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🌐 DESIERTO DE CALIFORNIA
—Entonces ¿que es lo que sigue? —pregunta Tres luego de un largo silencio.
—Ya deberías saberlo Tres, pero aquí vamos otra vez —responde Uno soltando un suspiro—. El plan de Las Vegas salió perfecto, los generales están fuera de nuestro camino y literalmente del mapa, por lo que ahora seguimos con el plan en Hong Kong para llegar a Murat.
—Gracias por refrescarme la memoria, tengo todo claro como el agua —le responde el mexicano.
—¿Si? Pues que no se te vuelva a olvidar que ya es la tercera vez —dice el gruñón de Uno y Tres solo gira los ojos aguantandose las ganas de responderle de mala manera.
—¿Cuando salimos? —pregunto en dirección al idiota de nuestro líder.
—En dos días, así que vayan alistando sus cosas que los quiero a todos jodidamente preparados para lo que se viene.
Me levanto de la incomoda silla en donde había estado sentada todo este tiempo en el que Uno nos había reunido para decirnos unas cuantas cosas, entre ellas lo bien que había salido el plan de Las Vegas. Para mi fue un trabajo de mierda a comparación de mis compañeros que no tuvieron que lamerle el trasero a Garioff, pero bueno, al final de ese sufrimiento tuve mi recompensa y una bastante buena.
—Que extraño verte con una sonrisa Cero —escucho y me volteo de inmediato hasta encontrarme con la sonrisa de Cinco y Seis.
—¿Algo que decir ante ese tal milagro? —continua Seis molestando, como siempre.
—Yo si sonrío, quizás no muy a menudo pero lo hago ¿quieres saber cuando lo hago más? —le pregunto y este sonríe asintiendo—. Cuando no te estoy viendo —respondo haciendo reír a la morena.
—Super graciosa, tanto que quizás no deberías estar haciendo este trabajo ya que te queda mejor ser payasa, ya tienes la cara —me dice y río un poco.
—¿Ves? Me he reído —digo y volteo para seguir mi camino e ir por las llaves del auto.
El vuelo había sido corto, por lo que no tuve mucho tiempo de dormir ni de comer, aunque al llegar no se me hizo muy difícil quedarme dormida al acurrucarme contra mi almohada, ahora solo me faltaba recargar mi energía con comida y tenía unas inmensas ganas de comerme un pizza familiar para mi sola.
—¿A donde crees que vas pequeña Cero? —escucho una irritante voz a mis espaldas mientras mi mano se encontraba abriendo la puerta del auto.
—Solo voy a comprar una pizza Uno —le respondo y giro encontrándome con su típica sonrisa en su rostro—. No he comido nada desde que llegamos y no rendiré al máximo como te gusta.
