Las ramas del arte magistral y un mal hábito.

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"Veo que te gusta la pelota que compré. Supongo que fue buena idea darle esas partes de los globos al hombre a mitad del precio de la pelota."

Ella no contestó. La pequeña estaba azotando la pelota contra un árbol, golpeándola con fiereza cada vez que volvía. Era obvio que practicaba boxeo de una manera particular.

Luego de vender el set de armaduras a un mercader que las coleccionaba, el par se acercó a un vendedor de pelotas que transitaba la zona. Tras un buen trato con este, el par apalizó a todo un batallón que los cruzó en el camino y volvió a su morada en el bosque.

"Dio, Joseph, Jonathan. Los tres, coman."

Encariñado por tres globos a los que perdonó la vida por ser simplemente útiles y varorables, Naofumi los nombró y adiestró el tiempo que estaran en su compañía. Ahora les arrojaba un pescado magníficamente bronceado a cada uno, provocando que sonrieran hambrientos.

"Si me hubieran dicho que esto era posible, yo..." Planteaba con cierto disgusto para sus recuerdos referentes a la traición que le habían hecho. Sin embargo, desvió la mirada al ver a un animal trotando violentamente hacia él. "Oh. Viene un jabalí. Raph, ¿Podrías?"

Impacto. La lanza de madera de Raphtalia se incrustó con brutalidad devastadora sobre el lomo del jabalí, asesinándolo. Al intentar removersela, esta se partió.

"Oh. No tengo lanza."

"Bueno, era inevitable. Esa porquería era una rama, algún día debía prevalecer. Creo que debemos volver con Oyaji, tengo suficiente dinero para conseguirte una lanza y un arco en condiciones. ¿Esa espada sigue bien?"

"¡Umu! ¡Solo la usé contra Jabalíes!"

"Bien. Adelante, entonces. Ustedes tres, conmigo."

Los tres se lanzaron al héroe, aferrándose a su cuerpo con sus dientes. Luego los cubrió con su túnica. Todos listos para dirigirse al reino otra vez.

...

"Yoh, Oyaji. Necesito una lanza y un arco."

"Chico, niña..." Saludó el hombre con una sonrisa. "180 monedas de plata por las presentes."

"Adelante, Raph. Tómate tu tiempo para ver la que te guste. Recuerda que..."

"Lanza resistente, pero algo flexible, y punta de plata. Ideal para lanzamientos. Lo tengo."

"Excelente. Adelante entonces."

"Veo que la has vuelto tu compañera..." Reconoció el armero con algo de gracia. "Oye, chico, ¿Piensas llevarla a un peluquero?"

"¿Hmm? Uy." Notó con algo de pena en el momento. "Nunca noté ese cabello tan... Demacrado. Supongo que lo cortaré yo. ¿Tienes tijeras?"

"Al menor signo de disgusto de ella, te dejaré sin testículos." Amenazó este dándole el instrumento.

En lo que ambos hablaban, Raphtalia consiguió una lanza de punta de plata con grabados bellísimos y tallo de madera lo suficientemente duro, así como un arco de roble con aparentes tiras finas.

"Bien, Raph. Si eso es lo que quieres, págale a Oyaji y siéntate ahí un segundo. Deberás acostumbrarte a eso, así como negociar. Nunca permitas que te estafen."

Luego de unos segundos en los que solo cortó el cabello de Raphtalia hasta la nuca, ya que la presión que generaba la mirada del mercader lo asustaba, dejando el frente con dos conjuntos de mechones para mantenerse femenina. Ella sonrió contenta, salvándole los órganos sexuales a su maestro.

Voluntad de Escudero. [Rebornverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora