𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐅𝐄𝐀𝐑 | 𝟔 𝐔𝐍𝐃𝐄𝐑𝐆𝐑𝐎𝐔𝐍𝐃|

━━ 𝐓𝐑𝐄𝐒

🌐 DESIERTO DE CALIFORNIA

El calor comenzaba a sofocarme cada vez más y aunque mi ropa fuese ligera nada realmente parecía funcionar. Moje mi cara por tercera vez en cinco minutos intentando refrescarme y al levantar mi vista hacia el pequeño espejo frente a mi pude fijarme en una pequeña herida en mi frente, probablemente por algún imbecil en Florencia.

Uno habia salido hace cuatro días por la mañana en busca de su nuevo juguete y aunque no nos dijera exactamente cuando estaría de regreso en la base, nos había dicho que posiblemente entre tres o cuatro días estaría de vuelta y hoy quizás era ese supuesto día en donde llegaba con el nuevo, Siete supongo.

—Joder con este calor de mierda —gruñí sin dejar de ver mi reflejo irritado por la sensación de incomodidad en mi cuerpo. Si pudiera estar desnuda como lo hacia en mi departamento cuando me pasaba lo mismo, sin dudarlo lo haría.

Estaba algo aburrida y solo eran las diez de la mañana. Mi día empezaba a las siete comúnmente, pero sin Uno era como estar de vacaciones así que aprovechaba de descansar y más ahora donde se que tengo que estar con toda mi capacidad disponible y más.

Cuando me dirigí hacia la sala de juntas no me encontré con nadie, suponía que cada uno andaba en lo suyo en otro lado o quizás durmiendo. Para pasar el rato decidí en ir a visitar a Seis que ya se encontraba mucho mejor.

—Hey —salude cuando lo vi acostado en su cama viendo algo en la pequeña televisión—. ¿Como se encuentra el paciente?

—Hey Cero, la verdad mucho mejor —me contesta y resopla—. Ya quiero levantarme de esta jodida cama y manejar otra vez.

—Ya pronto, solo espera a que cicatrice bien esa fea herida o sino podrías morir desangrado y eso no sería lindo de ver —le digo y el ríe un poco.

—Ni tampoco de sentir —agrega y asiento riendo—. Y este estupido calor no ayuda en nada tampoco —se queja nuevamente y asiento de acuerdo.

—Lo se, es una mierda —Seis voltea los ojos cerrándolos y luego los abre mirándome con confusión—. ¿Que? ¿Que pasa? —le pregunto.

—¿Donde está el resto? Cinco vino ayer por la tarde a revisarme, pero hoy nadie a venido a verme, excepto por ti claro.

—Que triste sonó eso compañero —digo y me encojo de hombros—. No lo se la verdad, no me he topado con nadie.

—¿Ni con Cuatro? —me pregunta y una sensación de emoción me inunda por un segundo para luego fruncir mi ceño.

—¿Por qué con Cuatro? —le pregunto y me apoyo mejor en la puerta.