termine, podría hacerte rica a ti, también -ronroneó el visir, sus ojos negros negándose a moverse de los avellana de ella.

- ¿Qué es todo esto? -preguntó la castaña entonces, cuando por fin encontró la fuerza interior que necesitaba para hablar.

- Cuando tu amigo me traiga la lámpara lo verás -prometió, poniéndose de pie luego, no sin antes recorrer la mejilla de la chica con el pulgar.

Hazel se mantuvo firme hasta que estuvo segura de que el hombre no regresaría a molestarla, no mientras estuviese lidiando con sus guardias.

Suspiró, las manos le temblaban ligeramente pero se negaba a aceptar que había sido por él. No le tenía miedo. No tenía razón para hacerlo, había lidiado con hombres peores que él, esto no era nada nuevo.

Pasaron las horas y la tarde se transformó en una helada noche estrellada, siendo lo único que la abrigaba la capa que había robado la noche anterior, cuando se habían colado al palacio. Mordió su labio, pensativa; esa sería la segunda noche consecutiva en que no asistiría a trabajar.

Pero no debía pensar en eso ahora. No podía pensar en eso, no cuando su mejor amigo estaba dentro de una cueva increíblemente tenebrosa con nadie más que un mono para asistirlo.

Sus ojos estaban a punto de cerrarse cuando la cueva se abrió, Hazel poniéndose de pie de inmediato.
Corrió hacia la entrada, teniendo que taparse la cara por el calor que provenía de adentro, llamas era lo único que podía verse, al menos desde donde ella se encontraba.

- ¡Al! -gritó, intentando acercarse a la orilla para ayudar a su mejor amigo que colgaba pudiendo sujetarse solo de una piedra, pero antes de lograr llegar a él Jafar la empujó hacia atrás, gritando.

- ¡Dame la lámpara!

- ¡Dame tu mano primero!

- ¡La lámpara, muchacho!

Hazel soltó un grito en cuanto Aladdin le entregó la lámpara a Jafar y este, con una sonrisa macabra, comenzó a pisar su mano para lanzarlo al vacío.

Se acercó por detrás y le golpeó la cabeza, pero, siendo ella pequeña y delgada no consiguió mucho, solo que el hombre se enfureciera.

- ¡Mujerzuela! -y así la punta del cetro del hombre había golpeado su cabeza, aturdiéndola y haciendo que se balanceara, Jafar encargándose de hacerla caer a el caos que era la cueva.

arabian nights ○ aladdinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora