𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐅𝐄𝐀𝐑 | 𝟔 𝐔𝐍𝐃𝐄𝐑𝐆𝐑𝐎𝐔𝐍𝐃|

━━ 𝐔𝐍𝐎

🌐 FLORENCIA, ITALIA

—Uno a Cero ¿estás en tu posición? —escucho a Uno preguntar por el audífono.

—Aquí mismo estoy —contesto apreciando la bonita estructura del edificio Italiano donde se encontraba el abogado.

—Adelante entonces, Dos y yo ya vamos —me dice y corta la transmisión.

Sin dejar que pase más el tiempo, me encamino hacia el pequeño edificio de cuatro pisos. La habitación de nuestro objetivo estaba en el cuarto así que tuve que ingeniármelas para subir hasta llegar al borde de la ventana, pero aún no podía entrar así que intente encontrar algo en que apoyarme para evitar cansarme y esperar a la señal, lo malo es que el edificio no era exactamente nuevo por lo que donde intentara apoyar un pie se desintegraba el material.

—Aquí Cero a Uno ¿les falta mucho? —pregunto con la esperanza de alguna afirmación positiva.

—Espera un segundo más, estamos llegando —responde e intento mentalizarme en otra cosa que no sea el dolor en mis brazos. Era como aguantar en una puta barra, el peso de mi cuerpo se hacia notar en mis extremidades y me cansaba.

—Mierda apúrense —digo y puedo notar mi tono agitado. Mis manos comenzaban a doler por el roce del ladrillo desgastado y estaba segura de que mi rostro ya estaba rojo.

—¿Sucede algo Cero? —escucho preguntar a Cuatro y una pequeña sonrisa se asoma en mi cara, pero la escondo de inmediato.

—Es solo que estoy colgando de una maldita ventana y aunque se supone que tengo un buen estado físico, el correr antes me ha cansado —respondo y escucho la risa de Uno y Cuatro. Aunque la primera la escucho detrás de la ventana en la que estaba sostenida. No jodas.

—Lo puedo ver claramente, pareces un tomate pequeña Cero —dice burlescamente Uno al verme tras la ventana, pero aún sin abrirla para que pudiera entrar.

—Mierda Uno no me digas que haz estado ahí hace mucho, porque no dudare en golpearte cuando te tenga frente a mi imbecil.

—Tus amenazas no tienen efecto en mi jovencita de boca sucia —dice y finalmente abre la ventana, veo su intención de ayudarme, pero dentro de estos dos meses he aprendido a conocer pequeñas cosas como por ejemplo, es un jodido idiota sarcástico, así que tenía claro que si llegaba a tomar de su mano ahora, el iba a quitarla antes de llegar a tocarla.

—No quiero tu puta ayuda Uno —conteste y con la poca fuerza que me quedaba en mis brazos me impulse y entré. Mis brazos se sentían como gelatina, pero me las arregle dandole unos masajes para relajar los músculos mientras íbamos de camino a la habitación del abogado.

—Toc toc —Uno dijo sin esperar respuesta y entró con nosotras detrás—. Buenos días señor abogado —pude ver como se sobresaltaba en su propio asiento.