Una oportunidad más.

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La oscuridad aborda el ambiente. La noche en el bosque era siempre un lugar infortunado si no se iba con cuidado, o, peor aún, sin herramientas para protegerse.

Una carreta se mueve en este lugar bajo la dirección de una gran criatura con enormes patas y fuertes pasos. Al haberse adentrado bastante, parecía que habían captado la atención de algunas criaturas que se encontraban activas en este horario.

Este lugar era más que infortunado para el más débil.

"Es suficiente, Firo. Detente."

El llamado de Naofumi capta atención del enorme ave que se detiene sin discutir. Es entonces que el héroe del escudo dentro de la carpa se da la vuelta desde donde miraba el exterior, logrando la atención de todo su equipo. Avanza lenta y ruidosamente hasta un hombre regordete y semidesnudo que lo mira con horror mientras intenta exclamar desesperado algo que se cubre por el pañuelo en su boca. Sus manos y pies atados solo reafirmaban lo que era, un prisionero.

"Fin del viaje, cerdo. Hemos llegado a tu juicio." Informó con infame tranquilidad el de cabello negro mientras pasaba de largo y se dirigía hacia la salida de la carreta, por donde se preparó para bajar, deteniéndose en el último momento. "Raph, tráelo. Kal, preparate..." Ordenó sin darse la vuelta, finalmente saliendo.

"A-Ah... ¿Y yo?" Preguntó Rifana con cierta preocupación por como el héroe parecía ciertamente alejado en su forma de ser habitual.

"No tardaremos." Le avisó el conejo tranquilamente, disponiéndose a bajar sin miramientos. Raphtalia cortó las sogas en los pies del hombre y le amenazó con su espada para que avanzara, para pavor de este que obedeció resignado y aterrado.

"¿R-Raph?" Intentó llamar a su amiga la pequeña, pero la mayor no contestó y siguió su labor. El sujeto finalmente baja, y ella también... Rifana solo se acerca a Firo, y esta voltea de reojo para ver su incertidumbre. "Tate no yuusha-sama nos dijo de sus reglas, pero..."

"Rifa." Le avisa Firo con su tono habitual, pero bastante seriamente. "A maestro no le agradan las malas personas. De hecho, cree que solo él debe ser malo para ayudar a otros... Porque cuando otros hacen el mal, es para herir o lastimar... Y cuando se encuentra con gente así, él no lo acepta..."

"Ese hombre era el responsable de lo que había pasado en la ciudad en la que estuvimos, ¿No? El anciano al que votaron parecía ser más amigable."

"Maestro dejó que el pueblo decidiera quien seguiría gobernando, por eso hicieron esas cosas, pero declaró que se responsabilizaría del gobernador anterior. Eso es lo que está haciendo ahora."

El silencio gobierna en ambas mientras la reflexión surca en la situación. Ella no puede evitar sentirse preocupada e insiste.

"¿Es realmente necesario esto?"

Firo solo mira a la luna casi cubierta por los enormes árboles. Su resplandor tenue casi alumbrando los alrededores, era claro que sin su visión nocturna o las habilidades del escudo de Naofumi, no saldrían de ahí sin luz...

"Firo no sabe... Pero Maestro..."

Naofumi se halla quieto en el lugar, observando el basto infinito en la oscuridad. Su mano derecha sosteniendo un palo al que enciende con ayuda del escudo de pólvora al que golpea levemente para generar chispas. Con la luz en el ambiente, la mirada sombría del héroe se hace presente.

Voluntad de Escudero. [Rebornverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora