Capítulo 5: Príncipe Ali.

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Cuando volvió en sí estaba recostada sobre una hamaca en pleno desierto, Abu sacudiendo un abanico frente a su rostro para ayudarla a despertar

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Cuando volvió en sí estaba recostada sobre una hamaca en pleno desierto, Abu sacudiendo un abanico frente a su rostro para ayudarla a despertar.

Se sentó apoyándose sobre sus codos, mirando la escena frente a ella. Al y un hombre estaban charlando, discutiendo algo sobre unos deseos.

Intentó hablar pero su garganta estaba seca, ambos la miraron al mismo tiempo, el hombre, moreno y fornido -guapo- chasqueó los dedos y así como así un vaso de agua helada apareció frente a ella, que lo tomó agradecida, confundida, pero agradecida.

— Hazie —suspiró aliviado Al, acercándose a su costado, ayudándola a sentarse apropiadamente. La castaña le sonrió.

— Ah, el amor —dijo el hombre, mirándolos— ¿No, monito? —habló dirigiéndose a Abu, que lo observó sin entender.

Ella y Aladdin se apresuraron en negar— No, no, nada de eso.

— No somos novios —dijo Al.

— Él es como mi hermano —añadió Hazel.

El hombre sonrió de lado, Aladdin rodando los ojos.

— Genio... —advirtió. Fue entonces que Hazel lo procesó, el hombre frente a ella era el mismo que hace un rato había visto siendo ¡azul! Vale. Vale...

— ¿Si, amo? —preguntó divertido.

— No te acerques a ella.

— ¿Es eso un deseo?

— No...

— Entonces —amplió su sonrisa el moreno, acercándose a Hazel, tomando su mano, dejando un beso en la palma— Es un placer, señorita.

Aladdin y Abu bufaron cuando vieron la sonrisa en los labios de Hazel, que respondió— El placer es mío —batiendo sus pestañas como solo ella sabía hacerlo.

Se miraron por unos segundos más hasta que Aladdin carraspeó, recuperando la atención de ambos.

— Ah, sí, Al aquí iba a contarme sobre una chica, había asumido que eras tú, que bueno que no —guiñó un ojo, ofreciéndole a Hazel el asiento a su lado, asiento que la castaña tomó con gusto— Bien, ahora, ¿quién es ella?

Los ojos de Al se iluminaron— Es una princesa.

— Aww, ¿no lo son todas? Trata a tu chica como a una reina, eso siempre digo —comentó, lanzándole una mirada cautivadora a la mujer a su lado, que sonrió internamente.

— No, no, ella en serio es una princesa —explicó el moreno.

El hombre enarcó una ceja— Ya te dije que no puedo obligar a nadie a enamorarse.

— Eso no será necesario, ella ya está interesada en él —se unió a la conversación Haz, sonriéndole a su mejor amigo, sonrisa que se desvaneció lentamente— pero ella debe casarse con un príncipe...

arabian nights ○ aladdinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora